Agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) detuvieron recientemente en Houston a Adermis Wilson González, el ciudadano cubano que en 2003 protagonizó el secuestro de un avión Antonov-24 que cubría la ruta Nueva Gerona-La Habana, con la intención de desviarlo hacia Estados Unidos.
El arresto ha reavivado la atención sobre uno de los episodios más tensos en la historia de las relaciones migratorias entre Cuba y Estados Unidos, y ha generado preocupación en la familia de Wilson, quien enfrenta una posible deportación mientras padece delicados problemas de salud.
Un secuestro que conmocionó a Cuba
La noche del 31 de marzo de 2003, Wilson, entonces de 34 años, abordó el vuelo comercial cubano portando dos granadas con las que amenazó a tripulación y pasajeros. Exigía que el avión, con 47 personas a bordo, volara hasta Miami, pero como no tenía suficiente combustible tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto Internacional José Martí.
Lo que siguió fue un complejo operativo de negociación que se extendió durante 14 horas y que involucró al propio líder cubano Fidel Castro y al entonces jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, James Cason que ocasionaron que el secuestrador liberara 22 personas entre ellos niños y mujeres antes de despegar hacia la Florida.
En el trayecto lo escoltaron dos aviones F-15 de la Fuerza Aérea de EE.UU y un helicóptero Black Hawk. Wilson se entregó pacíficamente a las autoridades estadounidenses.
Condena y años de prisión
Tras su llegada a Estados Unidos, Wilson fue procesado por piratería aérea en tribunales federales. Fue condenado y pasó casi 20 años recluido en una prisión federal en Carolina del Sur. En abril de 2021, tras cumplir su sentencia, quedó bajo custodia de ICE, aunque su deportación fue suspendida en ese momento por razones humanitarias. Fue liberado el 23 de septiembre de 2021por problemas de salud.
Serios problemas de salud
Desde 2017, Adermis Wilson enfrenta una parálisis en las piernas que lo obliga a desplazarse en silla de ruedas. Además, sufre hipertensión arterial y afecciones cardíacas que, según su familia, comprometen seriamente su estado físico y su capacidad para afrontar un eventual retorno a Cuba, país que podría considerarlo un disidente peligroso por el secuestro del avión.
De acuerdo con los familiares, Wilson está bajo medicación constante y requiere cuidados médicos que temen no poder garantizarse ni en un centro de detención prolongado ni, mucho menos, en Cuba. Argumentan que su deportación podría exponerlo a tratos crueles o inhumanos, lo que violaría convenios internacionales como la Convención contra la Tortura, suscrita por Estados Unidos.
Deportación a Cuba o a un tercer país
Durante su más reciente detención, ocurrida entre el 29 y 30 de junio de 2025, Wilson informó en una videollamada que ICE le comunicó la posibilidad de enviarlo a México como alternativa a su repatriación a la isla. Este procedimiento, conocido como “tercer país seguro,” ha sido aplicado recientemente a otros cubanos con órdenes de deportación bajo la política migratoria más restrictiva que ha cobrado fuerza en los últimos meses.
El caso de Wilson se produce en el contexto de endurecimiento de las medidas migratorias bajo la administración del expresidente Donald Trump, que ha incentivado más redadas y ha recibido el respaldo de recientes fallos del Tribunal Supremo que avalan deportaciones hacia terceros países.
Familia en vilo
Los familiares de Wilson han expresado a medios de prensa su angustia ante la posibilidad de que sea deportado a Cuba o trasladado a México, temiendo tanto por su salud como por posibles represalias políticas. Además, resaltan que Adermis Wilson ya ha cumplido su condena y consideran injusto que vuelva a enfrentar una detención prolongada o el riesgo de un destino incierto.
“Estamos desesperados y no entendemos nada de lo que ha sucedido. Adermis no puede regresar a Cuba y las propias autoridades de Estados Unidos lo saben”, dijo Yolaine Wilson, hermana del detenido quien aclaró que lo detuvieron en Houston, Texas el pasado domingo en la mañana y no han tenido contacto telefónico con él.
Mientras tanto, el futuro migratorio y legal de Wilson González permanece incierto. Su caso vuelve a exponer el complejo cruce entre leyes migratorias, derechos humanos y las huellas que dejan episodios del pasado en las vidas de quienes una vez protagonizaron titulares internacionales.