Influencer cubana revela como escapó de Cuba hasta llegar a EE.UU tras participar en las protestas de 11 de julio

La historia de la influencer cubana Irina Tamayo se ha convertido en un reflejo de las complejas rutas y riesgos que enfrentan los migrantes de la isla para llegar a Estados Unidos. Con más de 260 000 seguidores en Instagram, Tamayo relató en un video el periplo que la condujo desde Cuba hasta Miami, marcado por la represión política, la incertidumbre y la resistencia personal.

Señalada tras las protestas del 11J

El punto de partida de su odisea está ligado a las manifestaciones del 11 de julio de 2021 (11J), la mayor ola de protestas antigubernamentales en Cuba en décadas. Como muchos jóvenes, Tamayo compartió en redes sociales mensajes críticos y apoyo a los manifestantes. Pocos días después, agentes de la Seguridad del Estado se presentaron en su casa para advertirle que estaba bajo investigación penal.


“Yo estaba normal, a las 4:00 de la tarde en mi casa, llega la policía, y abro la puerta”, comenzó explicando la muchacha. Aunque no fue detenida formalmente, recibió un mensaje directo: estaba vigilada y debía abstenerse de cualquier intento de salida del país. Ese episodio marcó el inicio de una decisión crucial: abandonar la isla antes de ser encarcelada.

Una salida improvisada hacia Rusia

Tamayo contaba con visa mexicana, por lo que su primera opción fue volar directamente a México. Sin embargo, al intentar reservar pasajes descubrió que no había vuelos disponibles desde La Habana. La única alternativa viable, y casi de urgencia, fue viajar a Rusia, un destino frecuente en aquel momento para quienes buscaban rutas de escape hacia otros países.

“Llamo al muchacho de los pasajes y me dice: ‘Irina, solamente tengo vuelos a Rusia’. Y dije, bueno, pues Rusia”, menciona. En cuestión de horas consiguió un boleto y partió al día siguiente. Pero lo que parecía una escala transitoria se convirtió en una pesadilla: en Moscú permaneció 18 días confinada en una habitación, sin libertad para circular ni certeza de cuándo podría salir.

Durante ese tiempo enfrentó múltiples interrogatorios y obstáculos burocráticos. Las autoridades rusas desconfiaban de su itinerario y le exigían explicaciones sobre por qué una cubana quería volar desde Moscú hacia Ciudad de México. La pandemia de COVID-19, con sus restricciones aéreas y fronterizas, agravaba aún más la situación.

View this post on Instagram

A post shared by Basico Stream (@basicostream)


Rumbo a México y cruce fronterizo

Tras más de dos semanas de encierro e incertidumbre, logró salir de Rusia rumbo a Ciudad de México. Desde allí se trasladó a la frontera norte, escogiendo el paso de Mexicali, en Baja California, como punto de entrada a Estados Unidos.

Siguiendo el patrón de miles de cubanos en los últimos años, Tamayo se entregó a las autoridades fronterizas y solicitó asilo político. Según su testimonio, las primeras palabras que pronunció fueron simples pero decisivas: “Hola, soy cubana”. Esa declaración bastó para iniciar su proceso bajo la ley estadounidense de inmigración.

Una nueva vida en Miami

Hoy Irina Tamayo reside en Miami, donde ha continuado su carrera como creadora de contenido digital. Desde esta ciudad, epicentro de la diáspora cubana, comparte experiencias con sus seguidores y mantiene viva la memoria de lo que la llevó a abandonar la isla.

Aunque disfruta de un entorno de mayor libertad, asegura que no olvida el miedo a la represión en Cuba ni los días de encierro en Moscú, a los que describe como “una de las pruebas más duras de mi vida”.

Contexto migratorio

El relato de Tamayo se inserta en un escenario marcado por la salida masiva de cubanos en la última década. Según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más de 300 000 cubanos llegaron a Estados Unidos entre 2021 y 2023, convirtiéndose en uno de los flujos migratorios más significativos del hemisferio.

Las rutas incluyen vuelos a terceros países como Nicaragua, Rusia o Guyana, combinados con viajes terrestres hasta la frontera con México. En todos los casos, los testimonios coinciden en describir trayectos plagados de incertidumbre, abusos, riesgos sanitarios y un alto costo económico y emocional.

Una voz desde el exilio digital

El papel de influencers y creadores de contenido como Irina Tamayo ha sido clave en visibilizar no solo la represión en Cuba, sino también las experiencias de quienes emprenden estas travesías. A través de sus publicaciones, muestra la resiliencia y los sacrificios de una generación que busca rehacer su vida lejos de la isla.

Su caso, al igual que el de muchos otros, revela cómo las redes sociales se han convertido en una ventana de denuncia y también en un puente entre los migrantes y las comunidades que los reciben en ciudades como Miami.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *