El activista y presentador Alexander Otaola se pronunció con contundencia tras conocerse la decisión del opositor José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), de aceptar el exilio forzado después de más de tres años encarcelado.
“¿Merece Ferrer venir? Sí. Ha hecho todo lo que está a su alcance. Yo creo que merece ser un patriota y merece ser un mártir, pero vivo, un héroe vivo. No va a resolver nada dentro de la prisión. No va a resolver nada con una huelga de hambre que termine muriendo”, insistió Alexander durante su programa Hola Otaola.
El comunicador, una de las voces más visibles del exilio cubano en Miami, aseguró que mantener a Ferrer tras las rejas “no tiene sentido ni resultado alguno, más allá del desgaste personal y moral que ha sufrido”.
“Ha resistido más de lo que muchos soportarían. Su salida no es una rendición, es un acto de supervivencia”, enfatizó el presentador, quien ha seguido de cerca la evolución del caso desde su arresto en 2021.
Sospechas sobre una jugada política del régimen
Aunque Otaola respaldó la decisión del líder opositor, advirtió que el régimen cubano podría estar usando el anuncio como una maniobra para desacreditarlo ante la comunidad internacional y la oposición.
“Yo creo que Ferrer merece estar aquí y yo creo que hace muy bien en venir para acá”, afirmó, aunque reconoció sus dudas: “Bajo mi modo de ver, se trata de una estrategia del régimen”.
Otaola insistió en que no se puede confiar en la aparente buena voluntad del gobierno cubano. “No hay diálogo con la dictadura, todo lo que venga de ellos tiene una segunda intención. Lo que buscan es cerrar el capítulo Ferrer y dividir a la oposición”.
Una decisión tomada desde la cárcel
La carta de Ferrer, difundida por su familia, confirmó su disposición a salir del país después de años de presiones, golpizas y aislamiento. El opositor explicó que el deterioro físico y mental, junto al sufrimiento de su familia, lo llevaron a aceptar la propuesta de exilio, aunque subrayó que su salida no implica renunciar a sus ideales democráticos.
Desde su arresto en julio de 2021, Ferrer ha estado recluido en condiciones extremas en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba. Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch lo consideran preso de conciencia, y su caso ha sido denunciado reiteradamente por el Departamento de Estado de EE.UU. y el Parlamento Europeo.
“Hombre valiente, patriota valiente, que ha entregado varios años de su vida a las cárceles castristas, desde la crisis de la Primavera Negra hasta ahora, desde el grupo de los 75 y desde mucho antes en la causa por la libertad. Ha perdido juventud, ha perdido fuerzas, ha perdido salud, ha entregado a la causa tiempo, energía y vida”, argumentó.
El exilio aún no está garantizado
A pesar de la disposición de Ferrer, su salida del país sigue en duda. Su esposa, Nelva Ismarays Ortega, denunció que el régimen no ha fijado una fecha ni entregada documentación alguna para autorizar el viaje. “Le han ofrecido el exilio, pero todo podría ser una trampa o una dilación. Su vida corre peligro”, afirmó. “Todo ha sido sucio, todo ha sido juego para manchar nuestra dignidad. Aún en estas condiciones, él sigue firme en sus principios y no va a claudicar”.
Ortega describió la situación actual de Ferrer como “crítica”: sin atención médica, con la vista afectada y sometido a constante tortura psicológica. “Está en una celda sin luz ni ventilación, apenas lo dejan salir y no le permiten recibir medicinas”, denunció.
De la Primavera Negra al 11J: un símbolo de resistencia
Ferrer, de 54 años, fue uno de los 75 disidentes encarcelados durante la Primavera Negra de 2003, y liberado en 2011 tras la mediación de la Iglesia Católica y el gobierno español. A diferencia de otros opositores, se negó a exiliarse entonces, permaneciendo en Cuba para continuar su lucha política.
Fundó la UNPACU, que llegó a ser la organización opositora más activa dentro del país, con cientos de miembros en varias provincias. Su detención en 2021, tras unirse a las protestas del 11 de julio, lo convirtió nuevamente en símbolo de la represión política en la isla.
Reacciones en el exilio y la comunidad internacional
En Miami, diversos grupos del exilio expresaron apoyo a Ferrer y exigieron al gobierno estadounidense garantizar su ingreso humanitario.
El congresista Mario Díaz-Balart afirmó que “Ferrer representa la dignidad del pueblo cubano oprimido y merece estar libre para continuar su lucha”.
Por su parte, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) señaló que el régimen utiliza el exilio como “mecanismo de castigo o control político”, y pidió que la comunidad internacional no lo interprete como una concesión humanitaria, sino como una imposición coercitiva.
Otaola: “Su lucha apenas comienza”
En su cierre, Otaola reafirmó que, si logra salir de Cuba, Ferrer seguirá siendo una voz fundamental del movimiento democrático desde el exterior. “Su lucha no termina al cruzar una frontera; comienza una nueva etapa, donde podrá denunciar sin miedo, organizar y fortalecer a la oposición desde el exilio”, afirmó. El presentador concluyó con una frase que resume el sentimiento del exilio cubano: “El régimen podrá sacarlo de la isla, pero jamás podrá sacarle Cuba del alma.”
Entre la esperanza y la desconfianza
La aceptación del exilio por parte de José Daniel Ferrer marca un punto de inflexión en la disidencia cubana. Para muchos, representa una vía de supervivencia y continuidad política; para otros, una victoria aparente del régimen, que busca desarticular la oposición interna.
Mientras Ferrer espera la confirmación de su salida, su caso sigue siendo un recordatorio del costo humano de la represión política en Cuba y del desafío que enfrenta toda una generación de disidentes que han tenido que elegir entre la cárcel o el destierro.