
La iglesia católica quiere mantener su cómodo estatus con el gobierno de Cuba en vez de escuchar los reclamos de grupos disidentes y las Damas de Blanco que han pedido la mediación del Papa Benedicto XVI. Es triste ver a la iglesia católica preocupada por presiones políticas o con miedo a perder su estatus de complacencia con el gobierno cuando los cubanos son reprimidos por expresarse libremente.






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