Cubana arremete contra los que dicen que no puede viajar a Cuba por falta de dinero: «Donde estén los dólares ahí voy yo»

Cubana en EE.UU. Foto: Video de TikTok de @maydari6

Una cubana residente en Estados Unidos se volvió tendencia en redes sociales tras publicar un video en el que admite que, pese a vivir “donde están los dólares”, no puede darse muchos lujos ni siquiera viajar a Cuba a visitar a su familia. Su testimonio, entre la ironía y la frustración, ha reavivado el debate sobre la realidad económica y emocional que enfrentan miles de migrantes cubanos en suelo estadounidense.

De la ilusión al desencanto

La protagonista es Maylín Rivero, conocida en TikTok como @maydari6, quien emigró a Estados Unidos con las mismas ilusiones que muchos cubanos: trabajar, progresar y ayudar a los suyos. En su video, relató que cuando aún vivía en Cuba soñaba con ganar en dólares y regresar de visita a la isla con regalos y dinero. Sin embargo, cuando cumplió ese sueño se percató que tenía varios retos atendiendo al estilo de vida que hay en EE.UU y las obligaciones con las que cuenta que la limitan de tener ciertas ideas.


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A pesar de eso la cubana en varios videos que publicó dejó entrever que con todo lo que se trabaja en Estados Unidos siempre va a estar mejor que si viviera en Cuba. En uno de los videos aclaró a los que la criticaron que para nada ella se quejaba de vivir en el país de las oportunidades y su video lo había hecho a modo de reflexión.

«Maylín Rivero siempre ha trabajado lo mismo en Cuba que aquí. No me gusta que nadie me mantenga porque soy una mujer luchadora… Donde me pongan yo lucho», destacó mientras almorzaba antes de seguir trabajando.

Su declaración llega en un momento en que el costo de vida en ciudades como Miami —donde se concentra gran parte de la comunidad cubana— ha alcanzado niveles históricos, con alquileres promedio por encima de los 2.500 dólares mensuales y gastos de transporte y salud que superan lo que muchos inmigrantes pueden cubrir con un solo empleo.

“Yo estoy donde están los dólares”

El video de Rivero generó una ola de reacciones. Algunos usuarios la acusaron de “malagradecida” o de “quejarse viviendo en un país de oportunidades”, mientras otros defendieron su sinceridad, asegurando que muchos ocultan el sacrificio y las deudas que implica la vida en EE.UU. En medio de las críticas, Maylín respondió con firmeza: “Yo estoy donde están los dólares, ahí voy yo”.

La frase, que rápidamente se viralizó, fue interpretada como una mezcla de determinación y resignación. En sus palabras, se resume la actitud de una generación de emigrados que persiguen el sustento económico a cualquier costo, incluso cuando la rutina se convierte en una cadena de trabajos y obligaciones que apenas dejan espacio para la vida personal.


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La vida del inmigrante cubano en Estados Unidos

El caso de Rivero refleja un sentimiento generalizado entre la comunidad cubana en el exterior. Miles de emigrados, sobre todo quienes llegaron en los últimos años bajo el parole humanitario o la figura I-220A, describen una vida marcada por el esfuerzo constante, la soledad y las exigencias del sistema estadounidense.

En entrevistas y redes sociales, muchos reconocen que el sueño americano ha cambiado de significado: ahora implica estabilidad, no riqueza; tranquilidad, no lujo. “Aquí hay que trabajar para pagar y ahorrar para ayudar a la familia en Cuba. No hay descanso, pero tampoco hay miedo al futuro”, comentó un usuario identificado como Luis desde Hialeah.

La historia de Maylín también pone sobre la mesa un tema sensible: la presión que sienten los emigrados cubanos cuando desde la isla se les idealiza como personas con abundancia y solvencia. Esa percepción —alimentada por las redes sociales y la propaganda estatal— contrasta con la realidad de largas jornadas, turnos dobles y sacrificios silenciosos.

Un espejo de la comunidad cubana en el exilio

El mensaje de la joven ha provocado un torrente de empatía entre cubanos que viven en diferentes estados del país. Muchos afirman haber pasado por el mismo proceso: emigrar llenos de esperanzas y encontrarse con un sistema que exige disciplina, planificación y años de esfuerzo antes de lograr estabilidad.

“Yo también tengo años aquí y aún no puedo ir a Cuba”, escribió otra usuaria en los comentarios. “A veces la gente allá no entiende que aquí todo se paga, que no hay magia, que el dinero cuesta trabajo ganarlo”.

Este tipo de testimonios, aunque personales, sirven como espejo de una comunidad en transformación. Los cubanos en EE.UU. ya no sólo buscan sobrevivir o enviar remesas: también intentan redefinir su identidad y su relación con el país que dejaron atrás, entre el orgullo de haber salido adelante y la nostalgia de lo que no se puede recuperar.

El precio del sueño americano

El caso de Maylín Rivero se suma a un fenómeno más amplio: el del emigrante latino que descubre que el éxito en Estados Unidos no siempre se mide en dólares, sino en la capacidad de adaptarse, resistir y mantener la esperanza.

Su historia, sencilla pero auténtica, ha resonado porque revela lo que muchos viven y pocos dicen. En medio de la lucha diaria, Maylín encarna el dilema de miles de cubanos que trabajan duro para construir una vida mejor, pero que aún cargan el peso emocional y económico de dos patrias: la que los vio nacer y la que los obliga a empezar de nuevo.


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