En la primera mitad del año 2025 Cuba experimentó una disminución del 20% de turistas internacionales debido a la crisis económica que atraviesa el país

El turismo, considerado durante décadas uno de los pilares fundamentales de la economía cubana, atraviesa un nuevo revés. Según cifras oficiales, Cuba recibió un 20 % menos de visitantes internacionales entre enero y julio de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior, lo que representa apenas el 76,8 % del flujo de 2024.

Esta disminución constituye un duro golpe para un sector que ha sido clave en la entrada de divisas, especialmente en medio de la prolongada crisis económica que afecta a la isla, marcada por la escasez de alimentos, combustible y medicinas.


Pérdida en los mercados emisores tradicionales

El descenso se explica, principalmente, por la baja en los turistas canadienses, tradicionalmente el principal mercado para Cuba, que experimentó una reducción del 23 %. Canadá ha sido durante décadas el sostén del turismo en la isla, con cientos de miles de visitantes cada invierno; sin embargo, factores como la percepción de un deterioro en la calidad de los servicios, problemas de abastecimiento en los hoteles y mejores ofertas en la región han cambiado las preferencias de los viajeros. Durante julio, los desplazamientos de canadienses por carretera hacia Estados Unidos también se redujeron en un 37%.

Otro mercado clave, México, también mostró un comportamiento desfavorable. Mientras los vuelos hacia Cuba cayeron un 2,9 %, las salidas internacionales de turistas mexicanos aumentaron un 7,3 %. Esto indica que el turista mexicano sigue viajando, pero opta por otros destinos que le ofrecen mayor seguridad, conectividad y variedad de servicios.

Cuba frente a la competencia regional

El Caribe es una de las regiones más competitivas del mundo en materia turística. Países como República Dominicana, Jamaica y México han invertido en modernizar infraestructuras, ampliar aeropuertos y atraer cadenas hoteleras internacionales. Cuba, en cambio, se enfrenta a obstáculos estructurales:

  • Falta de insumos básicos en los hoteles, que afecta la calidad del servicio.
  • Problemas energéticos y apagones, que deterioran la experiencia del viajero.
  • Restricciones financieras y sanciones internacionales, que limitan las operaciones de aerolíneas y agencias.
  • Escasa conectividad aérea en comparación con sus competidores.

Todo esto provoca que el país pierda atractivo frente a destinos vecinos más estables y diversificados.

República Dominicana: el gran beneficiado del declive cubano

El mayor ganador en este escenario es la República Dominicana, que consolida su posición como líder turístico del Caribe. Solo en julio de 2025 registró un crecimiento del 6,5 % en las llegadas aéreas internacionales, cifra récord para ese mes.


Mientras Cuba experimentó en el primer semestre de 2025 una disminución de 338.922 turistas, República Dominicana logró atraer en julio a 1.052.836 viajeros, cifra que supone un incremento interanual del 3,4%. Hasta la fecha, el país caribeño ha recibido 7.197.844 visitantes, lo que supone un crecimiento del 3,2% en comparación con 2024 y un avance todavía más significativo respecto a 2019.

El país ha sabido diversificar su oferta turística más allá de las playas, incorporando propuestas culturales, gastronómicas, deportivas y de turismo de negocios, lo que le permite atraer a distintos perfiles de viajeros. Además, la conectividad aérea desde Norteamérica y Europa se ha fortalecido, con vuelos directos y competitivos en precios que le otorgan ventajas frente a Cuba.

El turismo de la diáspora: un nuevo patrón de movilidad

Un dato relevante es el incremento de cubanos residentes en Estados Unidos que viajan a República Dominicana para reencontrarse con familiares. En junio de 2025 se contabilizaron 19.542 cubanos visitantes, un récord histórico de acuerdo con cifras del Departamento de Transporte de ese país.

En el primer semestre de 2025, 43.218 residentes de Cuba eligieron República Dominicana como destino, lo que representa un ligero incremento respecto a los 40.131 registrados en ese mismo lapso de 2024. Si se mantiene este ritmo, se prevé que se supere la marca histórica de 96.682 turistas cubanos registrada en 2022.

Agencias de viajes en la isla han empezado incluso a comercializar paquetes que incluyen visados turísticos dominicanos, lo que convierte a Cuba en un país emisor indirecto de turistas hacia su competidor caribeño. Esta tendencia refleja no solo la dificultad de la isla para retener viajeros extranjeros, sino también la búsqueda de alternativas de los propios cubanos para escapar, aunque sea temporalmente, de la crisis interna.

Impacto económico y social en Cuba

La reducción del turismo tiene implicaciones profundas para la economía cubana. El sector es una de las principales fuentes de ingresos en divisas, junto con las remesas y la exportación de servicios médicos. Cada visitante perdido implica menos ocupación hotelera, menor demanda de servicios complementarios y, en consecuencia, menos empleo y menos recursos para un Estado que ya enfrenta serias dificultades financieras.

A nivel social, la contracción del turismo repercute en los trabajadores del sector: guías, choferes, personal hotelero y propietarios de alojamientos privados, que dependen directamente de la llegada de visitantes. El descontento crece en las comunidades donde el turismo había sido, en años recientes, una válvula de escape frente a los bajos salarios estatales.

Perspectivas y desafíos

El panorama plantea un desafío estratégico: cómo reposicionar a Cuba en el mapa turístico mundial. Expertos señalan que la isla necesitaría una apertura más profunda a la inversión extranjera, mayor flexibilidad en la gestión hotelera y un rediseño de su modelo turístico, que hasta ahora ha estado excesivamente centrado en el sol y playa.

Una ligera recuperación podría producirse gracias al turismo ruso y europeo, que ha mostrado interés en la isla, pero no sería suficiente para compensar la pérdida de mercados tradicionales como Canadá. En este panorama, Cuba mantendría un flujo turístico limitado, sin grandes crecimientos. Mientras tanto, la evidencia muestra que, lejos de recuperarse tras la pandemia, el turismo en Cuba sigue en declive, y cada vez más viajeros —incluidos los propios cubanos— optan por destinos alternativos en la región.


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