
El USS Gerald R. Ford (CVN 78), considerado el portaviones más grande y tecnológicamente avanzado del mundo, ingresó el martes 11 de noviembre al área de responsabilidad del Comando Sur de Estados Unidos (USSOUTHCOM), según confirmó un comunicado oficial de la Marina estadounidense.
La misión del gigante naval forma parte de las operaciones de interdicción marítima y lucha contra el narcotráfico que Washington desarrolla en el Caribe y América Latina, en coordinación con gobiernos aliados de la región.
Una operación ordenada por el Departamento de Guerra
En el comunicado, las fuerzas armadas estadounidenses precisaron que el despliegue del Gerald R. Ford se realiza “en apoyo de las operaciones ordenadas por el Departamento de Guerra y de las prioridades presidenciales para interrumpir el tráfico ilícito de drogas y proteger la patria”.
Aunque no se reveló la ubicación exacta del buque por razones de seguridad, la zona de acción del Comando Sur abarca América Latina al sur de México, América Central, Sudamérica y el Mar Caribe, territorios que concentran las principales rutas marítimas del narcotráfico internacional hacia Estados Unidos.
El secretario de Guerra, Pete Hegseth, ordenó al grupo de ataque del Gerald R. Ford “apoyar la directiva presidencial para desmantelar organizaciones criminales transnacionales y combatir el narcoterrorismo”, en el marco de los esfuerzos de defensa del territorio estadounidense y de seguridad hemisférica.
“La presencia reforzada de fuerzas estadounidenses en el área de responsabilidad de USSOUTHCOM aumentará nuestra capacidad para detectar, monitorear y desarticular actores y actividades ilícitas que ponen en riesgo la seguridad y prosperidad de nuestro país y la estabilidad en el hemisferio occidental”, dijo Sean Parnell, portavoz principal del Pentágono.
En palabras de Parnell, el despliegue busca potenciar los recursos actuales destinados a combatir el tráfico de drogas, al tiempo que pretende debilitar la estructura y el alcance de las redes criminales transnacionales.
Poder naval y capacidad tecnológica sin precedentes
Con más de 4,000 marineros y decenas de aeronaves tácticas, cazas F/A-18 Super Hornet, helicópteros MH-60R/S y aviones de alerta temprana E-2D Hawkeye, el Gerald R. Ford es el portaaviones más avanzado de la historia naval moderna. Su sistema de lanzamiento electromagnético (EMALS) y tecnología de catapultas de última generación permiten un ritmo de operaciones aéreas más rápido y eficiente que cualquier otra embarcación en servicio.
El buque, de más de 330 metros de eslora y 100,000 toneladas de desplazamiento, es impulsado por dos reactores nucleares, lo que le otorga una autonomía de navegación de más de 20 años sin necesidad de repostar combustible.
“El grupo de ataque se unirá a las fuerzas conjuntas que ya se encuentran en el área de responsabilidad, incluido el Grupo Anfibio de Preparación Iwo Jima y la unidad expedicionaria de infantería de marina embarcada, bajo un Grupo de Tareas Conjunto creado para derrotar y desmantelar redes criminales que explotan nuestras fronteras y dominios marítimos compartidos”, dice un comunicado.
El portaaviones representa la capacidad de proyección de poder sostenido de Estados Unidos en cualquier escenario global”, destacó la Oficina de Asuntos Públicos del portaaviones en un comunicado paralelo. Su despliegue en el área del Comando Sur fortalece la cooperación y la capacidad de respuesta frente a amenazas comunes.
Contexto geopolítico y regional
El arribo del Gerald R. Ford ocurre en un momento en que Washington intensifica su atención sobre el Caribe y América Latina, regiones donde las redes del narcotráfico, el tráfico humano y la presencia de actores extrahemisféricos —como Rusia y China— han incrementado su influencia en los últimos años.
Analistas en defensa interpretan el movimiento como una señal de firmeza estratégica: un recordatorio del compromiso de Estados Unidos con la seguridad del hemisferio occidental y con el control marítimo de rutas críticas que conectan Sudamérica con el Atlántico y el Golfo de México.
“Con un compromiso inquebrantable y el uso preciso de nuestras fuerzas, estamos listos para combatir las amenazas transnacionales que buscan desestabilizar nuestra región. El despliegue del Grupo de Ataque del USS Gerald R. Ford representa un paso crucial para reforzar nuestra determinación de proteger la seguridad del hemisferio occidental y la del territorio estadounidense”, destacó el almirante Alvin Holsey, comandante del Comando Sur (SOUTHCOM).
El Comando Sur y su rol en la lucha antidrogas
El USSOUTHCOM, con sede en Doral, Florida, coordina las operaciones de defensa, cooperación y asistencia humanitaria en 31 países y 16 territorios del Caribe y América Latina. En los últimos años, ha liderado grandes interdicciones marítimas con la Guardia Costera de Estados Unidos, logrando decomisos récord de cocaína y arrestos de miembros de redes criminales transnacionales.
El despliegue del Gerald R. Ford podría reforzar estas misiones al proporcionar una plataforma aérea y naval sin precedentes para la vigilancia, inteligencia y apoyo logístico en zonas de alto tráfico ilícito.
Impacto y proyección estratégica
La llegada del portaaviones más grande del mundo al Caribe marca uno de los mayores despliegues navales estadounidenses en la región en la última década. Además de su misión antinarcótica, la embarcación está preparada para responder ante crisis humanitarias, desastres naturales o emergencias regionales, un papel que el Comando Sur ha desempeñado en eventos como terremotos, huracanes y evacuaciones médicas internacionales.
Este movimiento, explican fuentes militares, se alinea con la doctrina estadounidense de “presencia avanzada”, que busca mantener fuerzas navales listas para actuar en múltiples frentes simultáneamente, desde el Indo-Pacífico hasta el Atlántico occidental.
Un símbolo del poder marítimo estadounidense
El USS Gerald R. Ford, botado en 2013 y comisionado en 2017, forma parte de una nueva generación de superportaaviones diseñados para reemplazar a la clase Nimitz. Su costo supera los 13 mil millones de dólares, lo que lo convierte en la embarcación militar más cara jamás construida.
El navío lleva el nombre del 38.º presidente de Estados Unidos, Gerald Rudolph Ford, quien sirvió en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial. Su despliegue en aguas del hemisferio occidental no solo reafirma la proyección global de Estados Unidos, sino también su compromiso de mantener el control y la seguridad marítima en una región cada vez más disputada por intereses geopolíticos y económicos.




