Régimen cubano se pronuncia sobre ayuda humanitaria propuesta por EE.UU tras el paso del huracán Melissa: «Hemos entrado en contacto con el Departamento Estado»

El gobierno cubano reconoció este jueves que ha establecido contacto con autoridades estadounidenses para discutir un posible envío de asistencia humanitaria, luego de que el secretario de Estado de EE.UU Marco Rubio expresara la disposición de su gobierno de ayudar a la isla ante la devastación provocada por el huracán Melissa en el oriente del país que dejó innumerables daños en viviendas, personas desplazadas y barrios completos bajo agua.

Primeros contactos entre La Habana y Washington

El viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, confirmó en la red social X que el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) “ha entrado en contacto con el Departamento de Estado de Estados Unidos” a raíz del ofrecimiento público de ayuda anunciado más temprano.


«A raíz de comunicaciones públicas del día de hoy sobre los daños del huracán, hemos entrado en contacto con el Departamento Estado y estamos en espera de precisión sobre cómo y en qué manera están dispuestos a ayudar», señaló el diplomático, sin ofrecer detalles sobre las vías de comunicación o las condiciones establecidas. El mensaje marca uno de los primeros reconocimientos oficiales del gobierno cubano sobre la posibilidad de cooperación directa con Washington tras el paso del ciclón.

Contexto: un país devastado por Melissa

El huracán Melissa dejó una estela de destrucción en el oriente cubano, especialmente en las provincias de Santiago de Cuba, Granma, Holguín y Guantánamo. Las autoridades locales reportaron daños severos en viviendas, carreteras, redes eléctricas y cultivos, además de miles de desplazados.

En varios municipios, las lluvias torrenciales provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra, mientras brigadas de rescate continúan buscando desaparecidos y restableciendo servicios básicos. El gobierno no ha divulgado cifras oficiales de víctimas, aunque reportes locales y organizaciones independientes hablan de una situación crítica.

Estados Unidos expresa su disposición a ayudar

El ofrecimiento de asistencia fue mencionado por el senador estadounidense Marco Rubio, quien afirmó que Washington estaba “listo para ofrecer ayuda humanitaria al pueblo cubano”, tras el paso del huracán. Rubio, hijo de inmigrantes cubanos y una de las voces más influyentes de la diáspora en el Congreso, sostuvo que “los desastres naturales no distinguen ideologías” y que el gobierno estadounidense debe actuar “con humanidad” ante la tragedia.


Sin embargo, el senador insistió en que cualquier apoyo “debe llegar directamente al pueblo y no fortalecer al régimen cubano”, una postura que refleja la sensibilidad política que rodea cualquier intento de cooperación bilateral.

Silencio del canciller Bruno Rodríguez

Hasta el momento, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, no ha emitido declaraciones oficiales sobre las conversaciones. El MINREX tampoco ha precisado si Cuba aceptará formalmente la ayuda ni bajo qué condiciones.

En anteriores desastres naturales, como el huracán Ian en 2022, el gobierno cubano había rechazado la asistencia directa de Estados Unidos, alegando restricciones impuestas por el embargo económico. No obstante, en esta ocasión el contacto directo entre ambos gobiernos sugiere una mayor apertura en medio de la emergencia.

Un acercamiento diplomático en medio de tensiones históricas

Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos atraviesan uno de sus periodos más fríos desde el restablecimiento de vínculos diplomáticos en 2015. Las sanciones económicas, las restricciones de viaje y la reducción de personal diplomático en La Habana han limitado el intercambio bilateral.

Aun así, en situaciones de emergencia humanitaria, ambos gobiernos han mantenido comunicaciones discretas, como ocurrió tras los huracanes Irma (2017) y Michael (2018). Analistas consideran que este nuevo contacto podría abrir una oportunidad para reanudar canales de cooperación en áreas como la gestión de desastres, la salud pública o el medio ambiente.

Reacciones y expectativas

La noticia del posible diálogo ha generado opiniones divididas en la comunidad cubana dentro y fuera de la isla. Mientras algunos celebran el gesto como un signo de solidaridad y pragmatismo, otros temen que el régimen utilice la tragedia para legitimarse internacionalmente. En redes sociales, numerosos usuarios reclamaron que la ayuda se canalice a través de organizaciones religiosas y humanitarias independientes, evitando que quede bajo control estatal.

Miedo a la manipulación de la ayuda humanitaria

La inquietud principal gira en torno a la posibilidad de que la ayuda estadounidense quede bajo la administración del Estado cubano. “Si EE.UU. envía ayuda pero tiene que pasar por el filtro de La Habana, los damnificados pueden esperar. Los que menos tienen serán los últimos en recibir”, publicó una usuaria desde Holguín.

Varios comentarios también recordaron precedentes donde donaciones extranjeras fueron entregadas a través de canales estatales y nunca llegaron a las familias más vulnerables, o fueron redirigidas hacia instituciones gubernamentales. Esa memoria colectiva refuerza la idea de que el control centralizado genera opacidad y exclusión.

Un problema más allá de la catástrofe natural

Aunque la crisis humanitaria provocada por Melissa afecta directamente a miles de familias, el debate en redes sociales ha evolucionado hacia un cuestionamiento político y moral. Muchos usuarios no solo reclaman comida o materiales de construcción, sino transparencia y control ciudadano sobre las donaciones.

“El problema no es que falte ayuda, es que no sabemos dónde va a parar”, comentó un internauta en X. “El pueblo debería recibir directamente lo que se le envía, sin intermediarios”, agregó otro, citando la necesidad de un sistema independiente para la entrega de recursos.

Entre la urgencia y la desconfianza

Mientras Washington evalúa los mecanismos para brindar asistencia y la ONU anuncia fondos de emergencia para el Caribe, Cuba enfrenta un dilema interno: cómo reconstruir sin generar más descontento social. La falta de información clara, la ausencia de organismos independientes que supervisen la distribución y la crisis económica previa al ciclón alimentan un clima de ansiedad y escepticismo.

Para muchos cubanos, el huracán no solo destruyó viviendas, sino que también reavivó una tormenta de desconfianza que pone en duda la capacidad del Estado de administrar la solidaridad internacional.

Un país en emergencia y un posible punto de inflexión

A medida que Cuba enfrenta los estragos del huracán Melissa y la escasez de recursos para la reconstrucción, el ofrecimiento estadounidense —y la respuesta de La Habana— podrían marcar un punto de inflexión diplomático.

Más allá de la política, el desafío inmediato es atender a cientos de miles de personas que han perdido sus hogares, acceso a electricidad o medios de sustento. En un país con una infraestructura debilitada y una economía en crisis, cada gesto de cooperación internacional podría tener un impacto decisivo.


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