
El popular dúo Los Pichy Boys, formado por Maikel Rodríguez y Alejandro González, volvió a encender el debate en la comunidad cubana de Miami tras criticar públicamente el silencio de algunos influencers y creadores de contenido recién llegados de Cuba que evitan pronunciarse sobre temas políticos, en especial sobre la represión y los presos políticos en la isla.
En una publicación que compartieron en X e Instagram los humoristas —conocidos por combinar sátira, crítica social y activismo político— cuestionaron la ausencia de mensajes de apoyo al opositor José Daniel Ferrer, quien fue liberado y desterrado por el régimen cubano tras años de prisión. Para ellos, este silencio revela una falta de compromiso moral con la causa de la libertad en Cuba.
“Ni uno solo ha publicado un mensaje de agradecimiento. A todos ustedes les queda la mitad de sus familias en la dictadura. Ustedes son los que más deberían luchar junto con Ferrer por la libertad”, evidenciando su respaldo a la llegada del opositor cubano y denunciando el silencio de colegas suyos.
Crítica al miedo y al cálculo mediático
Según los Pichy Boys, muchos influencers justifican su falta de posicionamiento con el temor a represalias contra familiares que aún residen en la isla, una preocupación legítima, pero, según ellos, insuficiente.
El dúo no dejó pasar la oportunidad de cuestionar a quienes prefieren mantenerse en silencio ante la situación política del país, alegando temor a las consecuencias que eso podría acarrear en la isla. “No, yo no hablo porque tengo gente en Cuba… ¡Mamón! ¡Tú deberías hablar más que todo el mundo!”, concluye el texto.
Las declaraciones del dúo coincidieron con el impacto mediático de la llegada a Miami del opositor José Daniel Ferrer, líder de la UNPACU, quien arribó a Miami tras pasar varios años de prisión en cárceles cubanas por manifestarse en contra del régimen cubano.
Mientras una parte del exilio celebró el gesto como una victoria simbólica de la presión internacional, otra parte —entre ellos los Pichy Boys— reclamó mayor unidad y respaldo visible de los nuevos rostros del entretenimiento digital.
“Ferrer no es solo una persona; es un símbolo de resistencia. Y ver que muchos prefieren ignorarlo dice mucho del tipo de comunidad que estamos construyendo aquí”, comentó Rodríguez durante la emisión.
Historial de los Pichy Boys
Esta no es la primera vez que Los Pichy Boys se enfrentan a figuras del espectáculo o el entretenimiento por cuestiones ideológicas. En 2024 criticaron abiertamente a la actriz Ana de Armas, luego de que se conociera su relación con una persona presuntamente vinculada al entorno del régimen cubano.
En agosto, el congresista Carlos Giménez visitó el pódcast de Los Pichy Boys, donde abordó diversos temas, entre ellos la elaboración de una nueva lista que planeaba entregar al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) con los nombres de personas vinculadas al castrismo que residen en Estados Unidos.
Asimismo, han protagonizado debates públicos sobre la responsabilidad moral del exilio, defendiendo que vivir en Miami implica “una posición inevitable frente a lo que pasa en Cuba”. Su tono directo y sarcástico los ha convertido en una de las voces más influyentes —y también más divisivas— del panorama cubano en redes sociales.
Las declaraciones del dúo generaron una avalancha de comentarios en plataformas como Instagram y X. Numerosos usuarios apoyaron su llamado a la coherencia, argumentando que la libertad de expresión debe usarse para denunciar lo que ocurre en la isla.
Otros, en cambio, los criticaron por imponer una postura política o moral, asegurando que cada creador tiene derecho a decidir si aborda temas sensibles o no. Algunos internautas recordaron que muchos de los recién llegados “aún están asimilando su nueva vida” y que no todos se sienten preparados para hablar públicamente de política.
Más allá de la polémica puntual, la discusión refleja una tensión creciente dentro del exilio cubano en Miami: la que existe entre la nueva generación de influencers —más orientados al entretenimiento y las marcas— y las voces tradicionales del activismo político.