Un cubano escribiรณ una carta abierta al cantante de los Rolling Stone, Mick Jagger que les dejamos a continuaciรณn.
Mi muy admirado Mick: Casi muero del susto cuando supe que The Rolling Stones piensan hacer un concierto en La Habana en marzo del prรณximo aรฑo. ยกImagรญnese! Siempre soรฑรฉ estar en un concierto de los Stones, que son mi banda favorita de todos los tiempos. Solo que como vivo en Cuba, por las circunstancias que usted debe conocer, ese sueรฑo me parecรญa imposible.
Hace unos dรญas, cuando un amigo de Miami me llamรณ por telรฉfono y me preguntรณ โยฟya viste a Mick Jagger?โ no sabรญa que usted estaba en La Habana, presuntamente para ultimar los detalles del concierto de marzo en el Estadio Latinoamericano. Eso lo supe horas mรกs tarde, cuando casi al final del Noticiero Nacional de Televisiรณn, luego de dar la noticia de que una poco trascendente cantante boricua, Olga Taรฑรณn, actuarรญa en Cuba en diciembre, un joven periodista, tan despistado que dijo que los Stones eran norteamericanos, informรณ brevemente que usted estaba en La Habana.
De esa visita solo he sabido lo poco que ha informado la prensa oficial, que es la รบnica permitida en Cuba. Vi las cuatro fotos suyas que aparecieron en la pรกgina digital insignia del oficialismo, Cuba Debate: en los estudios Abdala, en el restaurante Shangri-La, con X Alfonso en la fรกbrica de Arte Cubano y apoyado en una vieja columna, supongo que en la Habana Vieja. Nada mรกs. Y le confieso que me siento muy frustrado de no haber podido entrevistarlo para alguno de los medios independientes donde escribo, o siquiera agradecerle personalmente toda la mรบsica maravillosa que nos han dado ustedes durante tanto tiempo, que casi es todo el de nuestras vidas. Ojala eso pueda ser en marzo. Cruzo los dedos para que asรญ sea.
Sรฉ que los Stones tienen millones de fans en todo el mundo, pero tal vez coincida conmigo en que los fans cubanos, por las circunstancias a las que me referรญa anteriormente, somos muy especiales.
En el caso de los cubanos de mi generaciรณn, The Beatles y The Rolling Stones pusieron la mรบsica โy quรฉ mรบsica- a la fiesta frugal y harapienta de nuestra adolescencia. Dicha fiesta, que mรกs bien fue un jolgorio subterrรกneo, cuando no era vigilada, estaba prohibida. Pero asรญ y todo, nos ayudรณ a resistir prohibiciones, desesperanza y represiรณn.
Tal vez por eso, hallo algo sobrenatural en aquella mรบsica, como si hubiera sido enviada por Dios o por el Diablo, para salvarnos. Y llegรณ en el momento preciso, cuando mรกs la necesitรกbamos.
Me es imposible evocar aquellos aรฑos sin โAs tears goes byโ, โLady Janeโ, โJumping Jack Flashโ o โSympathy for the devilโ. Aquellas canciones nos ayudaron a capear la monotonรญa desoladora del paraรญso revolucionario y nos salvaron de caer en picada.
Los comisarios culturales, que corporizaron en el rock las perversiones del โdiversionismo ideolรณgicoโ, pudieron haber aprovechado la rebeldรญa antisistema de los Stones. De hecho, en plena prohibiciรณn de los Beatles, cuando regresรณ la mรบsica extranjera a la radio cubana, no ponรญan reparos a que los Stones, en el programa โNocturnoโ, reiteraran sus insatisfacciones. โ(I canโt get no) Satisfactionโ tambiรฉn fue รฉxito en Cuba, pero no porque los comisarios supieran tanto inglรฉs como para analizar las letras de las canciones o porque aprobaran, tras consultar el manual marxista-leninista, las perretas Jagger-Richards contra el modo de vida burguรฉs.
Tambiรฉn se escuchรณ mucho por acรก Jumping Jack Flash, pero entonces vino el Decenio Gris, volvieron a prohibir la mรบsica rock, y si no llega a ser por la radio del sur de la Florida nos hubiรฉsemos perdido la que considero la mรกs brillante รฉpoca de los Stones, la de los discos Let it bleed, Sticky Fingers y Exile on Main Street, que son mis preferidos.
ยฟPuede entender, Mr. Jagger, cรณmo me siento ante la posibilidad de encontrarme con ustedes, a quienes considero viejos amigos que siempre me han acompaรฑado, tanto en las juergas como en los demasiados malos ratos?
Pero le confieso que no me gusta mucho la idea de que los Stones vengan a Cuba. Primero que todo, para que no le den crรฉdito con su sola presencia aquรญ, al castrismo tardรญo que simula haber cambiado y busca su readecuaciรณn internacional.
Menos mal que si el concierto de los Stones no va a ser en la Plaza de la Revoluciรณn, que serรญa por lo espacioso el sitio ideal, a pesar de la mucha mala vibra que tiene, no los van a poner a tocar en el Maxim Rock o los Jardines de la Tropical, sino en el Estadio Latinoamericano, que tiene capacidad para 55 000 personas. Ojala no copen el estadio con โsegurososโ y movilizados del Partido Comunista y la UJC, como hicieron con las misas del Papa, y nos quedemos fuera los verdaderos interesados.
Por si las moscas, les aconsejarรญa a ustedes que pensaran bien lo del concierto en La Habana, porque con los mandarines verde olivo, tan renuentes desde siempre al rock and roll, nunca se sabeโฆ Crรฉame, conozco bien las maรฑas de esta gentuza. Y me niego rotundamente a que me roben, para sus propรณsitos politiqueros y de propaganda, a mi banda preferida, como mismo se robaron a John Lennon y lo sentaron en un parque del Vedado.
Ojo, Mick, no se dejen manipular. No me defrauden. Si no quiere, si no puede, no me dรฉ la entrevista que le pido, yo entenderรฉ, sus motivos tendrรก, pero le ruego que si cuando cante โSimpathy for the devilโ, Abel Prieto u otro comisario cultural intenta subir a la tarima para hacerle el corito en los uuh uuuh, รฉchelos a patadas, y que se vayan a cantar reguetรณn, rancheras o himnos maoistas al Palacio de la Revoluciรณn, a Punto Cero, o a casa del carajo, con sus puรฑeteros jefes que nos prohibieron durante muchos aรฑos la mรบsica rock.
Nos vemos en marzo, si es que no se pasma el concierto.
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