El Departamento de Transporte de Florida (FDOT) ordenó a las ciudades de Miami Beach y Fort Lauderdale eliminar en un plazo de 14 días los cruces peatonales pintados con los colores del orgullo LGBTIQ+. De no cumplir, ambas localidades se exponen a la retención de millones de dólares en fondos estatales y federales destinados a proyectos de transporte e infraestructura.
La medida ha generado una fuerte polémica en el sur de la Florida, donde estos cruces son considerados no solo elementos decorativos, sino símbolos de inclusión, memoria y visibilidad para la comunidad LGBTIQ+.
Argumentos del Estado: seguridad y uniformidad
Según la normativa publicada en mayo por el FDOT, queda prohibido cualquier tipo de arte en carreteras o intersecciones que proyecte mensajes sociales, políticos o ideológicos que no estén vinculados directamente al control del tráfico.
El organismo estatal justifica la orden señalando que estas pinturas pueden confundir a los conductores y representar un riesgo para la seguridad vial. La regla busca garantizar una mayor uniformidad en las vías públicas de Florida, en línea con estándares federales.
Respuesta local: símbolos de identidad y comunidad
Las autoridades locales rechazan de manera frontal la medida. En Miami Beach por ejemplo, el cruce peatonal de Ocean Drive y la calle 12 —instalado en 2018— es uno de los puntos más fotografiados por turistas y vecinos. Según datos oficiales, en esa intersección se registraron solo 15 accidentes desde su colocación, incluso menos que en calles aledañas como 10th Street (37 choques) y 13th Street (23 choques).
El comisionado Alex Fernández aseguró que el cruce es “un símbolo de seguridad e inclusión” y anunció que la ciudad apelará la orden estatal para evitar su eliminación. «Debemos apelar la orden del estado. Si el estado niega nuestra apelación, entonces debemos considerar todas nuestras opciones… para proteger los derechos de nuestra comunidad, para proteger la visibilidad», aseguró Fernández.
De acuerdo con un memorando del FDOT fechado en mayo, la normativa estatal prohíbe pintar sobre las calles mensajes de carácter “social, político o ideológico” que no guarden relación con la señalización vial. El organismo advierte que este tipo de manifestaciones pueden alterar la atención de los conductores y aumentar la probabilidad de accidentes al inducir confusión en el tráfico.
Sin embargo, Alex ha dejado claro su oposición y defendió la inclusión. «Es una señal de tolerancia, de inclusión, de ser acogedor con todas las personas. Para empezar a eliminar estos símbolos… Es un camino peligroso hacia adelante», manifestó.
Por su parte, Fort Lauderdale también mostró descontento con la medida. El alcalde Dean Trantalis, primer edil abiertamente gay de la ciudad fue aún más crítico: calificó la medida como un intento de borrar la visibilidad de la comunidad LGBTIQ+, disfrazado bajo el argumento de la seguridad vial.
«Sabemos que esto no tiene nada que ver con la seguridad vial. Esto tiene mucho que ver con eliminar la visibilidad de la comunidad LGBT», dijo Trantalis.
Precedentes en Orlando y otras ciudades
El enfrentamiento no es nuevo. En Orlando, el FDOT ordenó recientemente pintar de gris el cruce arcoíris frente al club nocturno Pulse, lugar de la masacre de 2016 que dejó 49 muertos y que desde entonces se convirtió en un sitio de memoria para la comunidad. La decisión desató indignación: activistas y vecinos restauraron con tiza los colores como acto de resistencia.
Ciudades como Key West, Delray Beach y St. Petersburg también han recibido advertencias para retirar sus cruces arcoíris. En Key West, por ejemplo, el cruce frente al Ayuntamiento es un ícono turístico y cultural que simboliza la histórica apertura de la isla hacia la diversidad. «Honestamente, desearía que el estado se centrara más en seguros asequibles, personas sin hogar y en encontrar viviendas asequibles», agregó Trantalis.
Contexto político en Florida
La decisión del FDOT se enmarca en un clima político cada vez más restrictivo hacia las expresiones de diversidad en espacios públicos en Florida. En los últimos años, el estado ha impulsado normativas como la polémica ley “Don’t Say Gay”, que limita la enseñanza sobre orientación sexual e identidad de género en las escuelas.
Para activistas y líderes locales, la orden contra los cruces arcoíris es una extensión de estas políticas y busca reducir la visibilidad de la comunidad LGBTIQ+ en espacios urbanos.
Impacto cultural y económico
Los cruces arcoíris en Miami Beach, Fort Lauderdale y Key West no solo tienen un valor simbólico, también representan un atractivo turístico que proyecta a estas ciudades como destinos abiertos y acogedores.
En lugares como South Beach, miles de visitantes fotografían los pasos peatonales como parte de la experiencia cultural y turística de la ciudad. Su eliminación podría ser percibida como un retroceso en la imagen internacional de Miami y del sur de Florida, zonas reconocidas por su diversidad.
Una batalla abierta
El conflicto entre el Estado y los municipios probablemente terminará en los tribunales, con ciudades como Miami Beach dispuestas a apelar la medida y defender sus símbolos de inclusión. Mientras tanto, la comunidad LGBTIQ+ y sus aliados organizan actos de protesta y buscan formas creativas de mantener visibles los colores del orgullo, como ocurrió en Orlando con las intervenciones de tiza.
La disputa por los cruces arcoíris en Florida va más allá del debate sobre la seguridad vial. Representa un choque entre la visión estatal de control y uniformidad frente al derecho de las ciudades de expresar su identidad, diversidad y memoria histórica. Lo que comenzó como simples franjas de colores en el pavimento se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural y política en el sur de la Florida.