La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) advirtió que este jueves 17 de julio el país podría experimentar el día con mayor afectación eléctrica del año, al anticiparse un déficit de 2 065 megavatios (MW) durante el horario pico de demanda. Esta cifra supera el récord anterior de 2 020 MW, registrado apenas el martes 15, y representa un nuevo hito negativo en la prolongada crisis energética que atraviesa la isla.
En su nota informativa diaria, la UNE informó que la jornada del miércoles fue especialmente crítica, con interrupciones eléctricas las 24 horas del día en todo el país. El punto máximo de afectación se alcanzó a las 10:20 de la noche, cuando la demanda no cubierta por el sistema llegó a 1 864 MW. Las cifras reflejan el colapso progresivo del sistema eléctrico nacional, incapaz de responder a las necesidades básicas de la población y a la creciente demanda de energía durante los meses más calurosos del año.
Se pronostica para el día de hoy una disponibilidad de 1.665 MW insuficiente para la demanda de 3.660 MW, por lo cual el déficit alcanzaría los 1.995 MW incluso llegar a los 2.065 MW.
El deterioro de la infraestructura energética cubana responde a múltiples factores. La obsolescencia de las plantas termoeléctricas, la falta de mantenimiento adecuado, la escasez de piezas de repuesto y la limitada disponibilidad de combustible han reducido drásticamente la capacidad operativa del país.
Según el parte de la UNE tienen averías las seis unidades de Energas en Mayabeque, la unidad cuatro de Energas de Varadero, la unidad seis de CTE Mariel, la unidad tres de CTE Renté y la cinco de CTE Nuevitas. En mantenimiento están la unidad principal de la CTE Guiteras, la unidad dos de CTE Santa Cruz, la a unidad 5 de la CTE Renté y la unidad 4 de la CTE Cienfuegos, lo cual refleja la magnitud del problema.
A ello se suma el incremento sostenido del consumo, especialmente en los hogares, producto del uso de equipos de refrigeración y climatización en medio de una intensa ola de calor. Otro eslabón clave es la falta de generación distribuida de 84 centrales por el tema de la escasez de combustible que representan unos 739 MW que no se están generando.
Aunque se prevé la posible incorporación al sistema de la planta Energas Boca de Jaruco (con 290 MW) y la unidad 6 de la CTE Mariel (95 MW), ambas aún se encuentran en fase de puesta en marcha, por lo que su efecto en la red eléctrica sigue siendo incierto.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por incorporar fuentes de energía renovable, la solución sigue siendo parcial. En lo que va del año, se han incorporado 21 nuevos parques solares, con una capacidad instalada de 488 MW y una generación diaria de 1 845 MWh. No obstante, esta producción representa solo una fracción de la energía requerida para cubrir la demanda nacional y es altamente dependiente de las condiciones climáticas.
Los apagones tienen consecuencias profundas y multidimensionales. En el plano doméstico, la población sufre afectaciones directas en la conservación de alimentos, el acceso al agua potable —por la paralización de los sistemas de bombeo—, la salud pública y el descanso nocturno. En las zonas rurales, la situación es aún más crítica, con extensos períodos sin electricidad y escasa comunicación.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, reconoció recientemente ante la Asamblea Nacional que los apagones continuarán durante el verano y probablemente el resto del año, debido a un déficit de combustible y problemas logísticos. Admitió el fracaso del gobierno en cumplir su promesa de aliviar la crisis energética, señalando que, a pesar de haber recuperado parte de la capacidad de generación, esta no se traduce en mejoras para la población.
Marrero expresó su profunda insatisfacción con la situación y anunció que el ministro de Energía y Minas presentará próximamente un informe detallado. “Nosotros también tenemos la más alta y profunda insatisfacción en este aspecto, una de las cosas que más está incidiendo en nuestro pueblo”
En el sector productivo, la falta de estabilidad eléctrica impacta gravemente en la industria, la agricultura y los servicios. Negocios estatales y privados han debido reducir horarios, paralizar operaciones o recurrir a costosos generadores particulares, con el consecuente aumento de gastos y la reducción de la productividad.
El malestar social también crece, alimentado por la falta de información clara sobre las causas reales de la crisis y la ausencia de un plan efectivo a corto o mediano plazo. Aunque las autoridades han exhortado a la población a extremar las medidas de ahorro energético, muchos ciudadanos cuestionan la falta de previsión, la demora en la modernización del sistema y la escasa inversión en soluciones sostenibles.
Mientras tanto, analistas y expertos alertan que la situación podría empeorar si no se toman medidas estructurales urgentes. La dependencia de una matriz energética basada en combustibles fósiles, la baja eficiencia de las plantas en operación y la limitada capacidad de importación de tecnología y suministros esenciales configuran un panorama incierto para el segundo semestre del año.
Cuba, que ha enfrentado crisis eléctricas en décadas anteriores, atraviesa ahora una de las más prolongadas y severas en tiempos recientes. La posibilidad de cortes de luz cada vez más extendidos y frecuentes, junto con el desgaste físico y emocional de la población, plantea un desafío mayúsculo al gobierno, que deberá enfrentar no solo las limitaciones técnicas, sino también las crecientes tensiones sociales derivadas del apagón permanente.