
Las proyecciones más recientes del mercado inmobiliario en Estados Unidos indican que 2026 podría marcar un antes y un después para quienes buscan adquirir vivienda. Tras años caracterizados por precios desbordados, inventario escaso y tasas hipotecarias elevadas, los analistas anticipan un escenario más estable y accesible que devolvería a los compradores una posición de mayor poder dentro del mercado.
Un mercado que comienza a desacelerarse tras años de sobrecalentamiento
Desde el inicio de la pandemia, el mercado inmobiliario estadounidense vivió uno de los períodos más intensos de su historia reciente. El auge del teletrabajo, la migración interna hacia estados del sur y del oeste, y la demanda excesiva respecto al inventario disponible generaron incrementos abruptos en los precios.
En algunos mercados como Miami, Austin, Tampa y Phoenix, los valores de venta se dispararon más de un 40 % en apenas dos años, impulsando una competencia feroz entre compradores y consolidando un mercado dominado por los vendedores.
Ese ciclo comenzó a transformarse cuando la Reserva Federal inició una serie de aumentos en las tasas de interés a partir de 2022. Con hipotecas más costosas y un entorno económico menos expansivo, la demanda empezó a ceder terreno, el inventario comenzó a recuperarse y los precios en ciertas regiones empezaron a mostrar señales de corrección.
Para 2024 y 2025, la compra de vivienda se había vuelto inaccesible para millones de familias, debido a la combinación de salarios estancados, inflación persistente y financiamiento elevado.
2026: el año del reequilibrio entre compradores y vendedores
Las estimaciones actuales coinciden en que 2026 podría traer un punto de inflexión para el mercado. Una de las razones principales es la tendencia a la baja en las tasas hipotecarias, que podrían situarse en torno al 6,3 %, por debajo del 6,6 % proyectado para finales de 2025.
«Será el año más equilibrado para el mercado de la vivienda desde la pandemia”, afirmó Jake Krimmel, economista senior de Realtor.com, eso quiere decir que tanto vendedores como compradores estarán en igualdad de condiciones en el negocio a diferencia de años anteriores.
Aunque el promedio seguiría estando lejos del 3 % observado en 2021, el descenso representa un alivio significativo para compradores que han postergado su entrada al mercado.
Paralelamente, se espera un incremento sostenido en el inventario de viviendas disponibles. La desaceleración de inversores corporativos, la finalización de proyectos de construcción postergados durante la pandemia y la reducción de la demanda generarán un mercado menos tenso y más competitivo en términos de precios. Este equilibrio, ausente desde al menos 2019, permitiría que los compradores negocien con mayor margen y accedan a un abanico de opciones más amplio.
Florida, el epicentro de las mayores correcciones
Aunque la tendencia general apunta a la estabilidad, no todas las regiones del país se comportarán de la misma manera. Los análisis señalan que 22 de las 100 principales áreas metropolitanas podrían experimentar caídas en los precios de venta durante 2026. Muchas de estas ciudades se encuentran en el sur y el oeste de Estados Unidos, con Florida como uno de los estados que encabeza la corrección.
En zonas como el corredor Cape Coral–Fort Lauderdale, las proyecciones indican que los valores podrían disminuir alrededor de un 10,2 %. Entre las principales causas figuran los elevados costos del seguro de vivienda, el exceso de desarrollos nuevos y la desaceleración del flujo migratorio interno que había impulsado la demanda durante la pandemia. Además, el desajuste entre los precios de mercado y los ingresos de los residentes ha provocado un enfriamiento natural de la actividad inmobiliaria.
“Estos lugares, entre otros, vivieron una auténtica fiebre durante la pandemia, así que parte de lo que proyectamos es que la demanda siga normalizándose”, añadió el economista.
Sin embargo, el comportamiento no será uniforme en Florida. Mercados como Miami y Tampa podrían experimentar ajustes moderados, mientras que zonas con demanda internacional sólida podrían mantener un ritmo de crecimiento estable. El estado se encuentra en un proceso de reacomodación, donde algunas áreas retroceden y otras consolidan su valor.
La mayoría de las ciudades continuará registrando aumentos moderados
A pesar de las caídas previstas en un grupo de mercados específicos, 78 de las principales ciudades del país continuarán mostrando aumentos en los precios, aunque de manera mucho más moderada que en años previos.
La mediana de crecimiento estimada se ubica en torno al 4 %, un porcentaje significativamente inferior al período 2020–2023, cuando algunas regiones registraron incrementos de dos dígitos en cuestión de meses. Esta desaceleración es interpretada por los expertos como señal de un mercado más sano y alineado con los fundamentos económicos.
Una comparación necesaria: del caos pandémico a la normalización
La evolución que se anticipa para 2026 contrasta drásticamente con la situación vivida desde 2020. Durante los años más críticos de la pandemia, el inventario de viviendas llegó a niveles históricamente bajos, mientras que la demanda se vio impulsada por una movilidad laboral sin precedentes y tasas hipotecarias excepcionalmente favorables. Ese escenario disparó una espiral alcista de precios que dejó a muchos compradores fuera del mercado y creó una burbuja de presión financiera en amplios sectores del país.
Los analistas coinciden en que la desaceleración actual no implica riesgo de una crisis como la de 2008. Las características estructurales del mercado son distintas: los compradores mantienen perfiles crediticios más sólidos, las regulaciones bancarias son más exigentes y no existe un exceso masivo de viviendas nuevas. Lo que se vislumbra para 2026 es una normalización progresiva, necesaria para corregir distorsiones acumuladas durante el ciclo pandémico.
Perspectivas económicas y proyecciones más allá de 2026
Si la tendencia se mantiene, Estados Unidos podría entrar en un período más predecible entre 2027 y 2028, caracterizado por una menor volatilidad, inventarios equilibrados y tasas hipotecarias que converjan hacia el rango del 5,8 % al 6 %.
Lo anterior abriría una ventana más estable tanto para compradores como para vendedores y permitiría a los gobiernos locales planificar de forma más eficiente su proyección de ingresos por impuestos inmobiliarios. Los expertos subrayan que este reacomodo, aunque pueda percibirse como una desaceleración, es fundamental para garantizar la sostenibilidad del mercado a largo plazo.




