
La administración del presidente Donald Trump presentó oficialmente las “Trump Accounts”, un nuevo instrumento financiero diseñado para que millones de niños en Estados Unidos comiencen su vida con un capital de inversión inicial.
El programa, parte del amplio paquete fiscal y de gasto aprobado por el Congreso, ha generado un intenso debate nacional debido a su impacto económico potencial, su alcance social y las implicaciones políticas que acarrea. La donación histórica del empresario tecnológico Michael Dell y su esposa Susan, por un total de $6.250 millones, ha elevado aún más el perfil y la controversia en torno a la iniciativa.
Un programa sin precedentes: capital desde el nacimiento
Las Trump Accounts establecen que todo bebé nacido entre 2025 y 2028 recibirá automáticamente $1.000 dólares por el gobierno federal, siempre que los padres o tutores abran la cuenta a tiempo. Esta cuenta funcionará como un fondo de inversión de largo plazo, gestionado por firmas privadas que invertirán principalmente en índices bursátiles.
Mientras el niño califique, cualquier padre tiene la libertad de abrirle una cuenta, independientemente de su situación migratoria o los documentos que posea. Sin embargo, los fondos no podrán ser retirados hasta que el beneficiario alcance los 18 años, momento en que podrán utilizarse para pagar estudios, adquirir una vivienda o financiar un negocio.
Las cuentas no estarán habilitadas para recibir fondos hasta julio de 2026. No obstante, los padres de menores elegibles ya pueden registrarse mediante el Formulario 4547 del IRS. Para la tarde del martes, el documento todavía no figuraba en el portal oficial de Trump Accounts.
El gobierno ha descrito este esfuerzo como una forma de “democratizar la riqueza”, permitiendo que los niños, incluso de familias de bajos recursos, tengan acceso a un mecanismo de inversión que históricamente ha beneficiado solo a quienes heredan propiedades, trusts o ahorros familiares significativos.
La Casa Blanca sostiene que este plan forma parte de una arquitectura mayor para incentivar una cultura financiera más sólida, tratando de incrementar la participación de la población en los mercados y reducir la brecha de patrimonio entre grupos socioeconómicos.
La mega-donación de los Dell: $250 para 25 millones de niños
El anuncio adquirió un nuevo nivel de magnitud cuando Michael y Susan Dell revelaron una de las donaciones filantrópicas más grandes en la historia de Estados Unidos. Los $6.250 millones serán utilizados para entregar $250 adicionales a aproximadamente 25 millones de niños de hasta 10 años, quienes por haber nacido antes de 2025 no eran elegibles para el aporte estatal de $1.000.
Con esta contribución, los Dell buscan incentivar la participación masiva en el programa y ampliar su impacto social. La pareja ha participado anteriormente en iniciativas educativas y tecnológicas, pero esta es, con diferencia, la inversión filantrópica más ambiciosa que realizan, y una de las más grandes jamás dirigidas a la infancia en Estados Unidos.
La acción también envía un mensaje político y económico claro: la idea de que el sector privado y la filantropía pueden desempeñar un rol significativo en la construcción de patrimonio en sectores vulnerables.
Por qué este programa llega ahora: contexto económico y político
El lanzamiento de las Trump Accounts ocurre en un contexto marcado por presiones fiscales, debates intensos sobre desigualdad y una reorientación de prioridades de la administración Trump. El gobierno ha impulsado recortes profundos en programas sociales tradicionales —como asistencia alimentaria, subsidios de salud y apoyo de cuidado infantil— con el argumento de combatir el fraude y reducir el tamaño del Estado.
En ese marco, las Trump Accounts representan un enfoque distinto: un intento de promover la autosuficiencia mediante la inversión y el ahorro a largo plazo, reemplazando gradualmente algunas ayudas directas por herramientas orientadas al crecimiento de patrimonio personal.
Críticos del programa señalan que esta sustitución podría agravar la vulnerabilidad de familias de bajos ingresos, que dependen de servicios inmediatos más que de inversiones a futuro. Organizaciones comunitarias advierten que, sin ingresos suficientes para realizar aportes regulares a estas cuentas, la brecha patrimonial podría mantenerse o incluso ampliarse.
Lo que prometen los defensores: una herramienta para reducir desigualdades
Economistas favorables al programa destacan que distintos estudios han demostrado que poseer un fondo financiero al llegar a la adultez puede influir significativamente en oportunidades educativas y económicas. La idea de un “capital inicial universal” ha sido discutida durante décadas, aunque sin implementaciones a gran escala.
Para sus defensores, las Trump Accounts podrían contribuir a reducir barreras iniciales para acceder a la universidad, facilitar la compra de vivienda antes de los 30 años, impulsar la creación de nuevos negocios entre jóvenes, así como comentar hábitos financieros saludables desde la niñez.
La Casa Blanca asegura que esta medida permitirá que millones de jóvenes comiencen su vida adulta con un colchón financiero que, dependiendo del rendimiento del mercado, podría multiplicarse con el tiempo.
En cambio, los detractores, las cuentas no ofrecen un apoyo real en los primeros años de los niños, precisamente cuando enfrentan mayor fragilidad y riesgo de pobreza. Añaden además que esta iniciativa no logra contrarrestar los recortes impulsados por la administración Trump y los legisladores republicanos en programas clave para las familias, incluidos la asistencia nutricional y Medicaid.
Críticas persistentes: ¿quiénes se quedan atrás?
Las preocupaciones no han desaparecido. Diversos analistas insisten en que, para millones de familias, un aporte único de $1.000 —o incluso los $250 donados por los Dell— será insuficiente sin un entorno económico que permita realizar contribuciones adicionales con frecuencia.
Otro punto de debate es el riesgo asociado a que los fondos dependan del mercado bursátil. Mientras el gobierno sostiene que los fondos indexados son seguros a largo plazo, economistas advierten que la volatilidad del mercado podría afectar desproporcionadamente a las familias más pobres, que no tienen otros activos para amortiguar posibles pérdidas.
Además, críticos subrayan que el programa podría favorecer principalmente a familias con mayor educación financiera, mejor acceso a asesoría y mayor capacidad para entender o aprovechar instrumentos de inversión.
Una apuesta generacional cuyo impacto se definirá en el tiempo
A pesar del debate, las Trump Accounts se perfilan como uno de los programas de construcción de patrimonio más grandes y ambiciosos en la historia reciente del país. La unión entre fondos públicos y filantropía privada, encabezada por la donación récord de los Dell, añade un componente simbólico y práctico que podría cambiar la percepción social sobre la importancia del ahorro temprano.
El éxito o fracaso de esta iniciativa se medirá en el largo plazo: en cuántas familias logren abrir las cuentas, cuántas puedan mantener aportes regulares y cuánto crezcan los fondos a medida que los niños avanzan hacia la adultez.
Por ahora, la administración Trump apuesta a que esta política marcará un antes y un después en la forma en que Estados Unidos piensa la movilidad social y la creación de patrimonio. Los críticos, mientras tanto, advierten que ninguna cuenta de inversión puede sustituir adecuadamente servicios esenciales para las familias más vulnerables.





