Imaginar un viaje de apenas unos minutos desde el centro de Miami hasta Fort Lauderdale, sorteando el tráfico infernal de la I‑95, pronto podría dejar de ser una fantasía futurista. El condado de Miami-Dade ha dado un paso significativo hacia ese escenario con un acuerdo suscrito con Wisk Aero, empresa pionera en movilidad aérea urbana, respaldada nada menos que por Boeing y Larry Page, cofundador de Google.
El pacto, anunciado en junio, busca estudiar e implementar taxis aéreos eléctricos y autónomos que puedan operar desde el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) y otros aeropuertos del área, como Opa-locka y Miami Executive. Este movimiento forma parte de la apuesta del condado por transformar la región en un hub tecnológico y de innovación, al mismo tiempo que busca soluciones sostenibles a su crónico problema de congestión vial.
Así serán los taxis aéreos del futuro
Los vehículos que Wisk planea desplegar representan la sexta generación de su tecnología: aeronaves completamente eléctricas, con despegue y aterrizaje vertical (eVTOL, por sus siglas en inglés), lo que les permite maniobrar en espacios urbanos limitados, como azoteas de edificios o estacionamientos adaptados.
Cada taxi aéreo está diseñado para transportar hasta cuatro pasajeros más equipaje, sin piloto a bordo. Su funcionamiento es 100 % autónomo, pero bajo la vigilancia constante de equipos de control terrestre, que podrán intervenir en caso de emergencias o eventualidades operativas. Este aspecto es clave para la aceptación pública y regulatoria de la tecnología, pues la seguridad sigue siendo una prioridad absoluta.
La aeronave podrá recorrer hasta 145 kilómetros (90 millas) con una sola carga, lo que cubre perfectamente trayectos interurbanos como Miami–Fort Lauderdale o desplazamientos desde el centro de la ciudad hasta zonas periféricas, como los suburbios de Kendall o Coral Gables.
El precio: ¿lujo o transporte cotidiano?
Wisk Aero ha manifestado su intención de ofrecer tarifas que puedan competir con servicios de rideshare, es decir, viajes comparables en precio a los de plataformas como Uber o Lyft. Esto sería fundamental para que la movilidad aérea deje de ser vista como un lujo exclusivo y se convierta en una opción cotidiana para residentes y turistas.
Aunque la compañía no ha revelado cifras concretas, expertos de la industria calculan que un trayecto entre el downtown de Miami y Fort Lauderdale podría costar en el rango de $70 a $150, dependiendo de la demanda y las rutas específicas. Esto contrasta con los precios actuales de rideshare, que pueden superar los $80 o $100 en horas pico debido a la congestión y tarifas dinámicas.
Vertiportos: las nuevas “terminales” aéreas urbanas
Uno de los aspectos más desafiantes del proyecto es la construcción de vertiportos, espacios dedicados al despegue, aterrizaje y carga de estas aeronaves. Estos centros podrían ubicarse en áreas ya existentes, como los aeropuertos del condado, o en infraestructuras urbanas adaptadas, como estacionamientos, centros comerciales o incluso sobre edificios.
El condado ha aclarado que no utilizará inicialmente fondos públicos para el desarrollo de estos vertiportos, sino que explorará alianzas privadas y modelos de negocio que garanticen la sostenibilidad económica del proyecto.
Los aeropuertos de Miami International, Opa-locka y Miami Executive son considerados puntos estratégicos, ya que concentran no solo vuelos comerciales, sino también operaciones de carga y vuelos privados, lo que facilitaría la integración de taxis aéreos en la infraestructura aeroportuaria existente.
Obstáculos regulatorios y cronograma
Pese a la emoción y los titulares optimistas, el sueño de surcar los cielos de Miami aún está atado a un proceso largo y riguroso: la certificación de la Administración Federal de Aviación (FAA). Wisk Aero ha acumulado más de 1.750 vuelos de prueba sin piloto, pero todavía debe superar etapas cruciales en materia de seguridad, control de tráfico aéreo, ruido y gestión de rutas.
La empresa prevé que la certificación podría lograrse hacia 2030, fecha en la cual podría iniciar formalmente el servicio comercial. Esto significa que, aunque la tecnología avanza rápido, todavía pasarán varios años antes de que los miamenses puedan pedir un taxi aéreo desde su smartphone como hoy lo hacen con un auto.
Una oportunidad para la academia y la innovación
El acuerdo incluye la colaboración de la Universidad de Miami, especialmente a través de su Iniciativa de Movilidad de Ingeniería y Aviación. La casa de estudios participará en proyectos de investigación relacionados con operaciones autónomas, diseño de sistemas de control, gestión de rutas aéreas, seguridad cibernética y desarrollo de baterías de alta eficiencia.
Esta alianza permitirá a estudiantes e investigadores participar en un proyecto real y de gran impacto, consolidando a Miami como un laboratorio urbano para el futuro de la movilidad aérea.
Más que un lujo futurista
Para las autoridades del condado, el objetivo no es solo atraer tecnología por el brillo de lo novedoso. Miami enfrenta desafíos graves en materia de tráfico, contaminación y expansión urbana. Incorporar taxis aéreos eléctricos podría aliviar la congestión, reducir emisiones y acortar drásticamente los tiempos de viaje en una región donde los embotellamientos forman parte del día a día.
“Queremos que Miami sea no solo un destino turístico de clase mundial, sino también un lugar donde las soluciones tecnológicas mejoren la calidad de vida de quienes vivimos aquí”, señalaron voceros del condado en el marco del anuncio.
Por ahora, los cielos siguen siendo dominio casi exclusivo de aviones comerciales y helicópteros, pero si todo avanza según lo planeado, la próxima década podría marcar el inicio de una revolución aérea urbana, con Miami como pionera en el sur de Estados Unidos. Hasta entonces, los miamenses y turistas deberán seguir lidiando con los atascos en la I-95… aunque tal vez con la mirada puesta hacia arriba, en espera de la llegada de estos taxis voladores.