Seaquarium baja el telón: Virginia Key se prepara para un renacimiento ecológico después de años de polémicas

Acuario de Miami. Foto: Video de YouTube de Agencia EFE

El Miami Seaquarium, inaugurado en 1955 y durante décadas uno de los principales atractivos turísticos del sur de Florida, cerró sus puertas definitivamente el domingo 12 de octubre de 2025, poniendo fin a una historia de luces y sombras que reflejó el cambio de mentalidad de una sociedad más consciente del bienestar animal.

El cierre, confirmado tras la declaración de bancarrota de The Dolphin Company, actual operadora del recinto, fue recibido con júbilo por grupos ecologistas que durante años exigieron su clausura como PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) quien publicó en Instagram la noticia.


«Estamos celebrando afuera del Miami Seaquarium descorchando champán y diciendo «¡Sea ya más tarde, abusadores de animales!» Después de 70 años de miseria, este lugar finalmente está cerrando, y estamos pidiendo que los animales sobrevivientes sean liberados o enviados a santuarios de buena reputación», dice el mensaje de las redes sociales.

Frente a la entrada del parque, en la isla de Virginia Key, decenas de activistas celebraron el fin del acuario con champaña, pancartas y un mensaje claro: “En memoria de Lolita”, la orca que murió en 2023 tras pasar más de cinco décadas en cautiverio, convertida en símbolo mundial contra la explotación animal.

Años de denuncias y sanciones federales

El Miami Seaquarium acumuló décadas de denuncias, investigaciones y sanciones por parte de organismos federales y locales. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicó varios informes que documentaron condiciones inadecuadas para los animales: tanques deteriorados, exposición prolongada al sol, incompatibilidad entre especies y deficiencias veterinarias.

Con base en dichas observaciones, el condado decidió rescindir el contrato de arrendamiento en 2024 y presentar una demanda de desalojo ante los tribunales.


Los grupos animalistas, entre ellos PETA, Animal Recovery Mission y Save Lolita, denunciaron reiteradamente que el parque mantenía a los animales en espacios pequeños, sometidos a estrés y a una alimentación limitada. Las protestas se intensificaron después de la muerte de Lolita —también conocida como Tokitae—, considerada por muchos el último vestigio de una era en la que los espectáculos con animales marinos eran vistos como entretenimiento familiar.

“Después de más de 50 años de encerrar animales en tanques de concreto pequeños, denegarles atención veterinaria y hacerlos pasar hambre, por fin está cerrando el Miami Seaquarium”, expresó la portavoz de PETA Wendy Fernández durante la manifestación del domingo.

Batallas legales y colapso financiero

El cierre no fue producto de una decisión aislada, sino del colapso económico y jurídico del parque. Desde 2023, el condado de Miami-Dade, propietario del terreno, había iniciado una disputa legal para revocar el contrato de arrendamiento con The Dolphin Company, argumentando incumplimientos en el mantenimiento de las instalaciones y violaciones reiteradas a las normas de bienestar animal.

Aunque un juez inicialmente bloqueó el desalojo inmediato, la presión pública, la caída en la venta de entradas y los costos judiciales precipitaron la crisis. En marzo de 2025, la empresa se declaró en bancarrota federal, fijando el 12 de octubre como fecha definitiva de cierre operativo.

El Seaquarium, que alguna vez fue escenario de películas, anuncios turísticos y visitas escolares, pasó de ser un ícono del turismo familiar de la posguerra a un caso emblemático sobre los dilemas éticos del entretenimiento con animales.

¿Qué pasará con los animales?

Actualmente, más de un centenar de ejemplares, entre delfines, tortugas, manatíes, peces tropicales y aves marinas, permanecen en el recinto. Los grupos ambientalistas exigen su traslado inmediato a santuarios marinos especializados, donde puedan vivir sin ser utilizados en espectáculos.

PETA y otras organizaciones ofrecieron colaborar con el condado y con centros de rehabilitación marina en Florida y el Caribe para coordinar la reubicación. “Estos animales no deben pasar ni un día más en tanques vacíos”, afirmaron los activistas, quienes insisten en que el proceso debe ser transparente y bajo supervisión veterinaria.

Un nuevo proyecto para Virginia Key

El condado de Miami-Dade confirmó que el terreno del Seaquarium será entregado al grupo desarrollador Terra Group, que presentó una oferta de 22,5 millones de dólares para transformar el espacio en un centro educativo, recreativo y ambiental de nueva generación.

El proyecto, respaldado por la alcaldesa Daniella Levine Cava, busca reconvertir la zona en un punto de encuentro para la educación ambiental y la conservación marina. Según la propuesta, se prevén exhibiciones interactivas sobre océanos y sostenibilidad, áreas verdes, restaurantes, comercios y un paseo frente al mar que conectará con el parque histórico de Virginia Key.

También se preservarán elementos arquitectónicos icónicos del acuario, como la cúpula geodésica diseñada por Buckminster Fuller, símbolo de la era dorada del diseño moderno en Miami.

“Queremos que este lugar deje de ser recordado por el sufrimiento animal y se convierta en un centro de aprendizaje y respeto por la vida marina”, expresó la alcaldesa Levine Cava durante una conferencia de prensa.

Reacciones y significado cultural

Para muchos residentes de Miami-Dade, el cierre del Seaquarium marca un cambio cultural y moral. Lo que en los años 60 representaba progreso y entretenimiento, hoy se percibe como una práctica obsoleta.

“El Seaquarium fue parte de la infancia de muchos, pero también un recordatorio de lo mucho que hemos evolucionado como sociedad”, comentó una vecina de Coconut Grove que asistió a la protesta.

Los defensores de los animales consideran que el cierre tiene un valor simbólico comparable con la liberación de animales de circos o delfinarios en otras partes del mundo. En redes sociales, el hashtag #AdiósSeaquarium se convirtió en tendencia local, acompañado de mensajes en favor del respeto a la vida marina.

De símbolo del entretenimiento a emblema de conciencia

El Seaquarium deja atrás casi 70 años de historia, millones de visitantes y un legado que refleja la transformación de Miami. Lo que alguna vez fue sinónimo de turismo familiar se convierte ahora en un caso de estudio sobre los límites del espectáculo con animales.

“El cierre no borra el pasado, pero sí abre una oportunidad para aprender de él”, afirmó una activista durante la vigilia simbólica celebrada al anochecer. Entre velas y pancartas, los manifestantes colocaron un cartel improvisado en la verja principal: “Cerrado por crueldad. Abierto a la conciencia.”


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