
La actriz cubana Belissa Cruz aseguró haber recibido amenazas de muerte dirigidas tanto a ella como a su hijo luego de protagonizar un anuncio publicitario que generó una intensa controversia en redes sociales, en un contexto marcado por los prolongados apagones y la creciente frustración social derivada de la crisis energética en Cuba.
Según relató la propia artista, los mensajes intimidatorios comenzaron a circular tras la difusión de un video promocional en el que participó como imagen de una campaña comercial relacionada con la venta de plantas eléctricas con paneles solares, presentadas como una alternativa privada frente a la inestabilidad del suministro eléctrico en la isla.
Un anuncio que desató indignación en redes
El spot, divulgado a comienzos de 2025, hacía referencia directa al agotamiento de la población ante los apagones constantes y proponía la adquisición de generadores solares como una solución práctica en vez de salir a protestar a las calles. Sin embargo, el mensaje provocó una fuerte reacción negativa, especialmente entre usuarios que interpretaron el contenido como una burla o una banalización de una problemática que afecta a millones de personas.
Uno de los fragmentos más cuestionados del video sugería no salir a protestar y optar por “comprar una planta eléctrica”, una frase que fue duramente criticada por sectores que señalaron la desconexión entre el mensaje publicitario y la realidad económica de la mayoría de los cubanos, para quienes este tipo de equipos resulta inaccesible.
La controversia se amplificó rápidamente en plataformas como Facebook, X e Instagram, donde el anuncio fue compartido, comentado y resignificado, convirtiéndose en un símbolo del debate sobre desigualdad, consumo y supervivencia en un país golpeado por una crisis estructural prolongada.
La respuesta de la actriz
Ante el aluvión de críticas, Belissa Cruz decidió pronunciarse públicamente para aclarar su posición. La actriz afirmó que el guion del anuncio fue escrito por ella misma y sostuvo que sus palabras se sacaron de contexto y se malinterpretaron, negando que su intención haya sido ridiculizar el sufrimiento de la población. “Jamás tuve el plan de burlarme de nadie con ese anuncio. Los oportunistas dijeron: ‘espérate un momentico, mira esto’, y lo llevaron por el contexto que ellos vieron, pero no el que yo quise dar. Que digan lo que quieran, yo soy un tronco de ser humano”, advirtió Belissa.
Cruz explicó que su participación se limitó al ámbito profesional y contractual de una campaña publicitaria, y que no buscaba emitir un mensaje político ni social. En sus declaraciones, insistió en que el objetivo era presentar una alternativa concreta dentro del mercado, no minimizar la gravedad de los apagones ni deslegitimar el descontento ciudadano. “Seguí trabajando con ellos, porque se vendieron todas las plantas eléctricas», confesó la actriz.
Amenazas y consecuencias personales
Más allá del debate público, la actriz denunció haber recibido amenazas directas, algunas de ellas con referencias explícitas a su integridad física y la de su hijo. De acuerdo con su testimonio, estos mensajes cruzaron la línea de la crítica y se transformaron en intimidaciones personales.
Cruz aseguró haber enfrentado la situación con serenidad y afirmó que decidió no dejarse paralizar por el miedo. Hasta el momento, no se ha informado si las amenazas fueron denunciadas formalmente ante las autoridades o si existe una investigación abierta sobre el origen de los mensajes.
El episodio pone de relieve el nivel de hostilidad que puede alcanzar el debate digital, especialmente cuando confluyen figuras públicas, crisis sociales profundas y narrativas altamente polarizadas.
La crisis energética como telón de fondo
El caso ocurre en medio de una de las etapas más complejas del sistema eléctrico cubano en los últimos años. Los apagones prolongados y recurrentes han afectado de forma directa la vida cotidiana, la actividad económica y el acceso a servicios básicos, generando un clima de desgaste social y frustración acumulada.
En ese contexto, la proliferación de soluciones privadas —como plantas eléctricas, paneles solares y baterías— ha abierto un debate sobre desigualdad, acceso y responsabilidad, especialmente cuando estas alternativas se promocionan públicamente en un país donde gran parte de la población no puede costearlas.
Impacto comercial y lectura social
La propia actriz aseguró que, pese a la controversia, la campaña logró vender la totalidad de los equipos promocionados, un dato que refleja tanto la demanda real de soluciones energéticas como la brecha existente entre quienes pueden acceder a ellas y quienes no.
Este resultado ha sido interpretado por analistas y usuarios como un reflejo del mercado emergente de “soluciones de emergencia” en Cuba, impulsado por la falta de respuestas estructurales al problema energético.
Una figura pública bajo escrutinio
El artículo también recuerda que Belissa Cruz ha estado involucrada recientemente en acciones de ayuda humanitaria, incluyendo labores de apoyo tras el paso del huracán Melissa por el oriente de Cuba, un antecedente que algunos usuarios han utilizado para contextualizar su imagen pública más allá de la polémica del anuncio.
El episodio ilustra cómo las figuras públicas en Cuba enfrentan un alto nivel de exposición y escrutinio, donde las fronteras entre trabajo profesional, opinión personal y responsabilidad social se difuminan rápidamente, especialmente en entornos digitales marcados por la tensión y la crisis.
Un debate que sigue abierto
Mientras continúan las reacciones, el caso de Belissa Cruz reabre preguntas sobre los límites de la publicidad en contextos de emergencia social, el rol de los artistas en campañas comerciales sensibles y la escalada de violencia verbal —y amenazas— en el debate público cubano.
Más allá del anuncio, el episodio evidencia un malestar profundo que trasciende a una actriz o una campaña y apunta a una crisis que sigue impactando, de manera desigual, a toda la sociedad.





