
La muerte de Claudia Mojarrieta Matos, una joven cubana de solo 21 años reportada como desaparecida en Illinois, ha generado un profundo impacto tanto en la diáspora cubana en todo Estados Unidos como en su tierra natal de Holguín.
El hallazgo de su cuerpo y la posterior detención de un sospechoso por su presunto asesinato han estremecido a cientos de personas que siguieron el caso desde el primer aviso publicado en redes sociales. La tragedia reabre debates sobre la seguridad de jóvenes migrantes, la violencia de género y la vulnerabilidad de quienes llegan solos al país en busca de oportunidades.
Una desaparición que encendió las alarmas
El reporte de desaparición de Claudia se produjo el pasado 6 de diciembre casi al amanecer y se difundió rápidamente entre conocidos, vecinos y miembros de la comunidad cubana en Illinois. La joven había sido vista por última vez cuando presuntamente se dirigía a reunirse con una persona de su confianza en la cuadra 600 de West Lorraine Avenue, un detalle que desde el inicio generó dudas sobre su seguridad.
Según explica la Fiscalía Estatal del Condado DuPage el denunciante recibió una llamada de la víctima en la que podía escuchar un forcejeo y lamentos que le motivaron a regresar al lugar y al percatarse de que no estaba allí decidió llamar a emergencias y reportar su desaparición. Su ausencia fue considerada “totalmente atípica” por familiares y amigos, lo que motivó que la búsqueda se activara de inmediato.
Durante las horas siguientes, redes sociales y grupos comunitarios se involucraron en la difusión del caso, compartiendo fotografías, descripciones y posibles rutas que la joven habría podido recorrer. Diversos voluntarios colaboraron con las autoridades, revisaron áreas cercanas y solicitaron acceso a cámaras privadas con la esperanza de dar con algún rastro que permitiera localizarla con vida.
El hallazgo del cuerpo y el giro decisivo en la investigación
La incertidumbre terminó en tragedia, agentes policiales encontraron un cuerpo femenino que luego fue identificado como el de Claudia, confirmando los peores temores de su familia. De inmediato, la investigación cambió de naturaleza, orientándose hacia un presunto caso de homicidio. Las autoridades, que ya mantenían bajo observación a Santino Ortiz de 22 años con quien la joven tuvo contacto previo y vivía a una cuadra del último lugar donde vieron a la joven, procedieron a su detención y lo señalaron como principal sospechoso de asesinato.
Aunque la policía no ha divulgado aún todos los detalles por tratarse de una investigación abierta, trascendió que existen pruebas preliminares que vinculan al detenido con los últimos movimientos de la víctima. Los investigadores trabajan en la reconstrucción del trayecto que realizó la joven, el análisis del teléfono móvil y el examen de evidencias físicas encontradas en la escena.
Durante la tarde del sábado, Ortiz terminó en las oficinas del Departamento de Policía de Elmhurst, donde agentes lo interrogaron extensamente antes de dejarlo detenido. Su arresto ocurrió apenas medio día después de que una llamada al 911 pusiera en marcha la investigación en su contra.
Según detalló la fiscalía, el hombre presuntamente había contactado a la mujer para pedirle servicios sexuales y, tras varias comunicaciones, acordó encontrarse con ella en la avenida Lorraine, lugar que luego se convirtió en pieza clave del caso.
Desde allí, llevó a la mujer hasta su garaje, donde ocurrió el ataque. Según los investigadores, la agresión fue feroz: la golpeó contra el suelo y la hirió en múltiples ocasiones con un cuchillo. Después, le cubrió la cabeza con una bolsa y escondió el cuerpo dentro de un contenedor de basura, intentando borrar cualquier rastro inmediato.
Las autoridades relataron que, cerca de las 8:00 a.m., Ortiz cargó el cuerpo en su camioneta y emprendió camino hacia una zona boscosa en Wadsworth. En ese lugar apartado, dejó el cadáver a unos 12 metros de la carretera, oculto entre arbustos densos y árboles, buscando que la vegetación lo mantuviera fuera de la vista.
El cuerpo de la cubana lo encontraron en una zona boscosa a 12 metros de la carretera en la villa de Wadsworth. Tras la autopsia reveló que el atacante le propinó siete puñaladas en el rostro y la cabeza que fueron suficientes para matarla.
La investigación continúa: posibles cargos y juicio
Las autoridades confirmaron que el individuo detenido enfrenta cargos preliminares de homicidio, aunque la tipificación exacta dependerá del avance de los peritajes forenses y de los interrogatorios. El caso podría incluir agravantes si se demostrara que a la víctima la engañaron y la retuvieron contra su voluntad para atacarla.
Se espera que en las próximas semanas la fiscalía presente una acusación formal ante la corte estatal, lo que permitirá conocer más detalles del crimen, el móvil y las pruebas acumuladas por los investigadores.
Por el momento el juez Joshua Dieden ordenó que el acusado debe permanecer en prisión por preventiva en espera de la audiencia en corte el 5 de enero de 2026. La comunidad cubana en Illinois ya ha anunciado que seguirá el caso de cerca para exigir transparencia y justicia.
Indignación, dolor y temor en la comunidad cubana en EE. UU.
El caso de Claudia resonó especialmente entre la diáspora cubana por tratarse de una joven que había llegado recientemente a Estados Unidos con aspiraciones laborales y un futuro por construir. Su muerte ha generado mensajes de tristeza, indignación y temor entre jóvenes migrantes que se vieron reflejados en su historia.
Decenas de usuarios en redes sociales denunciaron lo que consideran un patrón preocupante: la vulnerabilidad de mujeres jóvenes que, en ausencia de una red familiar fuerte, quedan más expuestas a situaciones de violencia, manipulación o engaño. «Fue una persona de un corazón inmenso, muy humilde siempre, lo que ella no tenía, lo buscaba con tal de ayudarte a ti, ella se quitaba lo de ella”, declaró a la prensa Sandra quien aseguró conocerla desde Cuba.
Otros aprovecharon para pedir mayor atención de las autoridades locales a casos de desapariciones, especialmente cuando involucran a inmigrantes recién establecidos en el país.
El eco del crimen se ha sentido con fuerza en todo Illinois. Robert Berlin, fiscal estatal del condado de DuPage, expresó públicamente sus condolencias y extendió un mensaje de solidaridad a los familiares y allegados de la víctima.
“Con un total desprecio por la vida humana, la joven Claudia fue arrebatada en un acto de violencia brutal y sin sentido. El tipo de violencia denunciada en este caso no será tolerado en el condado de DuPage y será procesada con todo el rigor de la ley”, afirmó Berlin.
Repatriación y el drama de una familia entre dos países
La familia de Claudia, residente en Cuba, enfrenta ahora el duro proceso de la repatriación del cuerpo, un procedimiento costoso y emocionalmente devastador. Con el apoyo de amigos y compatriotas en Illinois, han iniciado la gestión de documentos, permisos y fondos necesarios para trasladarla a la isla, donde será despedida por sus seres queridos.
Para los padres y hermanos de la joven, el caso ha significado no solo una pérdida irreparable, sino también la angustia de recibir noticias fragmentadas desde la distancia, sin poder participar directamente en la búsqueda o en las primeras etapas de la investigación.
Violencia contra mujeres migrantes: un problema creciente
El caso de Claudia se inscribe en una tendencia que expertos y organizaciones han venido señalando desde hace años: las mujeres migrantes enfrentan un riesgo desproporcionado de violencia, especialmente durante sus primeros meses de adaptación en un nuevo país. La falta de redes de apoyo, la dependencia de extraños para cuestiones básicas como transporte o vivienda, y la presión económica aumentan la exposición a situaciones peligrosas.
Activistas y analistas han resaltado que, aunque Estados Unidos posee recursos legales y sociales para proteger a víctimas, muchos inmigrantes no conocen estos mecanismos o tienen miedo de interactuar con autoridades por su estatus migratorio, incluso cuando viven legalmente en el país.
El caso de Claudia podría reactivar iniciativas locales de educación comunitaria, programas de acompañamiento para recién llegados y llamados a reforzar políticas de prevención enfocadas en mujeres jóvenes.
Un nombre que se convierte en símbolo
La muerte de Claudia Mojarrieta Matos no solo deja un vacío profundo entre quienes la conocieron, sino que también se ha transformado en un símbolo de un reclamo mayor: la necesidad de proteger a las jóvenes migrantes que, como ella, llegan con sueños y terminan enfrentando peligros inesperados.
Su historia ha unido a cientos de personas en un llamado colectivo para que se haga justicia y para que se fortalezcan los mecanismos de prevención en comunidades donde la violencia de género sigue siendo una amenaza latente.





