Imelda, que comenzó como tormenta tropical en aguas del Caribe, se intensificó rápidamente en el Atlántico occidental hasta alcanzar la categoría 1 de huracán, con vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora. El fenómeno se desplaza hacia el noreste a 11 km/h y se prevé que acelere su trayectoria hacia el este-noreste en las próximas horas.
La magnitud del sistema se refleja en su alcance: los vientos con fuerza de huracán cubren un radio de 75 kilómetros, mientras que los de tormenta tropical se expanden hasta casi 300 kilómetros, un escenario que aumenta los riesgos incluso en zonas alejadas del ojo.
De acuerdo con el boletín de las 11:00 a.m. EDT del martes, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) situó el ojo del huracán Imelda en los 29.1 grados de latitud norte y 76.6 grados de longitud oeste, a unos 1.180 kilómetros al oeste-suroeste de Bermudas.
Impactos en la costa este y en Florida
Aunque el ojo del huracán se mantiene distante de la línea costera continental, Imelda ha generado fuertes marejadas, oleaje peligroso, erosión en playas e inundaciones costeras menores.
En Volusia, Florida, las corrientes de resaca derivadas de la tormenta ya cobraron una víctima: un hombre de 51 años falleció tras ser arrastrado en la playa, de acuerdo con la Oficina del Sheriff del condado. La tragedia se suma a la larga lista de muertes indirectas que dejan los ciclones cada año en Estados Unidos, incluso cuando no tocan tierra directamente.
«Se espera que las olas y el oleaje alto de Humberto e Imelda produzcan condiciones marinas peligrosas y corrientes de resaca a lo largo de gran parte de la costa este de los Estados Unidos durante los próximos días», resalta el NWS en una publicación en X.
Lluvias en Carolina del Norte y advertencias locales
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) advirtió que algunas áreas del sureste de Carolina del Norte recibirán acumulados de hasta 100 milímetros de lluvia. Algunas áreas podrían experimentar un incremento del agua de entre 30 y 60 centímetros sobre su nivel habitual cuando coincidan las mareas altas.
Bermudas bajo doble amenaza
El gobierno de Bermudas emitió una advertencia de huracán ante la inminente llegada de Imelda, que se espera provoque condiciones severas a partir del miércoles por la tarde. La situación es más compleja porque Bermudas ya se encuentra bajo los efectos del huracán Humberto, a apenas 725 kilómetros de distancia de Imelda, configurando un inusual escenario de sistemas simultáneos que incrementa el riesgo para la isla.
Mientras Humberto, un poderoso huracán de categoría 2, acaricia el oeste de las islas dejando a su paso lluvias torrenciales y marejadas peligrosas, Imelda se aproxima con más intensidad y una trayectoria frontal.
De acuerdo con el experto Michael Lowry, la distancia entre Imelda y Humberto es de apenas 725 kilómetros, situándolos entre los diez dúos de tormentas más próximos que se han documentado en el Atlántico desde 1966, cuando comenzaron los registros satelitales.
Esta inusual proximidad ha dado lugar a un efecto de interacción: Humberto ejerce una fuerza que empuja a Imelda hacia aguas abiertas, pero el riesgo sobre tierra firme se mantiene latente.
Víctimas en Cuba antes de la intensificación
En Cuba, donde Imelda se presentó como tormenta tropical, se confirmaron al menos dos fallecidos. Uno de ellos fue un hombre de 60 años que murió cuando su vivienda colapsó tras un deslizamiento de tierra ocasionado por intensas lluvias. Autoridades locales reportaron además daños en viviendas e infraestructuras en el oriente del país.
Una temporada ciclónica muy activa
La temporada de huracanes de 2025 está mostrando una actividad superior al promedio. Hasta la fecha, se han registrado más de diez tormentas con nombre y al menos cuatro huracanes que alcanzaron la categoría 1 o superior, entre ellos Gabrielle, Humberto y ahora Imelda.
El Atlántico se encuentra en una fase de alta actividad ciclónica vinculada a condiciones oceánicas y atmosféricas inusualmente favorables, como temperaturas del mar más cálidas y un patrón de viento que facilita el desarrollo de sistemas.
En comparación, la temporada de 2020 —una de las más activas de la historia— tuvo un récord de 30 tormentas con nombre. Los expertos advierten que, de mantenerse la tendencia, 2025 podría ubicarse entre las temporadas más intensas de la última década.
EE.UU alerta
Hasta el momento Estados Unidos no ha sido hostigado por un fenómeno de estos de gran intensidad en lo que va de año, solamente la tormenta tropical Chantal tocó tierra en Carolina del sur hace dos meses, pero no causó estragos. De mantenerse esta situación sería la primera vez en diez años que un huracán no afecta directamente al país.
Cambio climático y tormentas más intensas
Meteorólogos y climatólogos coinciden en que la intensificación rápida de fenómenos como Imelda refleja los efectos del cambio climático. El calentamiento global está elevando las temperaturas oceánicas, lo que alimenta a los ciclones y les permite fortalecerse en lapsos mucho más cortos de tiempo.
La Agencia Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha documentado un incremento en el número de huracanes mayores (categoría 3 o más) en las últimas décadas, una tendencia que preocupa a las comunidades costeras por el mayor potencial de destrucción.
Impacto social y económico
Aunque Imelda no ha impactado directamente territorio continental estadounidense, sus efectos indirectos ya se sienten en la economía local: cancelaciones de vuelos en aeropuertos de la costa este, advertencias para embarcaciones, pérdidas en el turismo costero y el cierre preventivo de playas. En Cuba, las lluvias dejaron afectaciones en viviendas precarias y cortes en el servicio eléctrico.
El Banco Mundial estima que los desastres naturales en el Caribe generan pérdidas anuales equivalentes al 2 % del PIB de la región, una cifra que tiende a incrementarse con la mayor intensidad de los fenómenos.
Recomendaciones de seguridad para la población
Ante la amenaza de Imelda y otros sistemas activos en el Atlántico, las autoridades insisten en reforzar medidas preventivas:
- Evitar bañarse en playas con fuerte oleaje y corrientes de resaca.
- Mantenerse informado a través de boletines oficiales del NHC y autoridades locales.
- Asegurar objetos en exteriores que puedan ser arrastrados por el viento.
- Contar con reservas de agua potable, alimentos no perecederos, linternas y medicamentos básicos para varios días.
- Tener a mano un plan de evacuación familiar y atender de inmediato las órdenes oficiales de desalojo en áreas de riesgo.
Un llamado a la resiliencia
La temporada de huracanes aún se encuentra en su punto más crítico —septiembre y octubre son históricamente los meses de mayor riesgo—, por lo que tanto Estados Unidos como el Caribe deben permanecer en estado de alerta. Imelda recuerda que incluso sin impacto directo, los ciclones pueden dejar muertes, daños materiales y un efecto psicológico profundo en comunidades que viven cada año bajo la amenaza de la naturaleza.