
Las elecciones municipales de 2025 en la ciudad de Miami dejaron un escenario de alta competencia y expectativa. Ningún aspirante a la Alcaldía logró alcanzar el 50 % de los votos necesarios para triunfar en primera vuelta, lo que obliga a una nueva jornada electoral el próximo 9 de diciembre, en la que se enfrentarán Eileen Higgins y Emilio T. González, las dos figuras más votadas en una contienda que marca un punto de inflexión para el liderazgo local.
Higgins, la apuesta por un “nuevo comienzo” en Miami
Con más del 35 % de los votos, la comisionada del condado de Miami-Dade, Eileen Higgins, se posicionó como la favorita de la jornada electoral. Su campaña, centrada en la ética pública, la vivienda asequible y la transparencia, logró conectar con votantes que piden un cambio en la conducción del gobierno municipal tras años de controversias políticas y denuncias de corrupción.
En su mensaje posterior a los comicios, Higgins celebró la decisión de los ciudadanos y prometió una administración enfocada en los resultados concretos y en la rendición de cuentas. “Esta noche, el pueblo de Miami hizo historia. Juntos, pasamos la página de años de caos y corrupción y abrimos la puerta a una nueva era para nuestra ciudad, una definida por un liderazgo ético, responsable y que ofrezca resultados reales para la gente”, afirmó la candidata.
Higgins ha representado al Distrito 5 en la Comisión de Miami-Dade desde 2018, y anteriormente buscó un escaño en el Congreso federal en 2022. En esta nueva contienda, se presenta como la candidata de la transparencia, el acceso a la vivienda y la sostenibilidad urbana.
Emilio González, la experiencia administrativa en busca del regreso
El exadministrador de la ciudad de Miami, Emilio T. González, logró más del 19 % de los votos, garantizándose un lugar en la segunda vuelta. Su trayectoria incluye haber sido director de Aviación de Miami-Dade, jefe de operaciones administrativas y, a nivel federal, director del Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) durante la administración Bush.
González ha enmarcado su candidatura en torno a la eficiencia gubernamental, la seguridad pública y la recuperación de la confianza ciudadana en las instituciones municipales. Su discurso apela a la estabilidad administrativa y al fortalecimiento de los servicios básicos, buscando capitalizar el voto de quienes priorizan la gestión técnica sobre las promesas políticas.
Un panorama electoral marcado por la fragmentación del voto
La primera vuelta evidenció un electorado dividido, con múltiples aspirantes que dispersaron el voto y un aumento moderado en la participación ciudadana respecto a elecciones anteriores. Analistas locales señalan que el resultado refleja el deseo de renovación entre los votantes, pero también la persistencia de un segmento que valora la experiencia institucional en tiempos de cambios económicos y sociales.
Entre los candidatos que quedaron fuera de la contienda se encontraban figuras de perfil comunitario, excomisionados y activistas vecinales que aportaron diversidad al debate público, pero no lograron consolidar una base electoral sólida.
Un campo electoral saturado
Uno de los principales factores detrás de la fragmentación fue el alto número de candidatos, más de una docena, que dispersaron el voto entre perfiles muy diversos: desde figuras técnicas y exfuncionarios municipales hasta activistas vecinales y comisionados del condado. Este escenario impidió que un solo aspirante acumulara una mayoría clara en la primera ronda.
A ello se sumó una baja participación electoral, estimada en torno al 21 %, según medios locales. La apatía de los votantes frente a la política municipal —agravada por escándalos recientes y una falta de confianza en las instituciones— redujo el peso del voto masivo y amplificó la influencia de pequeños bloques electorales.
Las elecciones se desarrollaron tras meses de controversia, luego de que la ciudad intentara aplazar los comicios hasta 2026, una decisión que fue declarada ilegal por un juez. Este contexto generó malestar entre los ciudadanos y contribuyó a un clima de desconfianza institucional que dividió aún más el voto.
Al mismo tiempo, analistas destacan que los cambios demográficos y políticos que vive Miami —con nuevos grupos migratorios y un debilitamiento de las lealtades partidistas tradicionales— fomentaron un voto más volátil y menos predecible, donde distintos sectores se inclinaron por candidatos que representaban visiones de ciudad muy distintas.
Retos para la segunda vuelta: alianzas, debates y movilización
De cara al balotaje del 9 de diciembre, ambos aspirantes intensificarán sus campañas en busca de los votos de quienes apoyaron a otros candidatos. Se esperan nuevos debates televisados, recorridos comunitarios y foros vecinales en los que la vivienda, la seguridad, el desarrollo urbano y la transparencia volverán a ocupar el centro del debate.
Los observadores anticipan que el resultado podría depender de la movilización en zonas clave como Little Havana, Brickell, Coconut Grove y Allapattah, donde los márgenes fueron estrechos y el voto latino podría ser decisivo.
Las elecciones municipales de noviembre de 2025 en la ciudad de Miami no solo definieron la contienda por la alcaldía, sino que también incluyeron cuatro referendos locales que buscaban reformar aspectos claves de la gestión pública y la estructura política municipal. El primer referendo proponía crear una comisión ciudadana encargada de revisar la Carta Municipal después de cada censo decenal. Su objetivo: mantener el documento fundacional actualizado con las necesidades y realidades cambiantes de la ciudad.
El segundo referendo establecía que la venta o arrendamiento de propiedades públicas no frente al agua podría aprobarse por la Comisión cuando no existan tres o más ofertas tras el aviso público. En cambio, las propiedades frente al mar o la bahía seguirían requiriendo aprobación de los votantes, preservando así los espacios públicos costeros.
Tercer referendo buscaba prohibir la manipulación de distritos electorales (gerrymandering) mediante la creación de un Comité Ciudadano de Redistribución de Distritos, que supervisaría de forma independiente el proceso de redibujar los límites políticos tras cada censo. Y el cuarto referendo —uno de los más debatidos— propuso imponer límites de por vida de dos mandatos de cuatro años para el alcalde y los comisionados, con carácter retroactivo. Esta medida fue ampliamente aprobada por los votantes, con cerca del 79 % a favor y 21 % en contra, según Ballotpedia, y se interpreta como un claro mensaje a favor de la renovación política.
Aunque los resultados finales de los tres primeros referendos variaron, el conjunto de propuestas reflejó un movimiento ciudadano hacia mayor transparencia, control democrático y rendición de cuentas dentro del gobierno local. Analistas coinciden en que estas enmiendas muestran el deseo de los miamenses de fortalecer la ética pública y limitar el poder político prolongado, en un contexto de escándalos recientes y cambios demográficos que redefinen la vida política de la ciudad.
Lo que está en juego para Miami
La elección definirá no solo quién liderará la Alcaldía, sino también el rumbo de los grandes proyectos urbanos y sociales de la próxima década. Temas como el aumento del costo de vida, la presión inmobiliaria, la seguridad ante huracanes y la gestión del presupuesto municipal serán prioridades inmediatas para el próximo alcalde o alcaldesa.
El resultado de diciembre marcará el inicio de una nueva etapa para una ciudad que busca equilibrar su crecimiento con la preservación de su identidad multicultural y su compromiso con la ética pública.





