Madre cubana pide ayuda en Florida: su esposo enfrenta deportación mientras su hija lucha contra una grave enfermedad

Pareja de cubanos. Foto: Video de YouTube de Telemundo 51 Miami

Una familia cubana residente en el sur de Florida vive momentos de profunda angustia marcados por la incertidumbre migratoria, la fragilidad económica y una emergencia médica que no admite demoras. Ana María Leyva madre de tres niños y esposa del detenido ha decidido hacer público su caso en busca de ayuda, mientras su esposo permanece detenido por las autoridades de inmigración y su hija, aún menor de edad, enfrenta una enfermedad que requiere atención médica constante.

La mujer relató que la detención de su esposo Yoendris Leyva Lambert, por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha dejado a la familia sin su principal fuente de ingresos, en un contexto ya de por sí crítico. La posibilidad de una deportación inminente ha intensificado el temor a una separación familiar definitiva en medio de una crisis de salud que sigue agravándose.


Una emergencia médica que agrava la incertidumbre

El caso adquiere una dimensión aún más delicada debido a la condición médica de la niña, quien padece una enfermedad que exige tratamientos especializados, seguimiento continuo y estabilidad emocional. Según explicó la madre, los cuidados médicos generan gastos constantes y requieren tiempo completo, lo que dificulta aún más la posibilidad de buscar empleo o generar ingresos alternativos.

«Ella no habla, no escucha, no se sienta, no sostiene la cabeza”, explica la madre. “Estoy recogiendo todas mis cosas, todo está en cajas. Si lo deportan, no voy a tener renta, no voy a tener nada”, agrega sobre lo que podría pasar si deportan a su esposo. La ausencia del padre no solo representa un golpe económico, sino también un impacto emocional para la menor, que atraviesa un proceso de salud complejo mientras enfrenta la incertidumbre sobre el futuro de su familia.

El impacto de la detención migratoria en el núcleo familiar

La detención del esposo ha colocado a la familia en una situación de vulnerabilidad extrema. La mujer señaló que, desde que su pareja quedó bajo custodia migratoria, ha tenido que asumir sola todas las responsabilidades del hogar, el cuidado médico de su hija y la gestión de trámites legales, sin contar con una red de apoyo sólida.

El temor principal es que la deportación deje a la niña sin el respaldo de su padre en un momento crucial de su tratamiento, además de agravar la inestabilidad económica del hogar. Para la familia, la separación no sería solo un hecho administrativo, sino una ruptura con consecuencias humanas profundas.

De acuerdo con el relato del propio detenido, su retorno a Cuba no estaría sobre la mesa, ya que —según afirma— el gobierno de la isla se niega a aceptarlo. En ese contexto, las autoridades migratorias le habrían mencionado como alternativa una posible deportación hacia México. Con el objetivo de confirmar estos señalamientos, se intentó obtener una reacción oficial por parte de ICE; sin embargo, hasta ahora no ha habido respuesta a las solicitudes formuladas.


Desde el centro de detención, Yoendris consiguió comunicarse con sus familiares y les relató que fue trasladado a Texas tras negarse a firmar una orden de deportación definitiva. Su arresto se produjo el pasado 2 de diciembre, cuando acudía a una cita migratoria de carácter rutinario en el estado de Georgia.

“Yo tengo una niña con una discapacidad que realmente necesita de mi apoyo. Quieren deportarme a México, pero yo no soy de México, no conozco a nadie allí y no me voy a sentir seguro”, dijo el cubano desde donde se encuentra recluido.

El cubano arribó a Estados Unidos en 2017, tras aventurarse al mar a bordo de una embarcación precaria. No obstante, su entrada al país se produjo en un momento clave: apenas días después de que el entonces presidente Barack Obama pusiera fin a la política de “pies secos, pies mojados”, una decisión que terminó influyendo de manera determinante en el curso de su proceso migratorio.

De acuerdo con su esposa, durante la peligrosa travesía se extraviaron documentos fundamentales que habrían servido para sustentar un alegato de persecución política en Cuba, un factor que terminó pesando en la decisión judicial que derivó en una orden final de deportación bajo la clasificación I-220B. Ana Maris sostiene además que, a raíz de sus salidas ilegales del país, su esposo era objeto de vigilancia constante y hostigamiento por parte del régimen cubano.

Un llamado público en busca de apoyo y soluciones

Ante la falta de respuestas inmediatas, la madre decidió acudir a los medios de comunicación para visibilizar su situación y solicitar ayuda a la comunidad, organizaciones humanitarias y autoridades competentes. Su petición incluye apoyo económico, orientación legal y la consideración de alternativas migratorias que permitan al padre permanecer en Estados Unidos mientras la familia enfrenta esta emergencia.

La mujer insistió en que no se trata de eludir la ley, sino de encontrar una solución humanitaria que tome en cuenta la condición médica de la menor y la necesidad de mantener la unidad familiar durante este periodo crítico.

Un caso que refleja una realidad más amplia

Historias como esta ponen de relieve los desafíos que enfrentan muchas familias migrantes en Estados Unidos, especialmente aquellas que combinan procesos migratorios abiertos con situaciones de salud delicadas. En estos escenarios, la aplicación estricta de la ley migratoria convive con realidades humanas complejas, donde una decisión administrativa puede tener efectos directos sobre la vida y la salud de menores de edad.

Organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes han señalado en múltiples ocasiones que los casos con componentes humanitarios suelen requerir evaluaciones individualizadas, especialmente cuando hay niños enfermos involucrados.

A la espera de una respuesta

Mientras el proceso migratorio sigue su curso, la familia permanece en un limbo legal y emocional. La madre continúa buscando apoyo para sostener el tratamiento médico de su hija y evitar una separación que, asegura, podría tener consecuencias irreversibles.

El desenlace del caso aún es incierto, pero su historia ha abierto un debate sobre el equilibrio entre la aplicación de las leyes migratorias y la consideración de factores humanitarios en situaciones límite como esta.


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