
El reguetonero cubano Leandro Medina Fellové, conocido artísticamente como Insurrecto, difundió un llamado de auxilio desde el centro de detención migratoria Alligator Alcatraz, en el sur de Florida, donde permanece bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).
A través de un audio que comenzó a circular en redes sociales y medios digitales enfocados en la comunidad cubana, el artista denunció lo que describió como condiciones de detención degradantes, insalubres y deshumanizantes.
El testimonio, dirigido tanto a la prensa como a la diáspora cubana, ha generado una ola de reacciones en plataformas digitales, reavivando el debate sobre las condiciones en los centros de detención migratoria y el trato que reciben los inmigrantes mientras esperan la resolución de sus casos legales en Estados Unidos.
“Aquí la situación es crítica”, denuncia el rapero
En su mensaje, Insurrecto describe un panorama marcado por hacinamiento, frío extremo, suciedad persistente y falta de atención médica adecuada. Según relata, los detenidos —en su mayoría cubanos— deben convivir en espacios reducidos, con baños que frecuentemente se desbordan y sin mantenimiento regular.
“Estoy en Alcatraz y esto es una reverenda mierda. La primera denuncia es sobre el personal de la prisión. Aquí los presos son quienes tienen que limpiar las celdas sin recursos. Las tazas de inodoro se tupen y se desbordan de mierda porque las tuberías no funcionan. No hay televisión ni tabletas como en otras prisiones. Dan agua en el desayuno, el almuerzo y la comida. No hay un vaso de leche aquí para los detenidos”, dijo el integrante del Clan 537.
Uno de los aspectos que más enfatiza es el uso constante de aire acondicionado a temperaturas muy bajas, lo que obliga a los detenidos a comer “temblando” y sin acceso suficiente a ropa de abrigo, una queja recurrente en distintos centros de detención migratoria del país. “Hay maltrato, racismo. Tienen tremenda mala forma los oficiales. No tengo palabras para describir esto”, comentó sobre el trato de los agentes hacia los reclusos.
Falta de servicios básicos y aislamiento prolongado
Insurrecto también señala la ausencia de servicios recreativos básicos, como televisión, acceso a tablets o medios de información, recursos que sí existen en otros centros similares. Esta falta de estímulos asegura, contribuye a un deterioro emocional y psicológico entre los detenidos, muchos de los cuales enfrentan procesos migratorios largos e inciertos.
El centro Alligator Alcatraz, de acuerdo con el testimonio, alberga a cientos de cubanos, incluidos adultos mayores y personas que llegaron a Estados Unidos en oleadas migratorias pasadas, como el éxodo del Mariel. La convivencia forzada en estas condiciones afirma, ha generado un clima de desesperación y agotamiento entre los internos.
Contexto de la detención y cuestionamientos al trato recibido
El rapero explicó que fue detenido tras enfrentar un cargo menor por conducir bajo los efectos del alcohol (DUI). Aunque este tipo de delito puede tener consecuencias migratorias, Insurrecto cuestiona que se traduzca en un trato que considera excesivo y punitivo dentro del centro de detención. “Yo no asalté la Casa Blanca, ni maté a nadie, ni robé un banco. Simplemente tuve un mal día y por eso estoy aquí”, advirtió.
Su caso se suma al de otros migrantes que, tras arrestos por faltas no violentas, terminan bajo custodia de ICE mientras se define su situación migratoria, un proceso que puede extenderse por meses.
Un centro bajo la lupa pública
Alligator Alcatraz ha sido mencionado en denuncias previas de migrantes y organizaciones defensoras de derechos humanos, que han alertado sobre presuntos problemas estructurales, sanitarios y de acceso a servicios básicos. Las autoridades federales, por su parte, han sostenido en ocasiones anteriores que las instalaciones cumplen con los estándares mínimos establecidos por la ley, aunque el debate sobre la transparencia y supervisión de estos centros continúa abierto.
El centro se organiza en ocho carpas de gran tamaño, y dentro de cada una hay ocho jaulas donde se hacinan entre 27 y 32 personas. Las condiciones sanitarias son mínimas: cada grupo dispone apenas de tres baños y las duchas están restringidas a solo tres días por semana. Además, quienes permanecen allí no reciben productos básicos de higiene personal, lo que agrava aún más la precariedad del lugar.
Hasta el momento, ICE no ha emitido una respuesta pública específica sobre las denuncias hechas por Insurrecto, ni ha confirmado si se ha iniciado alguna revisión interna tras la difusión del audio.
Un llamado a la comunidad y a los medios
En la parte final de su mensaje, Insurrecto pidió apoyo de la comunidad cubana, de activistas y de los medios de comunicación para visibilizar la situación que, según afirma, viven los migrantes detenidos en el centro. Para describir el impacto físico y emocional del encierro, utilizó una expresión coloquial que rápidamente se viralizó en redes sociales: “Nos están haciendo la vida un yogur”.
El caso ha vuelto a colocar en el centro del debate público las condiciones de detención migratoria en Estados Unidos, especialmente en un contexto de mayor presión sobre el sistema migratorio y de creciente escrutinio sobre el trato a los inmigrantes en custodia federal.




