Entran en vigor en EE.UU las reformas de los cupones de alimentos promovidas por la administración Trump

Desde el 1 de septiembre de 2025, coincidiendo con el Día del Trabajo en Estados Unidos, entraron en vigor cambios significativos en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), conocido popularmente como cupones de alimentos. La reforma, considerada una de las más estrictas en la historia del programa, introduce requisitos laborales más duros y podría dejar a millones de personas fuera del beneficio.

La entrada en vigor de la medida, el lunes 1 de septiembre, coincidió con la conmemoración del Día del Trabajo en Estados Unidos y ha provocado un clima de incertidumbre entre beneficiarios y organizaciones comunitarias que temen por sus repercusiones.


Reglas más estrictas para adultos en edad laboral

Los nuevos lineamientos afectan principalmente a adultos entre 16 y 59 años, sin dependientes y en condiciones de trabajar. A partir de ahora deberán demostrar que trabajan, realizan voluntariado o participan en programas de capacitación al menos 80 horas al mes, equivalente a 20 horas semanales.

Quienes no cumplan con esta exigencia solo podrán recibir ayuda alimentaria durante tres meses en un período de 36 meses, salvo que consigan una exención. Dicho de otro modo, la norma pretende condicionar el beneficio a la permanencia en un empleo o, como mínimo, en cursos de formación.

Excepciones previstas

El Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), encargado de SNAP, estableció varias exenciones. No estarán obligados a cumplir los nuevos requisitos:

  • Personas que trabajen al menos 30 horas semanales o generen ingresos equivalentes.
  • Padres o cuidadores principales de niños menores de 6 años o de personas con discapacidad.
  • Adultos con limitaciones físicas o mentales.
  • Quienes estén en programas de tratamiento por alcoholismo o drogadicción.
  • Estudiantes matriculados al menos a medio tiempo.

Estas excepciones pretenden resguardar a los sectores más vulnerables, aunque su puesta en práctica quedará sujeta a procesos de verificación y al criterio de las autoridades estatales responsables del programa.

Impacto económico y social

De acuerdo con estimaciones del Urban Institute, alrededor de 5,3 millones de familias perderán al menos 25 dólares mensuales en beneficios, con un promedio de reducción de 146 dólares por hogar. A su vez, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) calcula que hasta 2,4 millones de personas podrían quedar fuera del programa, incluidas familias con niños.


Los analistas advierten que estas reducciones impactarán en los hábitos de consumo, impulsando a muchas familias a comprar en supermercados de bajo costo como Walmart, mientras que cadenas más grandes podrían ver afectadas sus ventas.

Un programa clave bajo presión

Con más de 40 millones de beneficiarios, SNAP es el mayor programa de asistencia alimentaria del país, basado en una tarjeta de débito precargada para adquirir productos básicos. La reforma actual forma parte de la ley tributaria impulsada bajo la presidencia de Donald Trump, conocida como “One Big Beautiful Bill”, calificada por sus críticos como el recorte más duro jamás aplicado al sistema de cupones.

Debate abierto

Los defensores de la medida argumentan que los nuevos requisitos fomentan la participación laboral y reducen la dependencia del Estado. Sin embargo, organizaciones sociales y críticos de la reforma advierten que las restricciones penalizan a sectores vulnerables en un contexto de empleo inestable y altos costos de vida, lo que podría aumentar la inseguridad alimentaria en comunidades enteras.

Sin embargo, las modificaciones introducidas representan un recorte sin precedentes en el acceso a este beneficio, catalogado como el más drástico desde su origen.

El presidente Donald Trump llegó a presentar la ley tributaria que sustenta esta reforma como su “One Big Beautiful Bill”, resaltando el carácter transformador de la medida. Pero especialistas y analistas en política social coinciden en que se trata de la legislación que ha impuesto los ajustes más severos en la historia del SNAP.

La reforma al SNAP no solo implica ajustes numéricos: también reaviva la discusión sobre la estrategia del país frente a la pobreza y el derecho a la alimentación. Quienes respaldan los cambios argumentan que son un incentivo para que los beneficiarios trabajen. Sin embargo, para sus detractores, el recorte castiga a los sectores más pobres en un mercado laboral caracterizado por la inestabilidad y la falta de horarios completos.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *