FBI le confirma a la abuela de joven que murió en un crucero que la causa de muerte fue por asfixia

Abuela y nieta. Foto: Video de YouTube de ABC News

Lo que debía ser unas vacaciones de descanso y celebración se convirtió en una pesadilla para la familia de Anna Kepner, una joven de 18 años nacida en Florida cuyo cuerpo fue hallado sin vida dentro de una cabina de crucero.

El 8 de noviembre, cuando la embarcación atracó en el Puerto de Miami, una camarera encontró el cuerpo de Anna debajo de una cama, envuelto en una manta y cubierto con varias más, un detalle que de inmediato levantó sospechas sobre las circunstancias de su muerte.


La noticia se produjo en medio de un viaje familiar en el que Anna compartía cabina con dos de sus hermanastros. La familia aún intenta comprender cómo un paseo aparentemente seguro terminó convertido en una investigación criminal que involucra a autoridades federales.

El reporte preliminar del FBI: muerte por asfixia

Según declaraciones de la abuela de la joven, Barbara Kepner, agentes del FBI le comunicaron que la causa de muerte fue asfixia. La información sugiere que Anna falleció debido a la presión de un brazo en su cuello, un dato que ha despertado inquietud sobre la posibilidad de que una persona cercana esté involucrada.

«El FBI contactó con mi hijo y mi familia y nos dijo la causa de su muerte. La causa de su muerte fue asfixia. Dijeron que cuando llevaron su cuerpo a la oficina del forense, estaba en perfecto estado», dijo la señora en declaraciones a Good Morning America perteneciente a ABC.

El menor señalado por documentos judiciales

Un aspecto que ha generado especial atención es la mención de un hermanastro de Anna, de 16 años, identificado como sospechoso en documentos de un tribunal de familia. Aunque esos documentos pertenecen a un proceso de custodia sin relación directa con la muerte de la joven, sí indican que las autoridades están considerando al menor como una figura relevante dentro de la investigación.

«[El hijo de Shauntel] es sospechoso de la muerte de la hijastra, una [hijas]hija de 18 años, que estaba en la misma habitación», comentó el abogado defensor del exmarido de Shauntel Hudson, madrastra de la víctima.


Este adolescente compartía la cabina con Anna y otro hermano durante el viaje. Hasta el momento, no se han presentado cargos en su contra, pero el hecho de que aparezca mencionado como sospechoso ha añadido un componente delicado y complejo al caso, sobre todo para una familia que ya enfrenta un duelo devastador.

Declaraciones del exnovio: un contexto emocional previo

Josh Tew, quien mantuvo una relación con Anna en el pasado, recordó que incluso había pensado acompañarla a bordo del crucero junto a su familia. Sin embargo, esos planes se desvanecieron cuando la pareja puso fin a su relación hace unos meses. «Se quejaba de que él se sentía incómodo, o de que ella se sentía incómoda con él», dijo.

Su testimonio aporta un contexto adicional sobre el estado emocional de la joven en las semanas previas al viaje, aunque no existen indicios públicos que lo vinculen como sospechoso.

Por otro lado, su tío, Jim Tew alegó: «Rezo y espero que esto salga a la luz, para que tengan un caso sólido y se haga justicia por qué no está con nosotros hoy», haciendo referencia a la jovencita.

Dudas, tensiones y un pedido de justicia

La familia Kepner asegura que quiere justicia, pero también una comprensión detallada de lo que ocurrió en la cabina aquella noche. La abuela de Anna expresó que espera que el FBI esté construyendo “un caso sólido” que permita explicar por qué la joven “ya no está con nosotros”.

El entorno familiar, compuesto por hijos biológicos y hermanastros, sumado a los matices emocionales del viaje y a la aparición de un menor como sospechoso, ha transformado este caso en un rompecabezas para las autoridades, que deben equilibrar los derechos legales de un adolescente con la urgencia de esclarecer una muerte que muestra signos de violencia.

Investigación en curso y silencio oficial

La policía federal continúa como principal organismo a cargo del caso, sin haber revelado detalles adicionales al público. Tampoco ha dado un cronograma estimado para la publicación de conclusiones finales o la posible presentación de cargos.

Como ocurre con otros incidentes en alta mar, el ámbito jurídico de los cruceros suele ser complejo. El FBI interviene cuando ciudadanos estadounidenses mueren en aguas internacionales o cuando los barcos atracan en puertos del país, lo que añade un protocolo investigativo más estricto y a menudo más lento.

Una tragedia que mantiene en alerta a la industria de cruceros

La muerte de Anna ocurre en un momento en el que la industria de cruceros enfrenta un escrutinio creciente sobre la seguridad a bordo, especialmente en lo referente a pasajeros menores de edad compartiendo cabinas sin supervisión directa.

Organizaciones dedicadas a la seguridad marítima han señalado que incidentes como este evidencian la necesidad de reforzar protocolos, mejorar la vigilancia y revisar las dinámicas de alojamiento con adolescentes.

Una familia que busca respuestas

Mientras la investigación federal avanza, la familia de Anna intenta lidiar con una pérdida devastadora y con la incertidumbre que rodea el caso. Exigen que se determine qué ocurrió realmente, quién estuvo involucrado y por qué una joven de 18 años perdió la vida en un espacio cerrado que debía ser seguro.

Por ahora, la muerte de Anna Kepner sigue envuelta en interrogantes. Las autoridades no han descartado ninguna hipótesis y la comunidad permanece pendiente del curso de un caso que combina tragedia familiar, sospechas internas y un complejo entramado legal en aguas internacionales.


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