Yudierquis Reyes llegó a Cuba en uno de los vuelos de deportación organizados por Estados Unidos este 2025. Pero su retorno no fue un simple trámite migratorio: fue también la experiencia más dolorosa de su vida. En el aeropuerto José Martí, apenas pudo contener las lágrimas al denunciar que había sido separada de su hija de dos años, nacida en territorio estadounidense. “La perdí”, confesó con voz quebrada al descender del avión con grilletes en los pies.
Una detención inesperada en Nebraska
Reyes había sido arrestada en junio en Nebraska durante un control rutinario de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Pasó más de tres meses en centros de detención migratoria antes de ser enviada de regreso a la isla en el octavo vuelo de repatriación del año. Aunque se declaró “no contest” en un caso de agresión en segundo grado —lo que derivó en libertad condicional y evitó la cárcel—, el proceso penal aceleró su deportación. “Me dejaron atrás a mi hija de dos años. Yo la pedí”, dijo la cubana en una entrevista que concedió al reportero de CNN en Cuba, Patrick Oppmann.
La versión de Washington y las contradicciones familiares
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) justificó la medida señalando que Reyes era una “inmigrante ilegal criminal y abusadora de menores”. Según el comunicado oficial, la niña quedó en Estados Unidos bajo la custodia de su padre, supuestamente ciudadano norteamericano, y a pedido de la propia madre.
Pese a las acusaciones iniciales, una revisión de los registros judiciales de Nebraska a la que tuvo acceso CNN revela que nunca se dictó condena por abuso infantil. El cargo de “child abuse no injury” finalmente fue retirado por la Fiscalía, lo que dejó sin efecto esa acusación en el expediente.
Sin embargo, esa versión fue cuestionada. El padre de la menor declaró que no es ciudadano, sino residente, y que entró de manera irregular al país junto a Reyes. Aseguró que nunca pidió separar a la niña de su madre, pero admitió que consideró más seguro mantenerla en Estados Unidos, alegando que “la vida sería demasiado dura para ella en Cuba”.
Un vuelo bajo la mirada internacional
Por primera vez, el gobierno cubano permitió que un medio extranjero —CNN en Español— documentara la llegada de deportados desde Estados Unidos. Las imágenes mostraron el arribo de decenas de cubanos escoltados por funcionarios, un episodio pocas veces visibilizado y que marca un giro en la política de comunicación oficial sobre migración.
El testimonio de la madre: dolor y determinación
Reyes, entre sollozos, afirmó que no descansará hasta reunirse con su hija. “Si no la recupero, me voy. Espero que Cuba no me pida de vuelta; ningún país. Tendrán que dejarme ir. Cualquier cantidad de tiempo que tenga que estar encerrada, lo estaré”, expresó, asegurando que está dispuesta incluso a permanecer encarcelada si es el precio por recuperar a la menor. Sus palabras reflejan la desesperación de madres y padres que enfrentan la incertidumbre de quedar separados de sus hijos por decisiones migratorias.
Precedentes de separación familiar
El caso trae a la memoria el de Heidy Sánchez Tejeda, otra cubana que las autoridades de EE.UU deportaron desde Tampa en abril, quien también fue separada de su hija de 17 meses. Aunque las autoridades estadounidenses aprobaron un visado de reunificación familiar (IR-1), su regreso aún no se ha concretado. Estos episodios ponen de relieve la complejidad de los procesos de reunificación y el impacto emocional en familias divididas entre dos países. “Esto solo es el comienzo. Es un pasito”, dijo Sánchez en aquel momento.
Su esposo, Carlos Yuniel Valle, quien es ciudadano estadounidense en su cuenta de Facebook ofreció detalles sobre el proceso de su pareja. “Al fin una noticia buena, seguimos orando por que se nos sigan abriendo puertas. Hoy tuve la entrevista para el lío de la reclamación de Heidy y me aceptaron… y se me aguaron los ojos de la emoción”, afirmó a Telemundo.
En aquel momento se informó que el expediente se había transferido al Centro Nacional de Visas (NVC, por sus siglas en inglés). Para poder regresar a Estados Unidos, Sánchez Tejeda debía tramitar dos perdones migratorios: uno relacionado con su entrada irregular al país y otro por la orden de deportación en su contra.
Cifras y contexto migratorio
En lo que va de 2025, los vuelos de deportación desde EE.UU. hacia Cuba se han intensificado. Fuentes diplomáticas señalan que se han realizado al menos ocho vuelos en lo que va del año, trasladando a cientos de cubanos que intentaron permanecer en el país norteamericano sin un estatus legal válido.
El fenómeno ocurre en un contexto en que las autoridades estadounidenses endurecen la aplicación de la ley migratoria, al tiempo que crece la llegada de cubanos por la frontera sur y a través de vías marítimas. Los casos de separación familiar han pasado de ser episodios esporádicos a convertirse en un símbolo de los costos humanos de estas políticas.
Un drama en dos orillas
Historias como la de Yudierquis Reyes ilustran la encrucijada de miles de familias cubanas que, en su búsqueda de un futuro mejor, se ven atrapadas entre procesos judiciales, detenciones migratorias y políticas de deportación. Mientras en Cuba la madre clama por reencontrarse con su hija, en Estados Unidos el padre intenta mantener a la pequeña en un entorno más estable.
El desenlace de este drama aún es incierto, pero evidencia cómo la migración irregular no solo implica riesgo de deportación, sino también la posibilidad de que familias enteras queden partidas entre dos fronteras y dos sistemas legales.