El presidente Donald Trump afirmó que Estados Unidos atacó y destruyó un bote que transportaba drogas en aguas internacionales próximas a Venezuela, una acción que —según él— dejó seis personas muertas y ningún herido entre las fuerzas estadounidenses. El anuncio se difundió a través de su red social Truth Social, donde el republicano compartió un video del supuesto ataque, acompañado de un mensaje que exalta su política de “mano dura contra el narcotráfico”.
El hecho se suma a una serie de operaciones militares ordenadas por Trump desde su regreso al poder, todas bajo la justificación de combatir a organizaciones delictivas vinculadas al tráfico de drogas y al terrorismo en el hemisferio occidental.
El video del ataque y la narrativa del “enemigo externo”
El material audiovisual publicado por Trump muestra un proyectil impactando una embarcación pequeña en el mar Caribe. Sin embargo, no se ha podido verificar de manera independiente ni la autenticidad del video ni la identidad de los presuntos ocupantes del barco.
«Bajo mi autoridad permanente como comandante en jefe esta mañana el secretario de guerra ordenó un ataque cinético letal contra un buque afiliado a una organización terrorista designada que se dedicaba al narcotráfico en la zona de responsabilidad del Comando Sur de EE.UU frente a la costa de Venezuela. La inteligencia confirmó que el buque que traficaba narcóticos estaba asociado con redes narcoterroristas ilícitas y transitaba por una ruta conocida de la organización terrorista designada. El ataque que se llevó a cabo en aguas internacionales y seis narcoterroristas varones murieron, ninguno de las fuerzas armadas de EE.UU resultó herido. Gracias por su atención a este asunto» escribió el mandatario en las redes sociales.
Esta narrativa se asemeja a la estrategia de comunicación usada durante su primera presidencia, cuando promovió operaciones marítimas contra el narcotráfico en el Caribe y el Pacífico con el apoyo del Comando Sur.
Precedentes y operaciones similares
El nuevo ataque ocurre pocas semanas después de otro operativo que, según Trump, neutralizó a integrantes del grupo “Tren de Aragua”, una organización criminal originaria de Venezuela que Washington ha catalogado como “narcoterrorista internacional”. En esa ocasión, Trump aseguró que 11 presuntos miembros del grupo murieron en un operativo marítimo similar, también sin bajas estadounidenses.
Estas acciones, enmarcadas en la Operación Libertad del Caribe, buscan —según el gobierno estadounidense— interrumpir las rutas de tráfico de cocaína y fentanilo que transitan por el Caribe hacia Norteamérica. Sin embargo, expertos en seguridad y analistas militares advierten que la falta de pruebas públicas y la ausencia de supervisión del Congreso podrían estar violando el derecho internacional.
Debate en Estados Unidos: ¿ataques sin supervisión?
Medios como Associated Press informaron que el Congreso estadounidense no ha recibido pruebas concretas que confirmen que las embarcaciones atacadas efectivamente transportaban drogas. Algunos legisladores demócratas y republicanos han pedido explicaciones al Pentágono y a la Casa Blanca sobre la base legal y estratégica de los ataques.
El Acta de Poderes de Guerra de 1973 establece que el presidente debe notificar al Congreso antes de iniciar acciones militares prolongadas o que impliquen riesgo internacional. Sin embargo, la administración Trump ha defendido sus decisiones argumentando que se trata de “acciones defensivas preventivas” y no de operaciones bélicas formales.
Rechazo desde Venezuela y advertencias diplomáticas
El gobierno de Nicolás Maduro condenó enérgicamente el supuesto ataque, acusando a Washington de “agresión militar encubierta” y de violar la soberanía venezolana. “El imperio norteamericano utiliza el pretexto del narcotráfico para justificar su presencia armada en nuestras aguas”, declaró el canciller Yván Gil, advirtiendo que Venezuela “responderá por la vía diplomática y legal internacional”.
Otros países del Caribe y de América Latina han mostrado preocupación por la escalada militar en la región, temiendo que estas operaciones deriven en errores fatales o incidentes diplomáticos.
Contexto político: un mensaje electoral de fuerza
El anuncio busca reforzar su imagen de líder fuerte en materia de seguridad y orden. El republicano ha utilizado recurrentemente estos operativos para proyectar autoridad y desviar la atención de controversias judiciales y políticas internas.
Su mensaje de “Estados Unidos primero” reaparece con fuerza en cada discurso, enfatizando que “el enemigo está afuera y debemos detenerlo antes de que llegue a nuestras fronteras”. Analistas consideran que estas acciones también buscan reafirmar la presencia estadounidense en el Caribe, región donde Rusia, Irán y China han incrementado su influencia en los últimos años mediante alianzas con gobiernos aliados de Venezuela y Cuba.
Implicaciones regionales y legales
El ataque refuerza las tensiones en una zona históricamente sensible, donde la frontera marítima entre operaciones antidrogas y soberanía nacional suele ser difusa. De confirmarse el operativo, se trataría de una acción militar unilateral sin coordinación regional, lo que podría sentar un precedente polémico en el derecho internacional.
Además, organizaciones humanitarias y defensores de derechos humanos han pedido una investigación independiente sobre las muertes reportadas, recordando que la presunción de criminalidad no puede justificar ejecuciones extrajudiciales en el mar.
Un Caribe cada vez más militarizado
El Caribe se ha convertido en un tablero geopolítico de creciente tensión, donde confluyen intereses militares, comerciales y de seguridad de potencias globales. Los recientes movimientos navales estadounidenses en la región buscan mostrar control y capacidad de respuesta rápida, pero también aumentan el riesgo de confrontaciones accidentales con fuerzas venezolanas o aliadas.
Expertos en política exterior advierten que, sin mecanismos de coordinación claros, cada ataque puede escalar rápidamente hacia un conflicto diplomático o incluso armado.