El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) detuvo en Florida a Ruber González Pedraza, hermano de la exjueza cubana Melody González Pedraza. Su arresto, ocurrido esta semana, reabre el debate sobre el perfil de algunos migrantes cubanos que ingresaron al país bajo el programa de parole humanitario y que posteriormente han enfrentado procesos de deportación.
De la propaganda oficialista en Cuba a un centro de detención en Miami
Ruber González, se graduó en 2011 de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), tuvo vínculos con el aparato de comunicación estatal cubano, también alegan vecinos que trabajó en el sector bancario cubano. Durante años colaboró con artículos de opinión en medios como Cubadebate y mantuvo un perfil en redes sociales bajo el seudónimo de “Azacel”, donde reproducía mensajes alineados con el discurso oficial. Dicho perfil fue eliminado poco antes de su salida hacia Estados Unidos en 2024.
Un artículo de septiembre de 2010 lo retrató respaldando abiertamente la causa de los cinco espías cubanos sentenciados en tribunales estadounidenses, mientras arremetía contra la prensa extranjera por, según él, silenciar deliberadamente el asunto.
Pese a haber obtenido un ingreso legal mediante el parole humanitario, su situación migratoria se complicó rápidamente. Un juez de inmigración le concedió en su momento la posibilidad de salida voluntaria, pero al no ejecutarse, quedó bajo orden de deportación. Esa disposición sirvió de base legal para que ICE lo detuviera y lo trasladara al centro de detención de Krome, en el sur de la Florida, donde aguarda su deportación.
El caso de la exjueza Melody González Pedraza
El destino de Ruber está directamente ligado al de su hermana Melody, quien emigró a Estados Unidos en mayo de 2024 bajo el mismo programa. Melody ejerció como jueza en Cuba y es recordada por haber dictado sentencias de prisión contra jóvenes acusados de protestar contra el régimen el 11 de julio de 2021, incluso cuando ella misma reconoció que no existían pruebas sólidas en algunos expedientes.
Esa trayectoria le valió críticas de organizaciones de derechos humanos, que la señalan como ejemplo de la participación del sistema judicial en la represión política.
En mayo de 2025, un juez de inmigración en EE.UU. rechazó su solicitud de asilo político, dejándola bajo una orden oficial de deportación. Tras conocerse la decisión, la exjueza expresó su disposición a regresar a Cuba lo antes posible, aunque el proceso administrativo aún sigue abierto.
Un historial familiar de vínculos con el régimen
El caso de los González Pedraza no se limita a Ruber y Melody. Según medios independientes, otros miembros de la familia también han estado relacionados con estructuras oficiales cubanas, lo que ha generado suspicacias dentro de la diáspora en Miami.
La detención de Ruber convierte a esta familia en uno de los ejemplos más notorios de exfuncionarios o colaboradores del sistema cubano que emigran a Estados Unidos, enfrentan rechazo en parte de la comunidad exiliada y posteriormente quedan atrapados en procesos de deportación.
Implicaciones legales y políticas
En el plano legal, la deportación de Ruber parece inminente, ya que habría aceptado su salida y existen vuelos programados hacia Cuba en los próximos días. Su regreso podría concretarse antes de que finalice septiembre.
En contraste, el futuro de Melody luce más incierto: aunque la orden de deportación está firme, aún podría apelar o solicitar algún tipo de alivio migratorio. La decisión final dependerá de la respuesta de las cortes y de la política migratoria del gobierno estadounidense hacia casos con perfiles controvertidos.
Desde la perspectiva política, expertos señalan que el regreso de ambos a Cuba podría tener varias lecturas: colaboración con el régimen como informantes, sometimiento a vigilancia estricta, o incluso un eventual juicio si las autoridades consideran que traicionaron la confianza del Estado cubano al emigrar.
Reacciones en la comunidad cubana
El caso ha generado un fuerte debate en redes sociales y entre sectores del exilio. Para algunos, la deportación es un acto de justicia, ya que consideran que ni Ruber ni Melody encajan en la categoría de perseguidos políticos. Otros, en cambio, plantean que su regreso a Cuba podría ser utilizado por el régimen como propaganda, mostrando al sistema estadounidense como un aliado involuntario en la “repatriación” de figuras incómodas.
Un desenlace con impacto más allá del caso personal
La historia de los González Pedraza simboliza una paradoja migratoria: quienes alguna vez formaron parte del engranaje judicial y propagandístico del castrismo buscan refugio en Estados Unidos, pero terminan enfrentando el mismo aparato migratorio que hoy expulsa a miles de cubanos.
El desenlace aún no está del todo escrito. Lo que ocurra en las próximas semanas —la inminente deportación de Ruber y la probable salida de Melody— marcará un precedente en el debate sobre quién merece permanecer en territorio estadounidense y bajo qué criterios se deben evaluar las solicitudes de asilo de exfuncionarios vinculados al régimen cubano.