El meteorólogo cubano Raydel Ruisánchez descartó este fin de semana la posibilidad de que una onda tropical actualmente en el Atlántico se convierta en ciclón, al menos en el corto plazo. Según explicó el especialista, la perturbación se enfrenta a un entorno atmosférico poco favorable para su desarrollo, con apenas un 10% de probabilidades de convertirse en un sistema organizado en los próximos días.
En una publicación de Facebook el experto señaló que el entorno no es del todo favorable y antes que concluya la semana será las probabilidades de no desarrollarse serán aún mayores. «En la imagen de satélite se puede observar cómo está rodeada por una capa de aire con altas concentraciones de polvo del Sahara, lo que genera un ambiente mucho más seco que limita el desarrollo de esta perturbación tropical» afirmó el meteorólogo cubano.
Uno de los factores clave que limita su evolución es la presencia de una extensa capa de aire seco cargado de polvo del Sahara, un fenómeno común durante el verano que puede desplazarse miles de kilómetros desde África hacia el Caribe y América. Esta masa de aire polvoriento reduce considerablemente la humedad disponible y actúa como una barrera natural contra la formación de tormentas tropicales.
No obstante, el meteorólogo subrayó que el fenómeno seguirá bajo observación durante las próximas 48 horas, ya que un cambio repentino en los factores ambientales —como el ingreso a una zona más húmeda o la disminución del viento cortante— podría modificar su trayectoria o intensidad. Las agencias meteorológicas internacionales también continúan monitoreando de cerca el comportamiento de esta onda y otras perturbaciones en el trópico.
Temporada activa y pronósticos actualizados
Este sistema surge en medio de una temporada de huracanes que, según previsiones recientes, será más activa de lo habitual. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) revisó en junio su pronóstico y elevó el número esperado de tormentas con nombre, huracanes y huracanes mayores.
Hasta la fecha, ya se han formado varias perturbaciones en el Atlántico, incluyendo la tormenta tropical Chantal, tercera de la temporada, y se ha detectado una zona de inestabilidad en el suroeste del mar Caribe que también está bajo observación. Esta actividad temprana ha generado inquietud entre expertos y comunidades costeras, que se preparan para enfrentar un posible aumento en la frecuencia e intensidad de los ciclones tropicales en los próximos meses.
El incremento en la actividad se atribuye en parte a temperaturas oceánicas anormalmente elevadas, especialmente en el Atlántico tropical, así como a condiciones atmosféricas influenciadas por la transición de El Niño a La Niña, fenómenos climáticos que afectan los patrones meteorológicos globales.
Llamado a la prevención
A pesar de que esta onda tropical no representa una amenaza inmediata para la región, los especialistas recomiendan no bajar la guardia. La experiencia ha demostrado que algunos sistemas aparentemente inofensivos pueden intensificarse rápidamente si encuentran las condiciones adecuadas.
“El hecho de que una onda tropical no se desarrolle hoy no significa que mañana no pueda hacerlo. Estamos en plena temporada ciclónica y cada perturbación debe ser monitoreada con seriedad”, advirtió Ruisánchez.
Las autoridades meteorológicas de Cuba y otros países del Caribe también instan a la población a mantenerse informada a través de canales oficiales y a revisar sus planes de emergencia, especialmente en zonas costeras y vulnerables.
Con agosto y septiembre —los meses tradicionalmente más activos— aún por delante, la temporada de huracanes 2025 podría seguir generando retos importantes para la región. Aunque la onda tropical actual se debilite, el llamado de los expertos es claro: la vigilancia no debe cesar.
La temporada se perfila como una de las más activas en años recientes, según pronósticos de diversas agencias meteorológicas internacionales. Aunque hasta la fecha no hay ciclones activos en el Atlántico, los expertos prevén que los meses de agosto, septiembre y octubre representen el período de mayor riesgo.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos proyecta entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales hasta 10 podrían convertirse en huracanes, y entre 3 y 5 alcanzar categoría mayor (3 o superior en la escala Saffir-Simpson). Por su parte, la Universidad Estatal de Colorado (CSU) estima 17 tormentas, 9 huracanes y 4 de gran intensidad.