
La policía de Miami-Dade arrestó a Marilyn Morel, una mujer acusada de operar una lotería clandestina dentro de un supermercado ubicado en North Miami Beach, en un caso que pone nuevamente bajo la lupa la persistencia de la tradicional “bolita” en el sur de Florida.
Según el informe policial, la acusada utilizaba una computadora instalada en el establecimiento para registrar apuestas, recolectar dinero y emitir comprobantes a los jugadores, simulando un negocio legal ante los demás clientes del local. Aunque las autoridades no dijeron la nacionalidad de la acusada todo parecer indicar que es cubana ya que este juego tiene raíces en la isla.
Cómo funcionaba la presunta operación clandestina
El arresto ocurrió en el Supermercado Prestige, situado en la 2nd Avenue NW, donde los agentes identificaron un punto de apuestas oculto en un área interna del negocio. Documentos revelan que Morel presuntamente actuaba como operadora del juego, recibiendo apuestas de números que luego se comparaban con los resultados de loterías autorizadas de Florida, Nueva York o Georgia.
Durante la intervención, la policía confiscó dinero en efectivo, recibos impresos, hojas con números jugados y un registro digital de participantes. Para los investigadores, el volumen y la organización del material incautado indican que no se trataba de un intento aislado, sino de una estructura activa que contaba con clientes frecuentes y horarios de operación.
Hasta el momento, no se sabe si el supermercado tenía conocimiento de la actividad ilegal, aunque el uso de una computadora dentro del establecimiento es un elemento que podría ampliar la investigación.
La “bolita”: tradición popular convertida en delito en Florida
El caso se enmarca en un fenómeno histórico dentro de comunidades caribeñas, especialmente la cubana. La “bolita” —un sistema de apuestas que se remonta al siglo XIX— llegó al sur de Florida con los primeros exiliados cubanos, quienes lo adaptaron como una práctica cultural arraigada, pese a su ilegalidad.
En esencia, el juego consiste en apostar a uno o varios números y, posteriormente, comparar esos dígitos con los resultados de loterías oficiales. Al no requerir sorteos propios, las operaciones clandestinas evitan generar trazas evidentes, lo que dificulta su detección por parte de las autoridades.
No obstante, en Florida la práctica es ilegal. La ley estatal prohíbe cualquier forma de juego de azar no autorizado, independientemente de su tradición cultural o del nivel de organización.
Un fenómeno con historia en el sur de Florida
Durante las décadas de 1980 y 1990, varias operaciones de “bolita” fueron vinculadas a redes delictivas más amplias, lo que llevó a un incremento en las investigaciones y detenciones. Aunque en la actualidad estas redes son menos visibles, las autoridades locales aseguran que continúan operando de manera fragmentada en tiendas pequeñas, residencias privadas y puntos informales dentro de vecindarios de alta presencia caribeña.
La policía ha expresado en repetidas ocasiones que estas actividades no solo evaden impuestos, sino que también pueden servir como puerta de entrada a delitos como lavado de dinero, préstamos ilegales o cobros extorsivos.
Consecuencias legales para la acusada
Marilyn Morel enfrenta cargos por administrar un juego de azar sin licencia, un delito que puede derivar en multas, confiscación de bienes e incluso pena de cárcel, dependiendo de la magnitud de la operación y de si se comprueba que existían más personas involucradas.
La investigación continúa abierta y no se descarta la posibilidad de que otras figuras relacionadas con la operación —incluyendo propietarios del supermercado, posibles corredores o apostadores frecuentes— puedan ser citadas o detenidas.
La tensión entre cultura, tradición y ley
Este caso abre nuevamente el debate sobre la permanencia de tradiciones culturales que chocan con el marco legal estadounidense. Para muchos inmigrantes, la “bolita” no es solo un juego, sino un elemento identitario y un sistema comunitario de interacción social. Sin embargo, para las autoridades, representa una actividad clandestina que opera al margen de la ley, con riesgos financieros y sociales.
En zonas como Hialeah, West Little River y partes de Homestead, las investigaciones sobre bolita suelen resurgir cada cierto tiempo, a pesar de que las comunidades afectadas aseguran que su presencia es mucho menor que décadas atrás.
¿Un caso aislado o el inicio de una investigación mayor?
El arresto de Morel podría ser el primer paso de una pesquisa más amplia. Según fuentes policiales consultadas en operativos previos, cuando se identifica un punto de apuestas activo, suele haber conexiones con corredores intermedios, “bancos” o centros de pago que operan desde residencias privadas.
En este caso, los agentes no han revelado si hallaron indicios de una red mayor, pero la cantidad de recibos y registros incautados podría arrojar pistas sobre la extensión del esquema.





