Nuevos testimonios han emergido contra la presunta banda criminal conocida como FBM, integrada por ciudadanos cubanos, que extorsiona y ataca a inmigrantes en Texas. Tras el asesinato de Miguel Mondragón, el pasado 3 de agosto en el noreste de Austin, decenas de víctimas han alzado la voz, denunciando agresiones similares por parte del mismo grupo, lo que pone en relieve una dinámica criminal que, aunque no masiva, se suma a otras agrupaciones históricas cubanas en Estados Unidos.
Caso FBM: voces que claman justicia
La hija de Mondragón, Jasmin Jaimes, utilizó Facebook para pedir justicia y denuncias. En respuesta, varias personas contactaron con ella afirmando haber sido golpeadas, atropelladas o asaltadas por los miembros de la banda FBM, entre ellas un mensaje que señala: «Estas son solo algunas de muchas personas que se han comunicado con nosotros, también víctimas de los mismos criminales que asesinaron a mi padre», dijo la hija del finado en su perfil de Facebook.
El llamado provocó que salieran a la luz declaraciones que vinculan a los detenidos con una organización criminal de mayor alcance, señalada por extorsionar a inmigrantes en Texas. Según las denuncias, los delincuentes se aprovecharían del miedo de estas personas a acudir a las autoridades, agravado por el endurecimiento de las medidas migratorias bajo la administración de Trump.
Uno de los internautas aseguró que los involucrados pertenecen a un a banda nombrada FBM, son de nacionalidad cubana y que ya algunos están presos. Los testimonios se multiplican y coinciden en el uso de la violencia por parte de los acusados. «Una chica contó que su hermana y ella fueron agredidas para robarles; otra víctima dijo que fue embestida por un vehículo”, explicó Jasmin. Asimismo, un hombre sostuvo que los cubanos lo golpearon, le robaron el celular y revisaron su vehículo en busca de más objetos de valor.
Los presuntos implicados
El supuesto líder, Alejandro Hurtado-Reyes (22 años), junto a Yanaris Reyes (29), Antonio González (17), Yurisander Góngora Rojas (19) y Héctor Yohany Achang Batlle (19), enfrentan cargos de asesinato capital tras emboscar a Mondragón, dispararle y robarle sus pertenencias. Pese a la gravedad, algunas fianzas se calificaron como bajas, generando preocupación por posibles libertades anticipadas.
De acuerdo con el informe policial, los sospechosos interceptaron la camioneta en la que viajaba Mondragón, descendieron encapuchados y armados, y dispararon contra él. La víctima intentó escapar corriendo, pero la alcanzaron y ejecutaron en el lugar.
Tras el crimen, los atacantes se apropiaron de sus pertenencias. Las autoridades detuvieron a los presuntos responsables entre el 12 y el 19 de agosto durante un operativo del Lone Star Fugitive Task Force, liderado por los U.S. Marshals.
Los allegados de la víctima temen que la aplicación de fianzas bajas y la desestimación de algunos cargos pueda derivar en la liberación de los presuntos implicados. Uno de ellos, Alejandro Hurtado-Reyes, se encuentra actualmente en libertad bajo fianza.
“Les pedimos tener precaución, ya que este individuo ha sido descrito como peligroso. Esto no es solo por justicia para mi padre, sino por cada una de esas personas que aún no han sido escuchadas”, aconsejó Jasmin.
Mientras sobrellevan la pérdida, los allegados de Mondragón han puesto en marcha iniciativas destinadas a respaldar a sus hijos. Entre ellas destaca una rifa benéfica promovida por su sobrina, Lorena Jaimes.
El antecedente: marielitos y bandas históricas de origen cubano
El caso FBM, aunque grave, se enlaza con una larga historia de agrupaciones criminales vinculadas a emigrantes cubanos en EE. UU. como las pandillas de marielitos surgidas tras la crisis migratoria de 1980. Un grupo numeroso de cubanos llegados durante el éxodo del Mariel crearon redes criminales en grandes ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Washington, centradas en tráfico de drogas, asesinatos por encargo, extorsiones y robos.
Otro de los ejemplos es el de la «Corporation» de José Miguel Battle Sr., conocida como una red criminal de origen cubano-estadounidense involucrada en asesinatos, extorsión y narcotráfico, con gran impacto en Miami durante los años 90 y principios del nuevo milenio. Estos ejemplos muestran que, si bien no son omnipresentes, existen precedentes vinculados a la criminalidad organizada entre cubanos, ya sea en su aspecto político, ideológico o delictivo.
Implicaciones y clima migratorio
La banda FBM ha explotado el temor de inmigrantes cubanos a denunciar debido a su situación migratoria, sobre todo considerando políticas restrictivas vigentes en años recientes. Este clima de silencio ha permitido que los presuntos agresores actúen con una sensación de impunidad. Sin embargo, gracias al activismo de la familia de la víctima y el eco de las redes sociales, más afectados están dando un paso adelante.
El caso FBM en Texas no es simplemente un episodio casual de violencia, sino parte de un fenómeno más largo, donde la marginalidad, la migración y la ausencia de redes de protección comunitaria pueden abrir espacios para el crimen. Aunque no se trata de una mafia consolidada al estilo de los marielitos o estructuras como la de Battle Sr., las características delictivas —asesinato, extorsión, robo violento— guardan similitudes con esas temáticas históricas.
La visibilidad de las víctimas y la cooperación ciudadana serán piezas clave para frenar nuevos ataques y evitar la expansión de este tipo de redes delictivas. La implicación de las autoridades locales y federales, así como la articulación con organizaciones comunitarias, podría marcar la diferencia.