
El paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba ha dejado una estela de destrucción que ahora se traduce en una emergencia humanitaria. En la localidad de El Cobre, municipio de Santiago de Cuba, un deslizamiento de tierras provocado por las lluvias torrenciales sepultó varias viviendas, dejando 17 personas atrapadas, entre ellas niños y ancianos.
Las imágenes compartidas por medios locales muestran un escenario desolador: laderas de montañas desmoronadas, caminos cortados y vecinos intentando comunicarse con las autoridades para pedir auxilio. El sitio oficialista Cubadebate en una publicación en Facebook expuso que tras el colapso de una ladera de la Loma del Cimarrón no se reportaron pérdidas de vidas humanas y los residentes contactaron con las autoridades para pedir ayuda.
“Estamos vivos, pero preocupados”: los atrapados logran comunicarse
Los atrapados lograron confirmar que se encuentran con vida, aunque expresaron preocupación por la falta de alimentos, agua y medicamentos. Entre ellos hay personas asmáticas e hipertensas, lo que eleva el riesgo ante el aislamiento prolongado.
“Estamos resguardados y tratando de mantener la calma. Hay dos niños y cinco adultos mayores; algunos son asmáticos e hipertensos, pero estamos bien de salud. Los rescatistas nos han llamado, aunque no han podido cruzar por la fuerza del río”, comentó a la prensa el doctor Lionnis Franco, uno de los atrapados.
Las brigadas de rescate de la Defensa Civil se movilizaron hacia la zona, pero el acceso sigue bloqueado debido al colapso de carreteras y el peligro de nuevos deslizamientos. El terreno, saturado por lluvias que ya superan los 500 milímetros en zonas montañosas, ha convertido la misión de rescate en una tarea de altísimo riesgo.
Autoridades en alerta máxima
La Defensa Civil de Cuba declaró el estado de “alerta extrema” en Santiago de Cuba y Holguín, y exhortó a los ciudadanos a no salir de sus viviendas ni intentar cruzar ríos o zonas anegadas. “Las próximas horas serán decisivas para salvar vidas. El suelo está completamente saturado y cualquier desplazamiento puede provocar nuevos derrumbes”, señaló un comunicado oficial.
Además, equipos de bomberos, rescatistas y médicos militares legaron al oriente del país, con apoyo de helicópteros que buscan establecer contacto visual con las comunidades aisladas.
Beatriz Johnson Urrutia, primera secretaria del Partido Comunista en la provincia, indicó que un equipo de rescate ya avanza por la ribera del río para auxiliar al grupo que quedó incomunicado. “Ha llovido como no ha ocurrido nunca antes”, resaltó la máxima autoridad de la provincia.
Una provincia bajo el agua
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) alertó que las intensas lluvias y marejadas ciclónicas en el oriente de Cuba podrían dejar acumulados superiores a los 500 milímetros en áreas montañosas, con alto riesgo de inundaciones severas y deslizamientos de tierra.
Barrios enteros como Avenida Patria, Mar Verde y Fábrica de Aceite se encuentran inundados. La presa Charco Mono, una de las principales fuentes de agua del territorio, está desbordada, y las autoridades temen que otras represas también alcancen niveles críticos.
El Instituto de Meteorología (INSMET) confirmó acumulados pluviométricos que superan los 267 milímetros en la localidad de El Cobre. Las observaciones en Guamá, punto de impacto del ojo del ciclón, registran marejadas de más de cuatro metros y ráfagas de viento de 185 km/h, condiciones que explican la magnitud de los daños estructurales y la pérdida de conectividad en comunidades costeras.
De Jamaica a Cuba: un huracán histórico
Melissa alcanzó la categoría 5 antes de golpear a Jamaica, donde causó inundaciones catastróficas y graves daños a la infraestructura. Al entrar a territorio cubano, el huracán se degradó a categoría 3, pero mantuvo una estructura amplia que extendió sus lluvias y vientos por todo el oriente de la isla.
El Instituto de Meteorología de Cuba (INSMET) confirmó que los acumulados de lluvia podrían superar los registros históricos del huracán Sandy en 2012, especialmente en la Sierra Maestra y los municipios de Guamá, Tercer Frente y Palma Soriano, donde la topografía favorece los derrumbes.
Infraestructura y vulnerabilidad: una combinación mortal
El desastre en El Cobre pone de relieve la fragilidad de la infraestructura en las zonas montañosas de Cuba. Muchas viviendas fueron construidas sobre pendientes sin sistemas de drenaje adecuados, lo que las hace extremadamente vulnerables ante lluvias prolongadas.
En el oriente de Cuba, más de 735.000 personas fueron trasladadas a zonas seguras, según confirmaron las autoridades, que comparan la magnitud del operativo con el que siguió al huracán Sandy en 2012. Pero en muchas localidades, la oscuridad y la falta de señal han convertido la emergencia en un escenario de incertidumbre: la gente no puede comunicarse ni acceder a ayuda inmediata.
Comparaciones con eventos pasados
El oriente cubano ha sido escenario de episodios similares. En octubre de 2012, el huracán Sandy provocó más de una docena de deslizamientos en Santiago y Granma. En 2021, las lluvias de la tormenta Elsa causaron derrumbes menores en zonas rurales, pero sin víctimas.
Esta vez, la magnitud de Melissa —que combina vientos huracanados, lluvias persistentes y marejadas ciclónicas— ha multiplicado el riesgo y puesto a prueba la capacidad de respuesta nacional.
Comunidad y esperanza en medio del desastre
Mientras las lluvias continúan azotando la región, los habitantes de El Cobre y sus alrededores se organizan para brindar ayuda mutua: ofrecen refugio, comparten alimentos y se comunican por radioaficionados. En medio del caos, persiste la esperanza de que las 17 personas atrapadas puedan rescatarse con vida. “El pueblo está unido. Hemos pasado ciclones antes, pero este ha sido diferente, más fuerte, más largo y más cruel”, comentó un residente a medios locales.
Un llamado urgente a la precaución
Los meteorólogos advierten que Melissa seguirá generando lluvias intensas en las próximas 24 horas, incluso después de abandonar territorio cubano. La combinación de suelos saturados y ríos crecidos podría causar nuevos derrumbes, por lo que se insta a la población a mantener la calma, seguir las instrucciones oficiales y no regresar a las zonas afectadas hasta nuevo aviso.
“La prioridad es proteger la vida humana. No salgan de sus viviendas ni intenten cruzar ríos o zonas inundadas”, recomendaron las autoridades.
En Santiago de Cuba, la noche de Melissa fue una mezcla de miedo y coraje. Entre la oscuridad y el estruendo del viento, los equipos de emergencia siguen intentando llegar hasta El Cobre, símbolo del sufrimiento y la resistencia de un pueblo golpeado por uno de los huracanes más feroces que recuerda el Caribe.





