Mientras el dengue y el chikungunya siguen ganando espacio en Cuba el régimen vende el repelente en dólares a la población

En medio de un repunte del dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, el régimen cubano ha generado una nueva ola de indignación al ofrecer productos esenciales —como repelentes, toallitas y cremas para aliviar picaduras— solo en tiendas que operan en moneda libremente convertible (MLC), es decir, en dólares estadounidenses.

Las imágenes difundidas por las propias empresas de la dictadura desde La Habana muestran estantes con precios en divisa extranjera: el repelente y las toallitas se venden a 2,75 dólares, mientras la crema para picaduras cuesta 7,40 dólares. Aunque estas cifras parecerían modestas en otro contexto, para la mayoría de los cubanos, cuyo salario promedio mensual ronda los 4.000 pesos cubanos (menos de 15 dólares al cambio informal), resultan prácticamente imposibles de pagar.


Según la publicación en Facebook de la Cadena de Tiendas Caribe perteneciente al conglomerado militar GAESA, los clientes pueden realizar sus compras en efectivo o mediante tarjetas bancarias, tanto nacionales como internacionales. El establecimiento mantiene sus puertas abiertas entre las 10:00 a.m. y las 6:00 p.m., con una jornada dominical más corta que concluye a las 2:00 p.m.

Esta medida, calificada por muchos ciudadanos y medios independientes como un acto de “hipocresía estatal”, pone de relieve la creciente brecha entre el discurso oficial y la realidad económica del país. “Dicen proteger al pueblo, pero lo condenan a enfermarse si no tiene dólares”, escribió un internauta indignado.

Un país en alerta epidemiológica

El contexto sanitario agrava la controversia. El Ministerio de Salud Pública ha reconocido un aumento significativo de los casos de dengue, zika y chikunguña, especialmente en las provincias orientales y en La Habana. Los hospitales enfrentan escasez de medicamentos, falta de reactivos y de equipos para fumigación, mientras la población intenta protegerse como puede.

Las medidas de control vectorial, que en años anteriores incluían brigadas de fumigación y campañas preventivas, se han reducido drásticamente por falta de combustible, insecticidas y personal. En barrios de Santiago de Cuba, Camagüey o Ciego de Ávila, vecinos han denunciado proliferación de mosquitos y ausencia de acciones sanitarias estatales, en contraste con el llamado oficial a “extremar la prevención en los hogares”.

En ese contexto, los repelentes, cremas y toallitas adquieren un carácter casi vital. Pero el hecho de que se vendan en dólares convierte esa necesidad en un lujo.


Economía dual y exclusión social

Desde 2019, cuando el gobierno de Miguel Díaz-Canel instauró las tiendas en MLC, los cubanos viven bajo un sistema económico dual, en el que los productos de mejor calidad o mayor demanda se comercializan en divisas, mientras el salario oficial continúa en pesos cubanos.

Esa estructura ha profundizado la desigualdad: solo quienes reciben remesas del exterior o trabajan en sectores vinculados al turismo pueden acceder a estos productos. El resto depende del mercado negro, donde los precios pueden duplicar los oficiales.

“Es una ironía cruel que los repelentes estén disponibles en una moneda a la que el pueblo no tiene acceso. La salud se ha convertido en un privilegio”, opinó un economista entrevistado por medios independientes.

Reacciones y denuncias en redes

Las imágenes de los anaqueles en MLC circularon ampliamente en redes sociales, generando cientos de comentarios de indignación. Algunos usuarios calificaron la medida como “un insulto al sufrimiento del pueblo”, mientras otros recordaron que el gobierno insiste en su compromiso con la equidad social y la gratuidad de la salud.

“¿Qué clase de revolución es esta si hay que pagar en dólares para no enfermarse?”, escribió un joven habanero. Otros ironizaron diciendo que “el dengue se combate con remesas, no con fumigación”.

Las críticas también apuntan a la falta de transparencia en el manejo de las divisas. En un contexto donde la escasez de productos básicos y el deterioro del poder adquisitivo golpean a las familias, el Estado continúa priorizando la captación de dólares como fuente principal de ingresos.

La paradoja del discurso oficial

Mientras el régimen insiste en que la salud pública sigue siendo gratuita, los ciudadanos denuncian que esa promesa es cada vez más simbólica. La escasez de medicamentos, la falta de médicos y el deterioro de los hospitales públicos contrastan con la existencia de clínicas privadas para turistas y tiendas estatales que solo aceptan divisas.

Para los críticos, esta política refleja una contradicción estructural del modelo cubano: por un lado, se proclama la igualdad y el bienestar colectivo; por el otro, se establece un sistema económico que discrimina según la capacidad de acceso a moneda extranjera.

Entre el dengue y el dólar: una metáfora de la Cuba actual

La polémica trasciende el hecho puntual de la venta de repelentes. Es un reflejo de la precariedad estructural y la fractura social que atraviesan la isla. En un país donde las familias deben escoger entre comer, medicarse o protegerse de los mosquitos, la dolarización parcial del mercado se percibe como un golpe moral más que económico.

Para muchos cubanos, esta situación simboliza el abandono del ideal igualitario que alguna vez el gobierno dijo representar. En las calles, entre la desesperanza y el sarcasmo, la frase que más se repite resume el sentimiento general: “El dengue no discrimina, pero el dinero sí.”


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