Trump sufre revés judicial: juez rechaza su demanda multimillonaria contra el periódico estadounidense The New York Times

Un juez de Estados Unidos bloqueó la demanda del presidente Donald Trump contra The New York Times, varios de sus reporteros y la editorial Penguin Random House por $15 mil millones tildándola de inadmisible. En la querella el mandatario, acusaba a los medios de comunicación y a la casa editorial de difundir afirmaciones falsas sobre aspectos clave de su vida: su fortuna personal, su relación con su padre, su ascenso a la fama gracias al programa The Apprentice y sus negocios.

Los abogados de Trump sostuvieron que existió “malicia real”, un estándar legal que exige demostrar que el medio actuó con conocimiento de la falsedad de la información o con un grave desprecio hacia la verdad, requisito esencial en los casos de difamación contra figuras públicas.


La decisión del juez

El caso fue revisado por el juez federal de Florida, Steven Merryday, quien resolvió desestimar la demanda. El fallo se basó en que la querella, de 85 páginas, estaba plagada de lenguaje inflamatorio, retórica política y ataques personales, en lugar de exponer los hechos y reclamos legales de manera clara y concisa.

El magistrado recalcó que el tribunal no es un foro para discursos políticos ni propaganda, sino para alegatos jurídicos estructurados bajo las normas procesales. Por esa razón, determinó que el escrito no cumplía con el requisito de ser una “short and plain statement” (una exposición breve y precisa de los fundamentos de la demanda).

Un plazo para corregir

Aunque desestimó la acción legal, el juez concedió a Trump un plazo de 28 días para presentar una nueva versión de la demanda, con un máximo de 40 páginas y ajustada a los estándares exigidos por la corte. Si lo hace, el tribunal decidirá si el caso puede avanzar hacia un juicio.

«Una queja es una declaración breve, clara y directa de alegaciones de hecho suficiente para crear un reclamo de reparación aparentemente plausible y suficiente para permitir la formulación de una respuesta informada. Aunque los abogados reciben un mínimo de libertad expresiva al alegar el reclamo de un cliente, la queja en esta acción se extiende mucho más allá del límite exterior de esa latitud», dice el fallo del juez.

El magistrado advirtió que, aun cuando se asumiera como cierto todo lo expuesto en la denuncia, ese documento no puede transformarse en un espacio para acumular supuestas pruebas, ensayar argumentos sesgados o extenderse en citas legales interminables. Subrayó que una querella no es un escenario para desahogos personales ni un púlpito para lanzar ataques contra la parte contraria, sino un instrumento jurídico con un fin específico.


Los abogados del presidente dijeron en la demanda que presentaron el pasado martes que el New York Times se transformó en un «proveedor líder y sin disculpas de falsedades» por redactar varios artículos en contra de Trump, entre ellos uno relacionado con John Kelly, exjefe de gabinete de Trump en el que se planteaba que ese gobernaría como un dictador.

«Hoy, el Times es un portavoz a pleno pulmón del Partido Demócrata. La rutina editorial del periódico es ahora de difamación a escala industrial y calumnia contra los opositores políticos», dice la demanda presentada por los representantes del político republicano.

Los abogados defensores de Trump sostienen que tanto The New York Times como la editorial Penguin Random House intentaron minar no solo la ‘reputación de éxito empresarial, reconocida a nivel mundial y fruto de años de esfuerzo’ del expresidente, sino también afectar directamente sus aspiraciones de regresar a la Casa Blanca en las elecciones de 2024.

Precedentes legales y obstáculos

Los expertos legales señalan que este tipo de demandas enfrenta serios obstáculos en Estados Unidos debido a la fuerte protección de la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de prensa. Para que Trump tenga éxito, deberá demostrar no solo que la información publicada era falsa, sino que los periodistas y editores actuaron de forma deliberada con intención de dañar su reputación o con negligencia grave.

En casos anteriores, tanto Trump como otras figuras públicas han tenido dificultades para superar ese umbral legal. La Corte Suprema, en el histórico fallo New York Times v. Sullivan (1964), estableció que la libertad de expresión y la prensa tienen un margen amplio de protección frente a demandas de difamación, especialmente cuando se trata de personajes de interés público.

Contexto político y mediático

La demanda se enmarca en la larga disputa de Trump con los principales medios de comunicación del país, a quienes acusa de difundir “fake news” para afectar su imagen política. Durante su presidencia y en sus campañas posteriores, ha convertido sus enfrentamientos con la prensa en un pilar de su estrategia de comunicación.

Este revés judicial ocurre en un momento en que Trump busca fortalecer su posición pública y política, y refleja las dificultades de trasladar al terreno legal sus denuncias contra el periodismo crítico.

Implicaciones futuras

Si Trump decide enmendar la demanda, el proceso podría reabrirse y poner nuevamente a prueba los límites de la cobertura mediática sobre figuras públicas. De lo contrario, esta desestimación podría considerarse una victoria simbólica para The New York Times y para la libertad de prensa en Estados Unidos.

«El New York Times no se dejará disuadir por las tácticas de intimidación. Continuaremos investigando los hechos sin miedo ni favoritismo y defenderemos el derecho de la Primera Enmienda de los periodistas a hacer preguntas en nombre del pueblo estadounidense», dijo el prestigioso periódico.

El caso, además, mantiene vivo el debate sobre hasta qué punto los tribunales deben intervenir en disputas entre líderes políticos y medios de comunicación, y cuáles son los límites entre el derecho al honor y la protección constitucional del periodismo crítico.


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