
Lo que comenzó como un viaje familiar para reencontrarse con su abuela terminó convirtiéndose en una de las experiencias más difíciles de su vida. La creadora de contenido cubana Nelita Tiki (@nelita.tiki) relató en sus redes sociales el impacto emocional y físico que le provocó su reciente visita a Cuba, marcada por apagones interminables, escasez de agua y un clima de profundo desánimo social.
Apagones de más de un día y medio
En una serie de videos publicados tras su regreso a Estados Unidos, Nelita describió cómo las interrupciones eléctricas superaban en ocasiones las 38 horas continuas, seguidas de breves lapsos con servicio.
“No es lo mismo que te digan que Cuba lleva 38 horas sin corriente a tú vivirlo allí adentro. Aquello está deprimente. La gente no tiene ánimo”, expresó. Según su testimonio, la electricidad se restablecía por apenas dos o cuatro horas antes de volver a cortarse, afectando no solo la rutina diaria, sino también la salud, la conservación de alimentos y cualquier actividad que dependiera de la energía.
“La corriente la ponen dos horas, cuatro horas. No hay humanidad, no hay respeto. No puedo explicar la tristeza con la que he vuelto porque desgraciadamente no puedo hacer nada”, enfatizó.
Esta situación, denunciada por múltiples comunidades en la isla, responde a un sistema eléctrico colapsado, incapaz de cubrir la demanda. En los últimos meses, el Gobierno ha atribuido los cortes a roturas en las termoeléctricas y falta de combustible, mientras la población acusa una mala gestión prolongada.
Escasez y falta de servicios básicos
La tiktoker también enfrentó problemas en el suministro de agua, otro de los males crónicos que golpea a los cubanos. Describió la sensación de impotencia ante la falta de recursos mínimos y la imposibilidad de cambiar la situación.
“El ambiente es deprimente, hay una falta de humanidad y respeto hacia la gente”, comentó, dejando claro que el deterioro no se percibe igual desde el exterior que cuando se vive día a día.
El contraste: amor familiar en medio de la crisis
Pese al sombrío panorama, Nelita destacó que su motivación principal para viajar fue el reencuentro con su abuela, una figura central en su vida. El afecto y la cercanía de su familia fueron, dijo, lo único que compensó parcialmente el peso de la experiencia. “El cariño de mi familia es lo más hermoso que me llevo, pero la tristeza de ver cómo vive mi gente no se me quita”, afirmó.
Una decisión tomada: no volver por ahora
Tras esta vivencia, la creadora aseguró que no piensa regresar a Cuba “en mucho tiempo”. Su testimonio provocó un intenso eco en las redes sociales, generando reacciones de todo tipo. Muchos usuarios confesaron verse reflejados en su dolor y en la impotencia que transmiten sus palabras, mientras que otros le agradecieron por romper el silencio y exponer ante el mundo la cruda realidad que enfrenta Cuba en estos tiempos.
«Cuando voy a cuba lloro más cuando regreso que cuando llego porque es triste lo que se vive en Cuba». «Ojalá y todos los cubanos que estamos aquí alzaran la voz, porque lo podemos hacer y no lo hacemos, porque es como tu has dicho hay que vivirlo». «Cuba duele y duele mucho yo tengo a mis padres y tengo que ir si no allí no me ven ni el pelo», comentaron algunos usuarios.
Su testimonio se suma al de otros cubanos que, luego de visitar la isla, han denunciado públicamente la crisis energética, la escasez de productos básicos y el ambiente de frustración generalizada.
Contexto: un país en emergencia permanente
Cuba atraviesa en 2025 una de las peores crisis socioeconómicas en décadas. A la falta de electricidad y agua se suman la inflación, la caída de la producción interna y la migración masiva. Organismos independientes estiman que más de 500 mil cubanos han abandonado el país en los últimos tres años, y quienes permanecen enfrentan colas interminables para adquirir alimentos, apagones de más de 20 horas diarias y un acceso cada vez más restringido a medicinas.
Las denuncias de viajeros como Nelita no solo exponen la precariedad del día a día, sino también el desgaste emocional de quienes, aun viviendo fuera, mantienen lazos familiares estrechos con la isla.