La reciente operación militar de Estados Unidos en aguas del Caribe, que terminó con el hundimiento de un barco cargado de drogas proveniente de Venezuela, ha marcado un nuevo episodio en la política de “cero tolerancia” contra el narcotráfico. La acción, atribuida a la administración de Donald Trump y respaldada por el secretario de Estado Marco Rubio, fue recibida con entusiasmo por los congresistas cubanoamericanos del sur de la Florida, quienes la calificaron como un golpe necesario contra redes criminales transnacionales vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.
Una acción con objetivos claros
El ataque se dirigió contra una embarcación que, según información de inteligencia, estaba bajo control del Cártel de los Soles, una estructura integrada por altos mandos militares venezolanos acusados de utilizar sus posiciones de poder para facilitar el tráfico de cocaína hacia Centroamérica, el Caribe y Estados Unidos.
El operativo dejó 11 muertos, identificados como miembros del Tren de Aragua, organización nacida en las cárceles venezolanas y que, en pocos años, se expandió a varios países de la región. Washington la designó recientemente como grupo terrorista debido a su papel en delitos que van desde el narcotráfico hasta la trata de personas.
Reacciones de los congresistas cubanoamericanos
Los representantes de origen cubano no tardaron en pronunciarse desde la Florida. María Elvira Salazar, congresista por el distrito 27 de Florida, celebró el golpe militar en un mensaje difundido en redes sociales: “Bravo Marco Rubio y Donald Trump. Cero tolerancia para terroristas, traficantes y pandilleros. Que esto sea una lección para todos los matones del mundo: sus días de socavar a EE.UU. y llenar nuestras calles de drogas y crimen se acabaron”.
Por su parte, Mario Díaz-Balart, con más de dos décadas en el Congreso, expresó su respaldo con un mensaje breve en la misma red social, pero simbólico: “God bless our troops”.
Mientras Carlos Giménez, exalcalde del condado Miami-Dade y actual representante del distrito 28, fue más allá al confirmar que el barco atacado pertenecía al Cártel de los Soles: “Gracias por tomar acción decisiva contra las redes narco-terroristas que operan desde Venezuela. El dictador Maduro y su régimen cartel continúan envenenando nuestras comunidades con drogas mortales. Debemos mantener la presión hasta aniquilar a los carteles”.
El anuncio del presidente Donald Trump, hecho desde la Casa Blanca, encendió las reacciones. El mandatario aseguró que las fuerzas militares de Estados Unidos habían ejecutado un ataque en el sur del Caribe contra una embarcación que, según dijo, trasladaba “una gran cantidad de drogas”.
“Como el presidente acaba de anunciar hace unos momentos, hoy el ejército estadounidense llevó a cabo un ataque en el sur del Caribe contra un barco con drogas que había partido de Venezuela y estaba siendo operado por una organización narcoterrorista designada”. escribió Marco Rubio posteriormente.
Contexto histórico: el Cártel de los Soles y el Tren de Aragua
El Cártel de los Soles debe su nombre a las insignias doradas que identifican a los generales venezolanos. Desde principios de la década de 2000, múltiples investigaciones lo señalan por facilitar vuelos cargados de cocaína desde Venezuela hacia México, Honduras y República Dominicana, con destino final a Estados Unidos. Washington considera que esta organización actúa en connivencia con el régimen de Nicolás Maduro, lo que convierte al narcotráfico en un asunto de seguridad nacional.
Por su parte, el Tren de Aragua, surgido en la cárcel de Tocorón, pasó de ser una banda local a convertirse en un fenómeno continental. Actualmente tiene presencia en Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Brasil, donde ha consolidado operaciones ligadas al tráfico de drogas, la explotación sexual y la extorsión. Su vinculación con redes de migración irregular y su violencia extrema han elevado la alarma internacional.
Escalada política y diplomática
La acción militar estadounidense intensificó la confrontación con Caracas. El gobierno de Maduro calificó el ataque como una “agresión imperialista” y denunció que constituye una violación de la soberanía venezolana. Sin embargo, para la oposición democrática venezolana y gran parte del exilio en Florida, la operación simboliza un punto de inflexión en la lucha contra el crimen organizado.
El secretario de Estado Marco Rubio defendió la acción, argumentando que los grupos involucrados representan una amenaza directa a la seguridad de Estados Unidos y deben ser enfrentados sin concesiones.
Repercusiones regionales
La operación envía un mensaje más allá de Venezuela. Cuba, como aliado estratégico de Caracas, podría sentir el impacto indirecto del endurecimiento de la política estadounidense. Analistas señalan que el ataque podría acelerar una estrategia regional de aislamiento hacia los regímenes autoritarios y fortalecer la cooperación militar entre Estados Unidos y países del Caribe preocupados por el aumento del narcotráfico en sus costas.
Asimismo, expertos en seguridad advierten que la confrontación con el crimen organizado transnacional se convierte en un factor clave de la política exterior estadounidense en América Latina, con efectos que podrían prolongarse en los próximos años.