
Un apagón general volvió a afectar este martes a La Habana y a amplias zonas del país tras una avería en las redes eléctricas que provocó la salida simultánea de varias unidades generadoras clave del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), según informaron autoridades del sector energético. El nuevo fallo se suma a una serie de interrupciones que evidencian el deterioro sostenido del sistema eléctrico cubano y la creciente vulnerabilidad del suministro energético.
Según dijo escuetamente la Unión Eléctrica en su cuenta de Facebook el incidente se produjo alrededor de las 13:32 horas, cuando se desconectaron de forma imprevista instalaciones estratégicas para la generación y estabilidad del sistema. Entre las unidades afectadas se encuentran la Unidad 8 de la Central Termoeléctrica Máximo Gómez, en Mariel, los motores de respaldo de esa planta, la patana flotante de Regla y una máquina de la planta Energás Boca de Jaruco, ubicada en la provincia de Mayabeque.
Fallo técnico y respuesta de la Unión Eléctrica
De acuerdo con los reportes preliminares, la salida de servicio de estas unidades redujo drásticamente la capacidad de generación disponible, obligando a aplicar cortes de emergencia para evitar una caída mayor del sistema. La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informó que algunas de las instalaciones afectadas comenzaron procesos de arranque paulatino, mientras brigadas técnicas trabajaban en la evaluación de los daños y en la recuperación del servicio.
No obstante, las autoridades no ofrecieron un cronograma preciso para la normalización del suministro ni explicaron en detalle las causas técnicas que originaron la avería, una práctica recurrente en comunicados oficiales ante este tipo de eventos.
Un sistema eléctrico al límite
El apagón de este martes ocurre en un contexto de estrés extremo del SEN, que en los últimos meses ha operado con déficits estructurales de generación. En jornadas recientes, el país ha registrado faltantes superiores a los 1,800 megawatts, mientras que el día previo al evento el déficit máximo alcanzó los 2,007 megawatts, uno de los niveles más altos reportados en lo que va de año.
Este escenario responde a una combinación de factores: centrales termoeléctricas envejecidas, frecuentes averías, mantenimientos postergados, escasez de combustible y una alta dependencia de tecnologías obsoletas, muchas de ellas con décadas de explotación continua.
La Habana y el occidente, entre los más afectados
Aunque históricamente La Habana ha tenido un tratamiento preferencial en la distribución de electricidad, en los últimos meses los apagones en la capital se han intensificado, tanto en frecuencia como en duración. Barrios enteros han quedado sin servicio durante varias horas, incluso en horarios diurnos, una situación que hasta hace poco era poco común en la ciudad.
En el occidente del país, las interrupciones han sido aún más prolongadas, generando un impacto acumulativo sobre la actividad económica, el comercio, el transporte y la prestación de servicios esenciales.
Consecuencias sociales y económicas
Los apagones tienen un impacto directo en la vida cotidiana de millones de cubanos. La falta de electricidad afecta el acceso al agua potable, la conservación de alimentos, el funcionamiento de hospitales, escuelas y centros productivos, así como la conectividad y las comunicaciones.
Para muchos ciudadanos, los cortes prolongados también implican mayores gastos, ya sea en combustibles alternativos, equipos de respaldo o reparaciones de electrodomésticos dañados por fluctuaciones de voltaje, en un contexto económico marcado por la inflación y la escasez.
Un problema estructural sin solución inmediata
Expertos en energía coinciden en que la reiteración de apagones generalizados refleja un problema estructural de largo plazo, cuya solución requiere inversiones significativas, modernización tecnológica y una planificación sostenida que excede las respuestas de emergencia.
Mientras tanto, la UNE continúa apelando a medidas temporales para mantener el sistema operativo, en medio de una demanda elevada y recursos limitados. Sin un plan integral de recuperación, advierten especialistas, el sistema seguirá expuesto a fallas en cascada como la registrada este martes.
Reacciones ciudadanas: frustración, cansancio y denuncias en redes sociales
Tras el apagón general, las redes sociales se convirtieron nuevamente en un espacio de desahogo y denuncia para miles de cubanos afectados por la interrupción del servicio eléctrico. En plataformas como Facebook, X (antes Twitter) y Telegram, numerosos usuarios compartieron imágenes de barrios completamente a oscuras, ventiladores detenidos y calles sin alumbrado público en distintos puntos de La Habana.
“Otra vez lo mismo y sin explicación. Se va la corriente a plena tarde y nadie dice cuándo regresa”, escribió una usuaria residente en el municipio Cerro, en un comentario que fue replicado decenas de veces. Mensajes similares se multiplicaron desde municipios como Centro Habana, Diez de Octubre, Marianao y La Lisa.
Otros ciudadanos señalaron la duración e imprevisibilidad de los cortes, incluso en la capital. “Antes al menos La Habana tenía horarios más estables. Ahora los apagones llegan sin aviso”, comentó un internauta, reflejando una percepción cada vez más extendida entre los habaneros.
Impacto emocional y desgaste cotidiano
Más allá de la falta de electricidad, muchos mensajes reflejaron el agotamiento emocional que generan los apagones recurrentes. “No es solo la corriente, es el calor, los niños, los ancianos, la comida que se pierde”, escribió una madre en un grupo comunitario, aludiendo a las dificultades domésticas que se agravan con cada interrupción.
Algunos usuarios también denunciaron los daños a electrodomésticos provocados por las fluctuaciones de voltaje tras el restablecimiento parcial del servicio. “Cuando vuelve la luz, vuelve con picos que queman lo poco que uno ha podido comprar”, afirmó otro comentario ampliamente compartido.
Incertidumbre energética persistente
A la espera de una restauración completa del servicio, millones de cubanos enfrentan otro episodio de incertidumbre energética, marcado por el calor, la paralización parcial de actividades y la falta de información clara sobre la evolución de la crisis.
El apagón general en La Habana no es un hecho aislado, sino un síntoma visible de un sistema eléctrico al borde de su capacidad, cuya fragilidad se ha convertido en una constante de la vida diaria en Cuba.
Críticas a la información oficial
Una de las quejas más recurrentes en redes fue la escasa información oficial sobre las causas del apagón y los tiempos de recuperación. Varios usuarios cuestionaron que los comunicados se limitaran a anunciar la salida de servicio de unidades sin ofrecer explicaciones técnicas claras ni estimaciones concretas.
“Siempre dicen que están trabajando, pero nunca dicen por qué pasa ni cuándo se resuelve”, señaló un internauta, mientras otros reclamaron mayor transparencia y comunicación directa con la población.





