EE.UU. sorprende con un crecimiento del 3 % de la economía en el segundo trimestre, superando expectativas del mercado

Economía de Estados Unidos. Foto: Pixabay

La economía estadounidense creció a un ritmo anualizado del 3 % entre abril y junio de 2025, una cifra que superó con creces las expectativas del mercado y representa una notable recuperación tras la contracción del primer trimestre. No obstante, diversos expertos señalan que este repunte se apoya en factores temporales y oculta debilidades preocupantes en sectores clave como la inversión empresarial y el comercio exterior.

El informe preliminar del Departamento de Comercio sorprendió a analistas y funcionarios por igual. Tras una caída del 0,5 % en los primeros tres meses del año, las proyecciones más optimistas apuntaban a un crecimiento del 2,3 % al 2,5 %. El resultado final fue atribuido en gran parte a una fuerte caída del 30 % en las importaciones, lo que estadísticamente infló el Producto Interno Bruto (PIB) al reducir el déficit comercial.


El presidente Donald Trump celebró desde su cuenta en la red Truth Social y lo calificó de mejor de lo esperado. “¡Hay que bajar la tasa ya! ¡No a la inflación! ¡Que la gente compre y refinancie sus casas!», añadió en su publicación que compartió la Casa Blanca en X.

Un repunte con fundamentos inestables

Aunque el dato del 3 % ofrece un respiro político a la administración del presidente Donald Trump, muchos economistas consideran que el rebote es engañoso. La caída de las importaciones —que aportó cerca de cinco puntos porcentuales al PIB— fue motivada más por una contracción en la demanda que por una mejora productiva nacional. A esto se suma una baja del 1,8 % en las exportaciones y un desplome del 15,6 % en la inversión privada, lo que refleja incertidumbre empresarial y una posible ralentización futura.

“La recuperación es más contable que real. Si se eliminan los efectos del comercio y los inventarios, el crecimiento subyacente es débil”, comentó Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics. “El consumo se recuperó, pero no a niveles que sostengan un crecimiento duradero”.

El reciente informe oficial atribuye la mejora económica del segundo trimestre a una combinación de dinámicas internas y externas. Uno de los elementos más influyentes fue la drástica disminución de las importaciones, que contrasta con el fuerte repunte del 37,9 % registrado en el trimestre anterior. Aunque este descenso impulsó el crecimiento neto del PIB, analistas consultados advierten que responde más a una corrección en el flujo comercial que a un verdadero fortalecimiento estructural de la producción nacional.


Consumo moderado y confianza contenida

El gasto de los consumidores, que representa más de dos tercios de la economía estadounidense, creció un 1,4 %, lo que muestra una ligera recuperación respecto al trimestre anterior. Sin embargo, esa cifra aún está por debajo del promedio histórico, y muchos hogares enfrentan presiones por el alto costo de vida, las tasas de interés elevadas y el estancamiento salarial.

La confianza del consumidor, medida por encuestas privadas y oficiales, permanece en niveles moderados, afectada por la persistencia de la inflación en bienes esenciales como alimentos, energía y vivienda.

La Reserva Federal mantiene tasas, pese a presiones

En medio del entusiasmo presidencial, la Reserva Federal optó por mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en el rango de 4,25 % a 4,50 %, por quinta vez consecutiva. La decisión no fue unánime: dos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto votaron a favor de un recorte, argumentando que las condiciones económicas justificaban mayor estímulo.

Sin embargo, el presidente de la Fed, Jerome Powell, advirtió que aún existen “riesgos sustanciales” para la estabilidad económica y reiteró que el banco central no se dejará influenciar por presiones políticas. La Casa Blanca había renovado su campaña pública para forzar una rebaja de tasas tras conocerse el crecimiento del segundo trimestre.

Perspectiva política y electoral

En un año electoral, el desempeño económico se ha convertido en el eje central del discurso del presidente Trump. En redes sociales, el mandatario celebró la cifra del 3 % como prueba de la eficacia de su política económica, pese a las críticas que enfrenta por su agresiva guerra comercial y la presión constante sobre la Reserva Federal.

No obstante, desde la oposición demócrata y sectores independientes se insiste en que la mejora es frágil y que muchos ciudadanos no están experimentando una verdadera recuperación en su vida cotidiana.

Comparaciones y proyecciones

La expansión del segundo trimestre contrasta con el débil arranque del año, pero el promedio semestral de crecimiento apenas roza el 1,2 %, muy por debajo del 2,5 % alcanzado en 2024. La mayoría de las consultoras privadas prevé un crecimiento total para 2025 en torno al 1,5 %, y algunas incluso advierten de una posible recesión técnica si se deterioran las condiciones del mercado laboral o si persisten los efectos adversos de los aranceles comerciales impulsados por el gobierno.

El panorama internacional tampoco favorece a Estados Unidos: la desaceleración de la economía china, la crisis energética en Europa y la volatilidad en los mercados emergentes podrían frenar la demanda global de productos estadounidenses en el segundo semestre.

El crecimiento económico reciente podría verse amenazado a partir del 1 de agosto, fecha en la que comenzarán a aplicarse nuevos aranceles impuestos bajo la política comercial más agresiva del gobierno de Donald Trump. Expertos advierten que este giro hacia un proteccionismo más marcado podría afectar negativamente el consumo de los hogares y desalentar la inversión privada, ambos pilares fundamentales para sostener el ritmo de expansión económica.

“La economía está creciendo más rápido que nunca. ¡Los demócratas no quieren que se sepa!”, escribió Trump en Truth Social, acompañado de un gráfico que resaltaba el contraste con el primer trimestre del año.

Conclusión

Si bien el crecimiento del 3 % ofrece un respiro a la narrativa oficialista, los fundamentos del rebote siguen siendo motivo de preocupación. Una economía dependiente de ajustes técnicos —como caídas en las importaciones o cambios en inventarios— no garantiza estabilidad ni bienestar a largo plazo.

Las próximas cifras trimestrales y la evolución del mercado laboral serán claves para confirmar si Estados Unidos está realmente en camino de una recuperación sostenida o si, por el contrario, el segundo trimestre fue solo una ilusión estadística en medio de una tendencia más preocupante.


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