La migración cubana hacia Estados Unidos atraviesa un momento crítico. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), en julio de 2025 apenas 116 cubanos fueron interceptados en las fronteras del país, la cifra mensual más baja del año fiscal y una de las más reducidas en la última década.
Un desplome histórico
De los 116 encuentros reportados, 50 se produjeron en la frontera sur, 15 en la norte y 51 en otras zonas no especificadas. La caída es aún más dramática si se compara con el inicio del actual año fiscal, cuando en octubre, noviembre y diciembre de 2024 las detenciones de cubanos superaron los 8.000 casos mensuales.
En enero de 2025, ya bajo la administración Trump, la cifra descendió a 6.294, y desde febrero se desplomó a poco más de un centenar cada mes. Hasta julio, el acumulado del año fiscal asciende a 32.677 encuentros con ciudadanos cubanos, pero la tendencia marca una reducción drástica respecto a períodos anteriores.
Comparación con la crisis migratoria reciente
Durante 2021 y 2022, en plena crisis migratoria cubana, decenas de miles de nacionales cruzaban mensualmente la frontera sur de Estados Unidos. El programa de parole humanitario implementado por la administración Biden permitió a muchos entrar legalmente, pero también generó críticas y cuestionamientos sobre la capacidad de procesar y controlar el flujo.
Hoy, ese escenario cambió radicalmente. El cierre de vías legales y la eliminación de beneficios como el parole han frenado casi por completo los cruces irregulares de cubanos. En julio de 2024, más de 12.000 personas fueron liberadas bajo parole, mientras que en julio de 2025 la cifra fue cero.
Efecto en la frontera y récords de control
El fenómeno no afecta solo a los cubanos. A nivel general, CBP reportó en julio 24.628 encuentros de migrantes, el número más bajo de su historia y el segundo mes consecutivo con cifras mínimas.
Ese mismo mes se produjeron apenas 6.177 aprehensiones por parte de la Patrulla Fronteriza, un 23 % menos que el mínimo registrado en junio. La frontera suroeste, habitual punto de cruce para latinoamericanos y cubanos, registró 4.601 aprehensiones. El 20 de julio marcó un hito: con 116 aprehensiones totales en todo el país, fue el día de menor actividad registrado en la historia de la agencia.
El discurso oficial: triunfo político
Para la administración Trump, los números confirman el éxito de su estrategia de “cero tolerancia”. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, celebró los números no mienten: esta es la frontera más segura de la historia. El presidente Donald J. Trump no solo gestionó la crisis: la obliteró”. Y añadió: “No más excusas. No más liberaciones. Hemos puesto a los carteles a la defensiva y recuperado nuestra frontera”.
Por su parte, el comisionado de CBP, Rodney Scott, aseguró que «CBP volvió a cerrar los cruces ilegales este mes, estableciendo récords de cumplimiento y recaudando miles de millones en aranceles”.
El costo humano para los cubanos
El desplome de cifras refleja el endurecimiento de las políticas migratorias, pero también supone un duro golpe para miles de cubanos que aspiraban a emigrar a Estados Unidos. En la isla persisten la inflación, la escasez y la falta de libertades políticas, factores que han alimentado una de las mayores oleadas migratorias en la historia reciente.
Muchos cubanos que antes emprendían viaje por tierra desde Centroamérica ahora enfrentan fronteras cerradas, mayores riesgos y menos alternativas legales. Organizaciones de derechos humanos han advertido que el endurecimiento de las medidas podría aumentar los intentos desesperados de salida en balsas y embarcaciones precarias, con el consiguiente riesgo de tragedias en el mar.
Una nueva etapa en la política migratoria
Los números de julio marcan un punto de inflexión en la política migratoria de Estados Unidos:
- Reducción inédita de los cruces ilegales.
- Eliminación de vías humanitarias como el parole.
- Mayor control y disuasión como eje central del discurso oficial.
Sin embargo, expertos advierten que, si bien los datos evidencian una frontera más controlada, el problema de fondo —la crisis en los países emisores, como Cuba— sigue sin resolverse.
En conclusión: el récord de solo 116 cubanos en julio simboliza un cambio de era en la relación migratoria entre la isla y Estados Unidos. Mientras el gobierno de Trump presenta la caída como un triunfo de seguridad nacional, para miles de familias cubanas significa la pérdida de la última esperanza de un camino hacia el norte.