La profunda crisis energética que golpea a Cuba ha dado un nuevo giro negativo con la reciente avería en la unidad 4 de la planta Energas de Varadero, una de las instalaciones clave en la generación de electricidad en el país. El anuncio, confirmado por la Unión Eléctrica (UNE) este domingo 28 de julio, agravó un panorama ya marcado por colapsos sucesivos en centrales termoeléctricas y déficits históricos de generación que se reflejan en prolongados apagones en todo el territorio nacional.
El periodista cubano José Manuel Solís en su cuenta de Facebook hizo alusión al panorama que enfrenta el país, en especial a Energás Varadero y su implicación en la generación de energía. Julio Betancourt, director de la industria comentó que la falla se localiza en la excitatriz del generador, inconveniente que es investigado para reintegrarla al sistema, según Solís.
Añade además el reportero que este centro utiliza el gas acompañante del petróleo que suministra la empresa de Perforación y Extracción de Petróleo del Centro y cuenta con una potencia instalada de 100 megavatios. Un total de 60 megawatts aportan sus dos turbinas de gas y 40 el ciclo combinado que consiste en una caldera recuperativa que aprovecha la temperatura y gases de combustión de las dos turbinas.
Según cifras oficiales, el déficit estimado para este lunes podría alcanzar los 1 730 megavatios (MW) en horario pico, en un contexto en que la demanda supera ampliamente la capacidad real del sistema. Esta brecha no solo reduce drásticamente el acceso a servicios básicos, sino que también afecta directamente a la actividad económica, la producción de alimentos, el transporte y la salud pública.
Colapso sistémico de las termoeléctricas
La situación actual no se limita a Varadero. Diversas unidades fundamentales del sistema nacional también están fuera de servicio. Entre ellas figuran:
- CTE Felton (unidad 2)
- CTE Renté (unidad 6)
- Antonio Guiteras, en Matanzas, considerada la más eficiente del país
- CTE Mariel (unidad 8)
- Varias unidades en Cienfuegos, Santa Cruz del Norte y Nuevitas
Estos cortes se deben tanto a averías imprevistas como a mantenimientos prolongados. La inestabilidad tecnológica de estas plantas—algunas con más de 40 años de explotación—limita seriamente su capacidad de recuperación, incluso con intervenciones externas.
Combustible escaso y generación paralizada
El escenario se agrava con la escasez de combustible, que ha obligado a parar más de 80 centrales de generación distribuida. Estas pequeñas instalaciones, repartidas por todo el país, representan un respaldo importante cuando las grandes plantas fallan. Sin embargo, la falta de diésel y fuel oil ha dejado a muchas de ellas inactivas, sumando cientos de megavatios perdidos al sistema.
Este problema ha sido atribuido a la crisis financiera del gobierno cubano, la caída en las importaciones de crudo desde aliados tradicionales como Venezuela y Rusia, y la falta de inversión en infraestructura energética durante décadas.
Energía renovable aún insuficiente
En los últimos meses, el gobierno ha impulsado una campaña para instalar más parques solares fotovoltaicos como parte de una transición hacia energías limpias. Según medios estatales, 22 nuevos parques solares han sido conectados al sistema eléctrico nacional, con una potencia total superior a los 520 MW. No obstante, este esfuerzo no compensa las pérdidas diarias, debido a su carácter intermitente y a la incapacidad de almacenar electricidad para cubrir la demanda nocturna.
La estrategia de diversificación energética aún se encuentra en una fase incipiente, y expertos alertan que no resolverá en el corto plazo la dependencia de los combustibles fósiles ni los cuellos de botella estructurales del sistema.
Impacto directo en la población
Mientras tanto, millones de cubanos viven jornadas cada vez más difíciles. Durante el fin de semana y la madrugada del lunes se reportaron apagones prolongados en casi todas las provincias, en algunos casos de hasta 14 horas consecutivas. Las afectaciones abarcan desde el bombeo de agua y el almacenamiento de alimentos hasta el funcionamiento de hospitales, farmacias, escuelas y servicios digitales.
El descontento popular se ha manifestado a través de redes sociales, con denuncias de cortes arbitrarios, cronogramas incumplidos y fallas en la comunicación oficial. Algunos residentes han reportado protestas esporádicas en comunidades afectadas, especialmente en las regiones central y oriental del país.
Además, en el sector empresarial, se han registrado pérdidas por paralización de industrias, deterioro de productos perecederos y reducción de la productividad laboral. En paralelo, muchos cubanos han recurrido a soluciones individuales como generadores privados o paneles solares caseros, lo que ha disparado los costos y creado nuevas brechas de acceso.
Silencio oficial y ausencia de soluciones inmediatas
Pese a la gravedad de la situación, las autoridades no han ofrecido fechas concretas para el restablecimiento de las plantas afectadas ni un plan integral de contingencia. La UNE emite partes diarios con la disponibilidad y demanda energética, pero evita pronunciarse sobre el deterioro progresivo del sistema o las inversiones necesarias para su recuperación.
Economistas y especialistas del sector energético coinciden en que Cuba enfrenta una crisis estructural sin precedentes, alimentada por años de desinversión, aislamiento tecnológico, sanciones internacionales y falta de transparencia en la gestión.
Conclusión
La nueva avería en Energas Varadero no es un hecho aislado, sino un síntoma más de un sistema eléctrico nacional al borde del colapso. Con múltiples plantas fuera de servicio, falta de combustible, apagones extendidos y renovables aún insuficientes, Cuba se enfrenta a una emergencia energética que impacta cada esfera de la vida social y económica. Sin soluciones a la vista y con la confianza pública en franco deterioro, el país transita un verano marcado por el calor, la oscuridad y la incertidumbre.