
En un contexto de inflación persistente, aumento del costo de vida y crecientes críticas al sistema impositivo local, el estado de Florida estudia una iniciativa que ofrecería un reembolso anual de $1,000 a propietarios de viviendas con exención «homestead». El plan se aplicaría durante cinco años, entre 2026 y 2030, y podría beneficiar a unos 3,5 millones de hogares en todo el estado.
La propuesta fue presentada formalmente como el House Bill 71 por el representante estatal Jeff Holcomb, republicano por Spring Hill, quien retomó una idea impulsada originalmente por el gobernador Ron DeSantis. Según el legislador, el objetivo es aliviar la creciente carga tributaria que enfrentan los residentes desde la pandemia.
“Estamos dando un paso concreto para devolverle dinero a la gente sin comprometer los servicios esenciales”, sostuvo Holcomb, quien ha defendido el plan como una solución intermedia entre mantener el impuesto a la propiedad tal como está y eliminarlo por completo, como proponen sectores más radicales.
¿Quién califica?
Los requisitos para acceder al reembolso serían los siguientes:
- Tener una vivienda con exención «homestead», es decir, la residencia principal del propietario.
- Que el valor tasado de la propiedad esté entre $100,000 y $450,000.
- Residir en la vivienda y no utilizarla como inversión ni para renta vacacional.
El monto del reembolso sería de $1,000 por año, por propiedad calificada, durante un total de cinco años consecutivos.
El problema de fondo: el impuesto a la propiedad en Florida
El impuesto a la propiedad, que es recaudado localmente, pero influenciado por el valor del mercado inmobiliario, ha aumentado alrededor de un 45 % desde 2019, según datos recopilados por analistas fiscales. En algunas áreas del estado, como Miami-Dade, Broward, Hillsborough o Sarasota, el incremento ha llegado a superar el 60 %, generando malestar entre los propietarios.
La causa principal es el aumento en el valor de las viviendas, producto de la alta demanda, la llegada de nuevos residentes desde otros estados y la escasez de inventario disponible, especialmente durante los años de pandemia. Ese incremento en el valor tasado de las propiedades ha generado aumentos automáticos en la factura del impuesto, a pesar de que muchos contribuyentes no han visto mejoras en sus ingresos.
“Los gobiernos locales se están beneficiando de un auge inmobiliario, pero los ciudadanos están pagando la factura sin recibir mejores servicios a cambio”, denunció recientemente un portavoz de Florida TaxWatch, un grupo que monitorea el gasto público en el estado.
¿De dónde saldría el dinero?
A diferencia de propuestas anteriores que reducían las tasas del impuesto directamente, este plan no afectaría la recaudación de los condados. En cambio, los reembolsos serían financiados con fondos estatales, gestionados por el Departamento de Servicios Financieros de Florida, en coordinación con los tasadores de propiedades locales.
El impacto fiscal estimado aún no ha sido publicado, pero economistas anticipan que podría representar varios miles de millones de dólares en un período de cinco años. Dado que el presupuesto estatal ronda los $117 mil millones anuales, el programa sería sostenible a corto plazo, aunque sus efectos a largo plazo dependerán del crecimiento económico y la estabilidad fiscal del estado.
Críticas, advertencias y señales políticas
No todos están convencidos de que la medida sea tan beneficiosa como parece. Algunos analistas cuestionan si este tipo de programas no son simplemente estrategias populistas con fines electorales, especialmente cuando se anuncian de cara a ciclos legislativos o presidenciales.
“El gobernador DeSantis quiere proyectarse como defensor de la clase media, pero está compitiendo con otros estados por quién baja más los impuestos, sin considerar las consecuencias”, opinó Jennifer Green, analista política de Florida Atlantic University.
Otros señalan que el programa excluye a inquilinos, quienes también sufren el impacto del aumento de los valores inmobiliarios a través de subidas en la renta. Además, alertan que este tipo de iniciativas puede volverse difícil de desmontar políticamente una vez implementadas.
“La presión será enorme para extender el programa o convertirlo en permanente, lo que podría afectar la capacidad del Estado para financiar educación, salud y transporte”, advirtió Carlos Muñiz, economista fiscal de la Universidad de Florida.
Por su parte, Ro DeSantis es del criterio que: «Propongo un plan que resultará, en promedio, en cheques de reembolso de $ 1,000 por cada vivienda como descuento en sus impuestos a la propiedad. Si la Legislatura actúa sobre este plan ahora, podemos hacerlo este año. Hagamos esto por la gente de Florida en esta sesión».
¿Qué sigue?
El proyecto de ley continúa su recorrido legislativo en el Comité Selecto de Impuestos a la Propiedad, donde aún podría sufrir ajustes antes de ser debatido en la Cámara y el Senado. Según explicó Holcomb, el texto no está cerrado y podría experimentar cambios significativos durante el proceso. Si finalmente obtiene la aprobación del Congreso estatal y la firma del gobernador Ron DeSantis, la normativa entraría en vigor el 1 de julio de 2026.
En paralelo, el debate sobre una reforma estructural al impuesto a la propiedad continúa creciendo. Algunos legisladores conservadores han propuesto eliminarlo por completo y sustituirlo con un impuesto estatal sobre el consumo o nuevas fuentes de ingreso, una propuesta que genera más preguntas que respuestas.
Una señal del clima político en Florida
Más allá del beneficio directo que recibirían millones de propietarios, la iniciativa deja ver un cambio de tono en la política fiscal de Florida: los impuestos locales se han convertido en un campo de batalla clave en el debate sobre el papel del Estado, la asequibilidad de la vivienda y el modelo de desarrollo económico.
En un estado donde los residentes ya no pagan impuesto estatal sobre la renta, pero enfrentan costos crecientes en seguros, salud y vivienda, cualquier propuesta que implique “devolver dinero al bolsillo del contribuyente” tiene un alto valor simbólico y político.