La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) confirmó oficialmente este viernes el inicio de despidos masivos dentro del gobierno federal de Estados Unidos, una medida que marca un punto de inflexión en la gestión del actual cierre presupuestario y desata una tormenta política, laboral y económica en todo el país.
Según reportes de Reuters, The Washington Post y Associated Press, las autoridades federales comenzaron a emitir notificaciones de “reductions in force” (RIFs), un proceso que implica ceses permanentes de personal en múltiples agencias y departamentos, rompiendo con la práctica tradicional de aplicar licencias temporales sin sueldo (furloughs) durante los cierres gubernamentales.
Agencias clave bajo impacto inmediato
Los despidos ya afectan a empleados de departamentos esenciales como el de la Educación. Cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca en enero, el departamento empleaba a cerca de 4.100 personas. Sin embargo, en los primeros meses de su mandato, una serie de despidos masivos provocó una drástica reducción del personal, dejando la plantilla prácticamente reducida a la mitad. Para el momento en que comenzó el cierre gubernamental, apenas unos 2.500 empleados permanecían en funciones.
También se prevén recortes los departamentos de Salud y Servicios Humanos (HHS), Tesoro y la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura (CISA), así como en agencias medioambientales, transporte y programas sociales, según funcionarios citados por Politico.
Aunque la OMB no ha divulgado cifras oficiales, diversas fuentes coinciden en que el número de afectados podría ascender a decenas de miles de trabajadores federales en las próximas semanas. La directora de prensa de la Casa Blanca evitó precisar detalles, limitándose a calificar la acción como “una medida necesaria para reestructurar funciones improductivas y priorizar el uso eficiente de recursos públicos”.
Contexto: un cierre gubernamental prolongado y una crisis política aguda
El país atraviesa uno de los cierres presupuestarios más largos de la historia reciente, provocado por el estancamiento entre la Casa Blanca y el Congreso sobre la aprobación de un nuevo paquete de gastos. La falta de consenso ha dejado a cientos de miles de empleados federales sin salario y ha afectado el funcionamiento de agencias clave.
El director de la OMB, Russell Vought, explicó que las reducciones se concentrarán en programas “sin respaldo presupuestario o que no estén alineados con las prioridades del presidente”. Sin embargo, opositores en el Congreso denunciaron que los despidos constituyen una táctica de presión política destinada a forzar concesiones legislativas.
El líder de la minoría demócrata en el Senado Chuck Schumer advirtió dijo que la culpa principal es de Trump. «Seamos francos: nadie está obligando a Trump y Vought a hacer esto. No tienen que hacerlo; ellos quieren. Están eligiendo cruelmente lastimar a las personas: los trabajadores que protegen nuestro país inspeccionan nuestros alimentos, responden cuando ocurren desastres. Esto es un caos deliberado», argumentó.
Por su parte, varios legisladores republicanos moderados expresaron preocupación por el impacto económico que estas decisiones podrían tener a nivel local, especialmente en estados dependientes del empleo federal.
Por su parte, la senadora Patty Murray, demócrata por el estado de Washington y principal integrante de su partido en el Comité de Asignaciones del Senado, afirmó en un comunicado que el “cierre no otorga a Trump ni a Vought ningún poder especial” para proceder con los despidos de empleados federales.
Reacciones sindicales y denuncias judiciales
Los principales sindicatos federales —entre ellos la Federación Nacional de Empleados del Gobierno (NFFE) y la Federación Estadounidense de Empleados Públicos (AFGE)— reaccionaron con firmeza, calificando la medida de “purga política disfrazada de eficiencia administrativa”.
«Es vergonzoso que la administración Trump haya utilizado el cierre del gobierno como excusa para despedir ilegalmente a miles de trabajadores que brindan servicios críticos a comunidades de todo el país», manifestó en un comunicado Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno.
Las organizaciones laborales anunciaron que interpondrán demandas en tribunales federales, argumentando que los despidos violan normativas que prohíben modificaciones estructurales en agencias mientras el presupuesto se encuentra suspendido.
Consecuencias económicas y administrativas
El impacto inmediato podría sentirse en programas tan diversos como la recaudación fiscal, los beneficios de salud, la gestión de préstamos estudiantiles y la protección cibernética del país. Expertos en políticas públicas advierten que la recuperación institucional podría tardar años, ya que el proceso de recontratación y capacitación de personal especializado suele ser lento y costoso.
La economista Janet Rollins, de la Universidad de Georgetown, advirtió que “estos despidos no solo reducen la capacidad operativa del gobierno; también erosionan la confianza pública y provocan un efecto dominó en la economía local, especialmente en áreas donde el empleo federal es el principal motor económico”.
Un giro sin precedentes en la historia administrativa de EE.UU.
Durante las últimas décadas, los cierres gubernamentales habían implicado interrupciones temporales, pero nunca despidos definitivos. La decisión actual marca un cambio estructural en la relación entre el Ejecutivo y la burocracia estatal.
De acuerdo con un análisis de The Washington Post, esta política podría estar orientada a consolidar un aparato administrativo más reducido y leal al poder central, lo que muchos observadores califican como una “reconfiguración ideológica del Estado federal”.
El profesor de Derecho Constitucional, Mark Tushnet, resumió el debate señalando que “el conflicto ya no es solo sobre el presupuesto, sino sobre quién controla el aparato del Estado y qué papel jugará el funcionariado público en el futuro del país”.
Preocupación internacional y reacción de los mercados
Las reacciones no se hicieron esperar fuera de Estados Unidos. Analistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) expresaron inquietud por la posible inestabilidad fiscal derivada de los despidos masivos, mientras que los mercados bursátiles mostraron una leve caída ante el aumento de la incertidumbre política.
Empresas contratistas del gobierno, particularmente en el sector tecnológico y de defensa, también podrían verse afectadas por la suspensión de contratos y la disminución de personal administrativo.
Los despidos masivos en el gobierno federal estadounidense representan un episodio sin precedentes que combina conflicto político, crisis presupuestaria y tensiones laborales. En medio de la parálisis institucional, miles de familias enfrentan un futuro incierto mientras la nación más poderosa del mundo se adentra en un terreno desconocido: un cierre del gobierno que no solo suspende funciones, sino que reconfigura la estructura misma del Estado.