Remesas y Realidades: La Compra Viral de una Cubana en EE.UU. y el Modelo de Dependencia que Persiste en Cuba

Cubana en EE.UU. Foto: Video de TikTok de @lilyperez_98

Un video difundido en redes sociales en el que una cubana residente en Estados Unidos muestra una compra masiva de alimentos y productos de primera necesidad enviada a su familia en la isla, ha generado tanto admiración como inquietud. El gesto, realizado a través de la agencia Todo Manda, muestra a la mujer rodeada de decenas de cajas con productos como arroz, leche, carnes, aceites, artículos de higiene y más. Aunque muchos celebraron su sacrificio, el episodio pone en evidencia un fenómeno más profundo y problemático: la creciente dependencia de la sociedad cubana respecto a la emigración para sobrevivir.

La protagonista del video asegura que no es millonaria, sino una trabajadora común que, tras meses de ahorro, logró reunir los recursos necesarios para “garantizarle la comida a su familia durante medio año”. Aclara que no lo hace por alardear, sino por necesidad. No obstante, este tipo de gestos, por bien intencionados que sean, también proyectan una imagen distorsionada de lo que significa emigrar y sostener económicamente a quienes permanecen en Cuba.


En redes sociales, las opiniones se polarizaron. Mientras algunos elogiaron la entrega y esfuerzo de la mujer, otros señalaron que este tipo de publicaciones idealiza el rol del emigrado como proveedor incondicional y refuerza un sistema asistencialista, donde el Estado cubano sigue desentendiéndose de sus obligaciones básicas con la población.

@lilyperez_98 #Compritas en BJ’s para la familia en #Cuba 🇨🇺❤️ Así poquito a poco se va llenando la caja 📦 rumbo a #Cuba, va llena de amor cada cosita que envío 🇨🇺✨ #LibertadparaCuba ♬ sonido original – Lily Perez

Desde una perspectiva crítica, el caso refleja la normalización de un modelo económico no sostenible, donde buena parte del consumo básico de los cubanos depende del envío de remesas o paquetes desde el exterior. Esto perpetúa una economía informal, privatizada de facto, que funciona paralelamente a la infraestructura estatal, la cual se encuentra colapsada o ausente. La paradoja es evidente: el Gobierno, incapaz de garantizar acceso a alimentos, medicinas y bienes esenciales, permite e incluso alienta el crecimiento de negocios privados que canalizan remesas y productos desde el extranjero, mientras reprime otras formas de iniciativa económica dentro del país.

Además, este fenómeno pone una carga emocional y financiera sobre los hombros de los emigrados, muchos de los cuales trabajan largas jornadas, enfrentan rentas elevadas y dificultades propias en sus países de acogida. El deber de enviar remesas, lejos de ser una opción, se convierte en una obligación moral que presiona a millones de familias y muchas veces rompe relaciones personales por expectativas insatisfechas.

Todo Manda, como otras agencias similares, se ha beneficiado de esta situación estructural. Ofrece un servicio rápido y eficiente, pero costoso, que aprovecha la desesperación de miles de cubanos. Aunque no hay ilegalidad en su modelo de negocio, sí se inserta en un contexto de desigualdad profunda y falta de alternativas reales dentro de la isla.

El caso de esta mujer, que se volvió viral por un acto generoso, no es un hecho aislado. Es la expresión pública de un sistema que ha fracasado en su función esencial: garantizar una vida digna para sus ciudadanos. Mientras el Estado siga delegando sus responsabilidades básicas en la diáspora y mientras la sociedad cubana continúe dependiendo de lo que llega “de afuera”, no habrá avance real, solo sobrevivencia.


En resumen, más allá del gesto admirable de una hija hacia su familia, la compra masiva que circula hoy en redes es el reflejo de una Cuba atrapada entre la escasez interna y el auxilio externo. Un país donde el verdadero problema no es la falta de productos, sino la falta de un modelo funcional que permita a sus ciudadanos vivir con dignidad, sin depender de la caridad de sus seres queridos en el exilio.


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