La empresa GE Appliances, filial del grupo chino Haier, anunció un plan de inversión de más de 3,000 millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cinco años. La estrategia implica trasladar parte de su producción desde China y México a distintas plantas en territorio estadounidense, en una apuesta por fortalecer la manufactura nacional, crear empleos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales.
El programa contempla el movimiento de líneas de producción clave:
- Cocinas de gas dejarán de fabricarse en México y se trasladarán a Georgia.
- Seis modelos de refrigeradores pasarán de China a una planta en Alabama.
- La producción de calentadores de agua eléctricos e híbridos se mudará desde China hacia Carolina del Sur, donde la capacidad se duplicará.
- Dos nuevos modelos de aires acondicionados se ensamblarán en Tennessee.
- En Kentucky, específicamente en el complejo Appliance Park de Louisville, la compañía ya había anunciado en junio una inversión de 490 millones de dólares para transferir desde China la producción de lavadoras de carga frontal y unidades combinadas, una medida que modernizará la planta con automatización avanzada.
Estas acciones forman parte de un proceso de reshoring, es decir, el retorno de la manufactura a suelo estadounidense, una tendencia que se ha acelerado en los últimos años.
Con esta inversión, la segunda de mayor envergadura en su historia, la empresa con sede en Louisville anticipa la creación de más de 1,000 puestos de trabajo, al tiempo que refuerza su apuesta por la manufactura nacional y la actualización de sus plantas a lo largo de un lustro.
Empleo e innovación tecnológica
El plan de expansión supondrá la creación de más de 1,000 empleos directos en estados del sur y centro del país, regiones que se han consolidado como polos industriales por su infraestructura y condiciones laborales competitivas.
Además de aumentar la capacidad de producción, la empresa invertirá en automatización, manufactura esbelta (lean manufacturing) y capacitación laboral para elevar la productividad. «Nuestra estrategia a largo plazo consiste en fabricar cerca de nuestros clientes. Con la fabricación ajustada, la mejora de las habilidades de nuestra fuerza laboral y la automatización, las matemáticas funcionan para la fabricación en los Estados Unidos», afirmó Kevin Nolan, CEO de GE Appliances, al presentar el proyecto.
Impacto económico y político
GE Appliances asegura que su operación genera más de 30,000 millones de dólares anuales a la economía de EE. UU. y sostiene unos 113,000 empleos directos e indirectos. Con esta nueva inyección de capital, la compañía acumula más de 6,500 millones de dólares invertidos desde 2016 en el país.
El anuncio también tiene un trasfondo político. Donald Trump ha convertido la reindustrialización en uno de los pilares de su agenda económica. Su objetivo es traer de vuelta las grandes fábricas a Estados Unidos para recuperar empleos manufactureros perdidos durante décadas de deslocalización hacia China y México. Con esta estrategia busca revitalizar regiones golpeadas por la globalización, en especial el llamado “Rust Belt”, y consolidar el lema “Made in America” como un símbolo de su gobierno.
La medida también tiene un trasfondo geopolítico. Trump insiste en que Estados Unidos depende demasiado de China para bienes esenciales, lo que representa un riesgo para la seguridad nacional. Su propuesta apunta a que sectores estratégicos —como tecnología, productos médicos y manufactura pesada— se produzcan en suelo estadounidense, reduciendo la vulnerabilidad de la economía frente a crisis globales o tensiones internacionales.
Para forzar este retorno industrial, el expresidente ha recurrido a los aranceles a las importaciones, encareciendo la producción extranjera y haciendo más atractivo invertir en fábricas dentro del país. La estrategia le permite proyectarse como defensor del trabajador estadounidense, aunque expertos advierten que también puede traer consecuencias, como el aumento de precios para los consumidores y mayores tensiones comerciales con socios estratégicos.
«Estamos definiendo el futuro de la fabricación en GE Appliances invirtiendo en nuestras plantas, personas y comunidades. Ninguna otra compañía de electrodomésticos en la última década ha invertido más en la fabricación de EE. UU. que nosotros, y nuestro plan quinquenal de $ 3 mil millones muestra que nuestro compromiso con la fabricación de EE. UU. continuará en el futuro», agregó Nolan.
El “Cinturón del Sur” industrial
El traslado de operaciones a estados como Kentucky, Tennessee, Alabama, Georgia y Carolina del Sur refleja la consolidación del llamado “Cinturón del Sur” industrial. Esta región se ha convertido en un imán para inversiones manufactureras de empresas automotrices, tecnológicas y ahora también de electrodomésticos, debido a factores como:
- Costos de operación relativamente bajos.
- Mano de obra calificada y abundante.
- Incentivos fiscales estatales.
- Proximidad a los principales mercados de consumo.
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, celebró la noticia y destacó que su estado se perfila como líder en la manufactura avanzada.
Tendencia global
El caso de GE Appliances se inscribe en una dinámica internacional marcada por las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, la crisis de suministros tras la pandemia de COVID-19 y la necesidad de garantizar la seguridad de las cadenas productivas.
Cada vez más empresas optan por traer parte de su producción de regreso a EE. UU. o a países cercanos, en un fenómeno conocido como nearshoring. México, por ejemplo, ha captado inversiones en sectores automotriz y electrónico, aunque en este caso parte de la producción se está moviendo en sentido contrario, hacia territorio estadounidense.
«La infraestructura y las herramientas son importantes, pero no son suficientes. El renacimiento manufacturero de Estados Unidos será construido por personas», comentó Bill Good, vicepresidente de la cadena de suministro de GE Appliances.
Conclusión
Con esta multimillonaria apuesta, GE Appliances reafirma su compromiso con la manufactura en Estados Unidos, fortalece su competitividad y contribuye a la reactivación industrial de regiones estratégicas. Para los trabajadores, significa nuevas oportunidades; para la política económica, un ejemplo de cómo las presiones globales están reconfigurando el mapa productivo.
En un contexto de rivalidad comercial y búsqueda de independencia industrial, el traslado de operaciones desde China y México hacia EE. UU. no solo es una decisión empresarial: es un reflejo de los cambios profundos en la economía global.