El fenómeno cultural de Bad Bunny ha traspasado los límites de la música para irrumpir en espacios inesperados, como el Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Arequipa, Perú. Allí, al artista puertorriqueño lo mencionaron como ejemplo del impacto del español en la cultura global y como símbolo de su defensa en Estados Unidos, un país donde el idioma enfrenta tensiones entre su expansión demográfica y su pérdida generacional.
Un artista en el corazón del debate lingüístico
El presidente de Telemundo, Luis Fernández, sorprendió a los asistentes al afirmar que «es el latino, el hispano, que más defiende el español en el 2025 en todo Estados Unidos». Su comentario resonó como una provocación simbólica en un foro tradicionalmente dominado por académicos, escritores y lingüistas. Pero Fernández defendió su afirmación con un argumento contundente: Bad Bunny ha llevado el español a los escenarios más influyentes del planeta sin ceder ante la presión del inglés.
Según Fernández, el éxito del artista en la cultura estadounidense demuestra que el idioma español puede coexistir con la globalización sin perder identidad. “Ningún otro artista ha hecho tanto por visibilizar el español entre los jóvenes norteamericanos”, afirmó el directivo.
La defensa del español desde los grandes escenarios
La carrera de Bad Bunny se ha convertido en un manifiesto cultural. Su decisión de cantar exclusivamente en español en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl 2026 —uno de los eventos televisivos más vistos del mundo— fue interpretada como un acto de orgullo y resistencia lingüística. No es la primera vez que el artista usa su plataforma para reivindicar su idioma y sus raíces. «Lo va a hacer en español porque no le da la gana de hacerlo en inglés» dijo Fernández sobre la actuación del boricua.
En 2023, cuando fue anfitrión de Saturday Night Live, el artista abrió su monólogo en español y afirmó sentirse “orgulloso de ser latino y de representar a los que hablan como yo”. Esa frase se volvió viral entre millones de hispanohablantes que lo vieron como una voz genuina de una generación bicultural.
Incluso en su última gira, Debí tirar más fotos, Bad Bunny rehusó presentarse en ciertos estados de EE. UU. debido al aumento de redadas del Servicio de Inmigración (ICE). “No podía cantar para mis fanáticos mientras ellos vivían con miedo”, comentó entonces, reafirmando su compromiso con la comunidad latina más allá de la música.
Una figura cultural que trasciende la música
Además de su impacto lingüístico, Bad Bunny se ha convertido en un fenómeno económico y social. La promotora Live Nation anunció que su más reciente gira rompió récords de venta con más de 600 000 entradas vendidas en España (Madrid y Barcelona) en cuestión de horas. Este poder de convocatoria lo posiciona no solo como uno de los artistas más influyentes del mundo, sino también como un emblema de la pujanza de la cultura latina en el mercado global.
Su éxito, basado en una estética que mezcla el español caribeño, el trap y el reguetón con mensajes sociales, ha sido interpretado como una “revolución cultural silenciosa”. En palabras de varios especialistas citados en el Congreso, el artista representa “la nueva voz del español urbano”, capaz de conectar con jóvenes de diferentes orígenes que ven en él una reivindicación de su identidad híbrida.
El español en Estados Unidos: fuerza demográfica, fragilidad cultural
El Congreso de la Lengua aprovechó el ejemplo del artista para reflexionar sobre el futuro del español en EE. UU., donde más de 58 millones de personas hablan el idioma —equivalente a más del 17 % de la población nacional—, según cifras recientes del Instituto Cervantes. Aun así, los expertos advierten que el idioma atraviesa una fase de “extrema vulnerabilidad”.
La segunda y tercera generación de inmigrantes tiende a reemplazar el español por el inglés en su vida cotidiana, y las políticas educativas en varios estados no siempre favorecen el bilingüismo. Algunos académicos señalaron que, sin estrategias institucionales de enseñanza y apoyo cultural, el español podría perder presencia en espacios formales como la política, los medios y la educación.
En ese contexto, la figura de Bad Bunny representa una excepción poderosa: un hispanohablante que conquista los escenarios más exigentes de EE. UU. sin traducirse ni adaptarse. Su éxito contradice la idea de que el español es un obstáculo en el mercado estadounidense.
Desafíos y propuestas para preservar el idioma
El debate académico en Arequipa coincidió en que, pese al auge cultural, el español necesita políticas activas para sobrevivir y prosperar en Estados Unidos. Entre las propuestas se destacan:
- Expandir los programas de educación bilingüe en escuelas públicas, especialmente en estados con alta población latina.
- Promover medios y producciones culturales en español, que reflejen la diversidad de acentos y realidades hispanas.
- Apoyar a creadores jóvenes, músicos, escritores y comunicadores que, como Bad Bunny, incorporan el español en espacios globales.
- Fomentar la investigación lingüística que documente las variaciones del español en comunidades hispanas de EE. UU., desde Miami hasta Los Ángeles.
Una defensa simbólica y generacional
Más allá de los debates académicos, la figura de Bad Bunny resume un fenómeno más amplio: el orgullo lingüístico de una generación que se niega a renunciar a su idioma. En un país donde hablar español todavía puede ser motivo de discriminación o burla, el artista ha convertido su forma de hablar —sin filtros, con giros boricuas, sin traducciones— en una bandera de autenticidad.
Para muchos jóvenes latinos nacidos en EE. UU., verlo triunfar sin abandonar su idioma significa algo más que éxito musical: es una reivindicación de identidad. Como dijo Luis Fernández en el Congreso, “si Bad Bunny puede llenar estadios hablando español, nadie debería tener que pedir disculpas por hacerlo”.