Protestas crecen en Florida por cárcel migratoria en zona protegida de los Everglades

Centenares de manifestantes, incluidos ambientalistas, miembros de las tribus indígenas Miccosukee y Seminole y residentes locales, tomaron este fin de semana la carretera US‑41 (Tamiami Trail) en el corazón de los Everglades para protestar contra la construcción de un polémico centro de detención para inmigrantes, conocido popularmente como “Alligator Alcatraz.”

La instalación, impulsada por la administración del gobernador Ron DeSantis, prevé albergar hasta 5.000 personas en carpas y remolques, y se ubicaría junto al aeródromo de Big Cypress, en plena zona de humedales protegidos. El estado ha justificado su localización argumentando que la naturaleza actúa como barrera de seguridad, ya que el área está habitada por caimanes y otras especies salvajes.


Sin embargo, los opositores denuncian graves impactos ambientales sobre el frágil ecosistema de los Everglades, hogar de especies amenazadas como la pantera de Florida, aves en peligro y reptiles. Además, líderes de comunidades indígenas aseguran que el proyecto invade tierras sagradas utilizadas para ceremonias y contiene cementerios tribales, lo que consideran una falta de respeto y una violación de sus derechos.

“Estamos defendiendo la tierra, el agua y a nuestros antepasados”, declaró un portavoz tribal durante la manifestación. “Este proyecto no solo amenaza la naturaleza, sino también nuestra cultura y nuestra dignidad.”

Organizaciones como Friends of the Everglades y el Center for Biological Diversity han presentado una demanda federal contra el proyecto, alegando que viola leyes federales como la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA) y la Ley de Especies en Peligro, al haberse aprobado sin estudios de impacto ambiental ni consulta pública.

Mientras tanto, el gobernador DeSantis ha recurrido a poderes de emergencia para acelerar la construcción, que podría estar operativa en julio de 2025 y costar alrededor de 450 millones de dólares anuales, parcialmente financiados por fondos federales.

Los manifestantes advierten que las condiciones extremas de calor, mosquitos y fauna salvaje hacen del lugar un entorno inhumano para detener a migrantes. “Pretenden encerrar a personas vulnerables en un lugar rodeado de caimanes, en carpas sin ventilación ni servicios básicos. Es cruel e inhumano”, denunció un activista.


La batalla por el futuro de “Alligator Alcatraz” se perfila como un nuevo frente legal y social en Florida, mientras ambientalistas, comunidades indígenas y defensores de derechos humanos anuncian que continuarán luchando para frenar el proyecto.


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