
Lo que comenzó como un problema administrativo en Washington ya impacta uno de los sistemas más sensibles del país: la aviación. Con el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, miles de controladores de tráfico aéreo del Federal Aviation Administration (FAA) están trabajando sin recibir salario, lo que ha empezado a provocar retrasos y suspensiones temporales de vuelos en varios aeropuertos.
La FAA, responsable de garantizar la seguridad de los cielos estadounidenses, confirmó que aunque la mayoría de los vuelos aún operan con normalidad, la presión sobre el personal crece cada día. En aeropuertos como Los Ángeles (LAX) y Atlanta (ATL), se reportaron ya interrupciones por falta de controladores, evidenciando que la situación podría escalar rápidamente si el cierre se prolonga.
Un sistema ya debilitado antes del cierre
La crisis no comenzó con el shutdown. La FAA arrastra desde hace años una escasez estructural de personal, con más de 3,000 vacantes sin cubrir. Esa carencia, combinada con el estrés de las jornadas extendidas y la falta de pago actual, está llevando a que algunos empleados se ausenten por agotamiento o busquen empleos alternativos.
Un supervisor de tráfico aéreo citado por WSVN News advirtió: “Estamos trabajando al límite. Cada ausencia significa que otro controlador debe cubrir más horas, y eso es insostenible para mantener la seguridad aérea”.
Los primeros efectos: retrasos, paradas y caos operativo
Durante el fin de semana, el aeropuerto internacional de Los Ángeles fue escenario de una “ground stop”, una suspensión temporal de vuelos hacia y desde el aeropuerto, por falta de personal de control. Casos similares se registraron en Chicago, Nueva York y Dallas, donde los retrasos comenzaron a acumularse en horas pico.
En algunos aeropuertos, las aerolíneas están ajustando sus horarios preventivamente, anticipando demoras o limitaciones operativas. Los pasajeros, mientras tanto, ya comienzan a reportar tiempos de espera prolongados y cancelaciones de último minuto.
Autoridades y sindicatos: “Un golpe a la seguridad nacional”
El secretario de Transporte, Sean Duffy, reconoció que la situación es bastante seria. «Los controladores de tráfico aéreo tienen que tener el 100% de la concentración el 100% del tiempo. Y estoy viendo a los controladores de tráfico aéreo ir a trabajar. Estoy recibiendo las historias. Están preocupados por pagar los medicamentos para su hija. Recibí un mensaje de un controlador que decía: ‘Me estoy quedando sin dinero. Y si no recibe la medicina que necesita, muere. Ese es el final'», explicó en una conferencia de prensa en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York.
Por su parte, Nick Daniels, presidente de la Asociación Nacional de Controladores Aéreos (NATCA), advirtió que “exigirles a profesionales altamente calificados que trabajen sin paga no solo es injusto, sino peligroso”.
El sindicato también alertó sobre un posible efecto a largo plazo: la pérdida de nuevos reclutas. “¿Quién va a querer formarse como controlador si ve que el gobierno puede dejarte sin salario por una disputa política?”, cuestionó Daniels.
Joe Segretto, controlador de tráfico aéreo en un centro regional de radar que coordina los despegues y aterrizajes en el área de Nueva York, señaló que el ánimo entre sus compañeros ha decaído a medida que crece la preocupación por la falta de ingresos.
«La presión es real, tenemos personas que intentan mantener seguros estos aviones. Tenemos aprendices, que están tratando de aprender un nuevo trabajo que es muy rápido, muy estresante, muy complejo, y ahora tienen que preocuparse por cómo van a pagar las facturas», advirtió el operador.
Efecto dominó: TSA, aduanas y aerolíneas también bajo presión
El cierre federal no afecta únicamente a la FAA. En los aeropuertos también trabajan agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) y de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), quienes igualmente están cumpliendo turnos sin paga. Esto podría derivar en demoras adicionales en los filtros de seguridad y en el procesamiento de pasajeros internacionales.
Las aerolíneas, por su parte, advierten que si la crisis persiste, podrían enfrentar pérdidas millonarias. Además de los costos operativos, temen una caída en la demanda si los viajeros perciben un aumento de cancelaciones o un colapso en el control aéreo.
Impacto económico más amplio
El sistema aéreo estadounidense moviliza diariamente más de 2.9 millones de pasajeros y representa cerca del 5 % del PIB nacional. Cada día de parálisis o congestión significa millones de dólares en pérdidas, no solo para aerolíneas, sino también para hoteles, empresas de transporte y turismo.
Expertos en aviación consultados por medios como Politico y Reuters coinciden en que, de mantenerse el cierre, podría darse un efecto dominó similar al ocurrido en 2019, cuando la falta de personal en la FAA y TSA llevó a cancelaciones masivas y cierres parciales de terminales.
Pasajeros atrapados entre la incertidumbre y la política
En las terminales, la frustración es palpable. “Nos dicen que los vuelos salen, pero nadie sabe si el nuestro será cancelado a último momento”, comentó una pasajera en el aeropuerto de Dallas-Fort Worth. Otros expresaron su apoyo a los controladores: “Ellos mantienen los cielos seguros y merecen cobrar”.
Mientras tanto, en el Congreso, las negociaciones para reabrir el gobierno permanecen estancadas. Cada día que pasa sin acuerdo agrava la crisis de confianza entre los empleados federales y la administración.
Lo que comenzó como un conflicto presupuestario en Washington amenaza con transformarse en una crisis nacional de movilidad aérea. Los controladores aéreos —pieza esencial de la seguridad en vuelo— están sosteniendo el sistema con sacrificio y sin remuneración. Si la parálisis continúa, Estados Unidos podría enfrentar el escenario que más teme la industria: un colapso aéreo por falta de personal y recursos.




