La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kristi Noem, anunció que más de un millón de migrantes indocumentados han abandonado el país por voluntad propia desde que Donald Trump asumió nuevamente la presidencia en enero de este año. La funcionaria presentó las cifras como un “logro histórico” de la nueva política migratoria, basada en la presión, la disuasión y programas de retorno voluntario.
“Creemos que más de un millón de personas han regresado a casa por su cuenta desde que comenzamos esta administración. Sabemos que miles y miles de personas han usado la aplicación CBP Home”, dijo Noem en un comunicado de prensa desde Chicago y aclaró que también arrestaron a otros miles con antecedentes criminales que afectan a la sociedad estadounidense, más del 70% de ellos con condenas penales pendientes.
“Llevamos a cabo operativos policiales específicos en todo el país y utilizamos nuestros archivos de casos e información para saber quién es un delincuente en este país que necesita ser deportado y quién tiene una orden de deportación definitiva”, agregó ante los periodistas.
Tecnología y presión legal: el papel de CBP One
Noem destacó que la aplicación CBP One ha sido una herramienta clave para que miles de migrantes gestionen su salida sin necesidad de intervención directa de agentes de inmigración. Esta app, originalmente creada para programar citas de asilo, se ha reconvertido en un canal para tramitar autodeportaciones, lo que según el gobierno reduce costos y agiliza el proceso.
Migración como bandera de campaña
El anuncio llega en un momento clave: Trump ha hecho de la seguridad fronteriza un pilar de su discurso electoral, prometiendo no solo mantener, sino endurecer aún más las medidas si obtiene un nuevo mandato en 2028. Su equipo de campaña ya incluye en actos y anuncios televisivos imágenes y testimonios que muestran aviones despegando con migrantes a bordo, bajo el lema “Recuperando América”.
El Proyecto Vuelta a Casa, que ofrece vuelos gratuitos, perdón de multas y un bono de 1,000 USD a quienes se autodeporten, es exhibido por la Casa Blanca como un ejemplo de “soluciones creativas” que ahorran dinero a los contribuyentes y desalientan la migración irregular. Sin embargo, detractores señalan que se trata de propaganda política, ya que muchas “salidas voluntarias” son en realidad expulsiones bajo presión.
El plan busca aliviar la saturación de centros de detención y reducir los costos de deportación forzosa, pero organizaciones de derechos humanos advierten que, en la práctica, muchos migrantes aceptan la “voluntariedad” bajo presión y sin alternativas reales.
Refuerzo del aparato de deportación
El gobierno de Trump ha asignado recursos extraordinarios para ampliar la plantilla del ICE: 10,000 nuevos oficiales ya han sido contratados y existen más de 80,000 solicitantes en espera, algo que Noem atribuye a “la recuperación de la autoridad migratoria y el respaldo de la población a una frontera segura”.
La secretaria presumió que, desde hace tres meses, no se han registrado cruces ilegales en la frontera sur, un hecho que calificó como “sin precedentes en la historia moderna” y que atribuyó a la política de “cero tolerancia” en los puntos de entrada y al uso extensivo de tecnología de vigilancia.
Cero cruces ilegales: un mensaje para el electorado
Noem afirmó que Estados Unidos lleva tres meses consecutivos sin cruces ilegales registrados, un dato que, de confirmarse, representaría un hecho sin precedentes. Este mensaje está dirigido especialmente a votantes indecisos y a los estados fronterizos, donde la percepción de seguridad se ha convertido en un tema decisivo.
Impacto en comunidades inmigrantes y riesgo de desgaste
El endurecimiento de la política migratoria ha golpeado con fuerza a comunidades como la cubana, que perdió el amparo del parole humanitario. Historias como la de una migrante que se acogió al programa, pero nunca recibió el dinero prometido han generado malestar y dudas sobre la transparencia del plan.
En el plano político, estos casos podrían convertirse en un arma de doble filo: mientras refuerzan el apoyo entre votantes que exigen más control, también alimentan la narrativa de abuso y arbitrariedad que la oposición demócrata busca explotar.
Impacto en la comunidad cubana
Entre los más afectados por esta política figuran miles de migrantes cubanos que quedaron en situación irregular tras la eliminación del parole humanitario. Muchos optaron por regresar para evitar arrestos, pero denuncian incumplimientos: una mujer cubana que retornó recientemente aseguró que nunca recibió el bono de 1,000 USD prometido.
Defensores de migrantes señalan que la comunidad cubana vive un momento de alta vulnerabilidad, con familias divididas, pérdida de inversiones y creciente desconfianza hacia las autoridades estadounidenses.
Contexto y reacciones
La estrategia migratoria de Trump retoma y endurece medidas de su primer mandato (2017-2021), pero esta vez con un aparato de control reforzado y un uso más intensivo de tecnología. Para sus partidarios, es una respuesta necesaria a lo que describen como una “crisis de invasión fronteriza”; para sus críticos, es una política que erosiona derechos y pone vidas en riesgo.
Organizaciones proinmigrantes cuestionan las cifras oficiales de autodeportación, alegando que el gobierno suma casos de expulsiones aceleradas bajo custodia, presentándolos como “salidas voluntarias” para inflar el éxito de la política.
Mientras tanto, en varios países de origen, los retornados se enfrentan a escenarios difíciles: falta de empleo, persecución política o pobreza extrema, lo que abre un debate sobre la sostenibilidad y el costo humano de estas medidas.