El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) ha lanzado una nueva campaña informativa para promover el programa de salida voluntaria conocido como “Proyecto Vuelta a Casa”, una opción diseñada para que inmigrantes indocumentados abandonen el país de forma ordenada y con asistencia del gobierno, evitando detenciones, procesos judiciales y antecedentes migratorios agravados.
La iniciativa ha cobrado renovado impulso en medio de una creciente presión por parte de la administración federal para reducir el número de personas que permanecen en EE.UU. sin estatus legal. Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), más de 42,000 cubanos y decenas de miles de personas de otras nacionalidades enfrentan órdenes finales de deportación, muchos de ellos imposibles de ejecutar debido a la negativa de sus países de origen a aceptarlos, la falta de documentos de viaje o condiciones de riesgo en el retorno.
Una vía “voluntaria, segura y digna”
El “Proyecto Vuelta a Casa” busca ofrecer una alternativa a la deportación forzosa, brindando a los migrantes la posibilidad de regresar a su país sin ser arrestados, procesados judicialmente ni colocados en centros de detención. El beneficio central es un boleto de avión gratuito financiado por el gobierno estadounidense, válido para el retorno al país de origen o a otro destino donde el solicitante pueda acreditar residencia legal, refugio o reunificación familiar.
“Este programa permite una salida voluntaria que no conlleva consecuencias tan severas como una deportación formal”, explicó un vocero de USCIS. “Facilitamos la logística del viaje y ayudamos a que el retorno sea más humano y organizado”.
Además del boleto aéreo, los migrantes que acceden a este mecanismo podrían conservar mejores opciones para solicitar visados o algún tipo de reingreso legal en el futuro, ya que evitan la marca de “deportado” en su historial migratorio, lo cual puede suponer una prohibición de hasta 10 años para volver a EE.UU.
¿Quiénes califican?
El programa está dirigido a personas sin antecedentes penales graves, que ya hayan recibido una orden final de deportación o que reconozcan voluntariamente su estatus migratorio irregular y deseen abandonar el país sin intervención forzosa.
El proceso requiere una entrevista con agentes de inmigración, revisión de antecedentes y la firma de una carta de aceptación de salida voluntaria. En muchos casos, organizaciones comunitarias o agencias consulares pueden actuar como intermediarios para facilitar el trámite.
Críticas y preocupaciones
Organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes han expresado preocupaciones sobre la promoción del programa. Algunas lo consideran una estrategia de presión psicológica para acelerar las salidas, mientras que otras temen que personas vulnerables se acojan al programa sin conocer sus derechos o alternativas legales, especialmente en casos con solicitudes de asilo en curso o apelaciones pendientes.
Sin embargo, el gobierno defiende el programa como una medida humanitaria y útil para reducir la saturación del sistema migratorio. “No se obliga a nadie”, reiteró el portavoz de USCIS. “Es una opción entre muchas, pensada para quienes ya han decidido irse por su cuenta”.
“Yo prefiero irme por mi cuenta que terminar en un centro de detención y terminar deportado a África”, cuenta Luis M., un cubano de 36 años que vive en Houston y enfrenta una orden de salida desde 2022. “Pero tampoco quiero regresar a Cuba, donde me espera una Seguridad del Estado lista para hacerme la vida imposible”.
Luis no es el único. Organizaciones como America para los Cubanos Libres y Freedom House Miami han denunciado que varios cubanos que han optado por el retorno voluntario han sido detenidos al llegar a la isla o excluidos del acceso a empleos y servicios públicos.
“Este programa, aunque se presenta como humanitario, puede poner en riesgo a quienes huyen de regímenes represivos como el cubano”, explicó Isabel Sardiñas, abogada de inmigración radicada en Miami. “El gobierno estadounidense debería garantizar que quienes se acojan al programa no terminen en países donde corren peligro”.
Contexto migratorio actual
Desde 2023, Estados Unidos ha enfrentado una oleada migratoria sin precedentes, especialmente desde países como Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba. La llegada de decenas de miles de solicitantes de asilo ha colapsado tribunales, albergues y sistemas de atención, llevando al gobierno federal a buscar alternativas que combinen control migratorio con enfoque humanitario.
Bajo la administración actual, y en sintonía con las políticas de deportación acelerada y seguridad fronteriza promovidas desde el Congreso, USCIS ha buscado nuevas herramientas para gestionar la población indocumentada sin recurrir exclusivamente a redadas o detenciones prolongadas.
En lo que va del año, más de 100 cubanos han sido deportados en vuelos coordinados hacia terceros países, como México, Esuatini o Sudán del Sur, debido a que La Habana sigue sin aceptar retornos directos en la mayoría de los casos.
¿Cómo acceder al programa?
Los interesados pueden solicitar información detallada en las oficinas locales de USCIS o consultar el portal oficial del organismo. También se recomienda recurrir a asesoría legal gratuita o a organizaciones comunitarias que acompañan el proceso y ayudan a verificar si el migrante reúne las condiciones para aplicar.
“Hay personas que llevan años atrapadas en un limbo migratorio, sin poder regularizarse ni salir. Este programa les ofrece una puerta de salida, al menos para comenzar de nuevo”, concluyó el portavoz.
En resumen, el “Proyecto Vuelta a Casa” ofrece una alternativa menos traumática que la deportación forzosa, pero en el caso de los migrantes cubanos plantea desafíos éticos, legales y humanitarios que aún no han sido resueltos. Mientras tanto, miles esperan —en libertad condicional, con grilletes electrónicos o bajo supervisión— una definición que muchas veces nunca llega.