Identificación en cinco segundos: el nuevo sistema biométrico que cambia los controles en el Aeropuerto de Miami

El Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) puso en marcha un nuevo sistema de verificación biométrica que permite confirmar la identidad de los pasajeros en apenas cinco segundos mediante reconocimiento facial. La tecnología, desarrollada por la empresa privada CLEAR en coordinación con la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), busca reducir filas y tiempos de espera en uno de los aeropuertos con mayor tráfico internacional de Estados Unidos.

La iniciativa forma parte de un proceso más amplio de modernización de los controles aeroportuarios, especialmente relevante para Miami, considerado una puerta de entrada clave para viajeros provenientes de América Latina, el Caribe y Europa. Sin embargo, su implementación también abre interrogantes sobre accesibilidad, privacidad y el impacto diferenciado en determinados grupos de pasajeros.


Cómo funciona el sistema y a quién beneficia

El nuevo sistema utiliza escáneres faciales instalados en portones especiales. Los pasajeros previamente registrados en la plataforma de CLEAR pueden validar su identidad sin mostrar documentos físicos en esa primera etapa del control de seguridad en tan solo cinco segundos. Tras la verificación biométrica, continúan hacia el proceso regular de inspección de la TSA.

El acceso a esta tecnología está limitado a viajeros que cumplan dos requisitos: estar inscritos en TSA PreCheck y contar con una membresía activa de CLEAR Plus, un servicio privado con costo anual. Quienes no formen parte de estos programas continúan utilizando los carriles tradicionales, sin cambios en el procedimiento habitual.

Las autoridades aeroportuarias señalan que el sistema fue financiado por la empresa privada, por lo que no representó un gasto directo para los contribuyentes, y destacan su potencial para descongestionar áreas de seguridad en momentos de alta afluencia.

Impacto específico en viajeros inmigrantes e internacionales

En el caso de Miami, donde una proporción significativa de los pasajeros son inmigrantes, residentes permanentes o visitantes internacionales, el impacto del sistema biométrico es desigual. Muchos viajeros extranjeros no califican para TSA PreCheck o no optan por membresías privadas como CLEAR, ya sea por razones económicas, falta de información o estatus migratorio.

Para inmigrantes con procesos migratorios en curso, solicitantes de asilo o personas con estatus temporales, el uso de tecnologías biométricas puede generar inquietud adicional, aunque el sistema de CLEAR no sustituye ni interfiere con los controles migratorios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). La verificación biométrica se limita exclusivamente a la identidad para fines de seguridad aeroportuaria, no a la evaluación del estatus migratorio.


En vuelos internacionales, especialmente de salida, el sistema puede representar una ventaja para viajeros frecuentes que cumplen los requisitos, pero su alcance sigue siendo limitado frente al volumen total de pasajeros internacionales que transitan por MIA cada año. Para la mayoría, los procesos de control continúan dependiendo de documentación física y verificaciones manuales.

Privacidad y manejo de datos

El uso de reconocimiento facial vuelve a colocar en el centro del debate el manejo de datos biométricos. CLEAR ha señalado que la información recopilada se utiliza únicamente con fines de verificación de identidad y que los usuarios deben otorgar su consentimiento previo para participar en el programa.

No obstante, organizaciones defensoras de derechos civiles advierten que la expansión de este tipo de tecnologías requiere supervisión constante y reglas claras sobre almacenamiento, uso y eliminación de datos, especialmente en aeropuertos que atienden a comunidades migrantes diversas y vulnerables.

Un modelo que se expande en Estados Unidos

Miami se suma así a una red de más de 20 aeropuertos estadounidenses donde ya operan sistemas biométricos similares. Las autoridades no descartan ampliar su uso a otras terminales o fases del proceso aeroportuario, a medida que crece la demanda por viajes más rápidos y sin contacto.

Mientras tanto, el Aeropuerto Internacional de Miami enfrenta el reto de equilibrar eficiencia y seguridad con inclusión y transparencia. En una ciudad marcada por la movilidad internacional y la diversidad migratoria, la adopción de tecnologías avanzadas promete beneficios operativos, pero también exige un enfoque cuidadoso para no profundizar brechas entre distintos perfiles de viajeros.


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