Régimen de La Habana fija el dólar a 410 pesos y desata la indignación en los cubanos: «El peso sigue perdiendo valor”

El Banco Central de Cuba (BCC) anunció la fijación del dólar estadounidense en 410 pesos cubanos, una decisión que ha provocado un fuerte remezón en el ya tenso mercado cambiario de la Isla y ha reactivado el debate sobre la efectividad de la política monetaria estatal en un escenario de crisis económica prolongada.

La medida, oficializada en medio de una marcada depreciación del peso cubano, establece además el valor del euro en 481,42 pesos, acercando por primera vez en años las tasas oficiales a las referencias del mercado informal, que durante meses ha sido el verdadero termómetro económico para la población.


Un ajuste que reconoce la realidad del mercado

El anuncio supone un giro relevante frente a la histórica tasa oficial de 120 pesos por dólar, ampliamente desconectada de la economía real. Aunque las autoridades presentan el nuevo valor como parte de un sistema de tasas “flotantes” basado en la oferta y la demanda, el Banco Central no ha detallado con precisión los mecanismos de cálculo ni los criterios de acceso a estas operaciones.

Esta falta de información ha generado interrogantes entre ciudadanos y economistas, quienes señalan que sin reglas claras el ajuste podría convertirse en una corrección meramente formal, sin impacto real en la disponibilidad de divisas para la población.

Los datos oficiales revelan un panorama de tipos de cambio marcadamente desiguales en el sistema estatal. En las casas de cambio (CADECA), las operaciones de compra y venta de divisas se realizan con márgenes diferenciados: el dólar se recibe a 401,8 pesos y se revende a 418,20, mientras que el euro se compra a 471,79 pesos y se vende a 491.

La situación se vuelve aún más costosa fuera de estos puntos. En hoteles, puertos y aeropuertos —espacios donde el acceso a divisas suele ser más inmediato— las tasas escalan de forma notable: el dólar se compra a 397,7 pesos y puede llegar a venderse hasta en 434,6, y el euro se mueve dentro de un amplio rango que va desde los 466,98 hasta los 510,31 pesos.

Múltiples tasas, un mismo problema estructural

El nuevo esquema no unifica el mercado cambiario. En las casas de cambio estatales (CADECA), el dólar se compra y se vende a precios distintos, mientras que en aeropuertos, hoteles y puertos las tasas son más elevadas, reforzando un sistema fragmentado y poco transparente.


Para muchos cubanos, esta multiplicidad de valores perpetúa la desigualdad en el acceso a las divisas y favorece a sectores específicos, sin resolver el problema central: la escasez crónica de moneda extranjera en el sistema financiero estatal.

Cercanía con el mercado informal y reacción ciudadana

Uno de los aspectos más comentados tras el anuncio es la cercanía entre la nueva tasa oficial y la cotización del dólar en el mercado informal, que según plataformas independientes rondaba los 430–440 pesos en días recientes.

En redes sociales, la reacción fue inmediata. Muchos usuarios interpretaron la decisión como un reconocimiento tardío de una realidad que el Estado negó durante años. Otros cuestionaron que el Gobierno compre divisas a un precio inferior al del mercado informal para luego venderlas más caras, sin garantizar un acceso equitativo.

El escepticismo domina el debate digital, donde se repite una preocupación central: el ajuste cambiario no se traduce automáticamente en mejoras salariales ni en una reducción de la inflación.

Reacciones ciudadanas en redes sociales: entre el escepticismo y la resignación

El anuncio del Banco Central de Cuba generó una avalancha de comentarios en redes sociales, donde predominaron el escepticismo, la ironía y la preocupación por el impacto real de la medida en la vida cotidiana. Muchos usuarios coincidieron en que la fijación del dólar en 410 pesos no representa una solución de fondo a la crisis económica. “No es que el dólar haya bajado, es que el peso sigue perdiendo valor”, escribió un usuario en Facebook, resumiendo una de las percepciones más repetidas tras el anuncio.

Otros cuestionaron el acceso real a la tasa oficial: “¿Quién puede comprar dólares a ese precio? Porque el cubano de a pie no”, comentó otro internauta, poniendo en duda la efectividad práctica de la medida.

La cercanía entre la tasa oficial y el mercado informal también fue objeto de críticas. “Solo reconocieron lo que ya todos sabíamos: el dólar hace rato no vale 120”, señaló un comentario ampliamente compartido.

Algunos usuarios interpretaron el ajuste como una ventaja para el propio Estado. “El Gobierno compra barato y vende caro, pero el salario sigue igual”, escribió un internauta, en alusión a la brecha entre ingresos y costo de vida.

La inflación y los precios fueron otro foco central del debate digital. “Prepárense, porque ahora todo va a subir otra vez”, alertó un comentario que acumuló decenas de reacciones, reflejando el temor a un nuevo encarecimiento de productos básicos.

También hubo mensajes marcados por la resignación. “Ya nada sorprende, cada anuncio es un golpe más al bolsillo”, expresó un usuario, una frase que se repitió en distintos espacios digitales.

Aunque en menor medida, algunos comentarios reconocieron el ajuste como un paso inevitable. “Al menos están aceptando la realidad del mercado”, apuntó otro internauta, aunque añadió que sin reformas profundas el cambio sería insuficiente.

Impacto directo en precios y poder adquisitivo

Economistas advierten que el nuevo tipo de cambio podría tener un efecto inmediato en los precios de bienes y servicios, especialmente aquellos vinculados a importaciones, que ya representan una carga significativa para los hogares cubanos.

Con salarios y pensiones que no crecen al ritmo de la devaluación, el reajuste amenaza con profundizar la pérdida de poder adquisitivo y ampliar la brecha entre ingresos y costo de vida, una de las principales fuentes de malestar social en el país.

Un intento de control en medio de la crisis

El Banco Central sostiene que la medida busca ordenar el mercado y reducir la dependencia del circuito informal. Sin embargo, especialistas subrayan que sin un aumento real de la oferta de divisas, sin estímulos a la producción nacional y sin reformas estructurales profundas, el impacto del ajuste será limitado.

La confianza, otro factor clave, sigue erosionada. Durante años, la población ha visto cómo se anunciaban medidas económicas que no lograron estabilizar el mercado ni frenar la inflación, lo que explica la cautela con la que ha sido recibido este anuncio.

Expectativas e incertidumbre

El Gobierno ha prometido publicar los detalles normativos en la Gaceta Oficial, pero mientras tanto persiste la incertidumbre sobre la implementación práctica del nuevo esquema y sobre quiénes podrán beneficiarse realmente de él.

Más allá de las cifras, la fijación del dólar en 410 pesos vuelve a poner sobre la mesa un debate de fondo: la urgencia de una reforma económica integral que vaya más allá de ajustes puntuales y aborde las causas estructurales de la crisis.

Un cambio que no despeja las dudas

Por ahora, el nuevo tipo de cambio ha sacudido el mercado, pero no ha despejado las dudas. Para millones de cubanos, la pregunta central sigue siendo la misma: si este reajuste marcará el inicio de una estabilización real o si se trata de otro parche en un sistema económico profundamente tensionado.


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